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El Banco de España advierte de que el repunte de la inflación podría lastrar la recuperación económica

  • El supervisor reconoce que la situación económica "ha mejorado" y la incertidumbre a corto y medio plazo "se ha reducido"
  • No obstante, asegura que las vulnerabilidades y los riesgos de la economía permanecen todavía “en niveles elevados”

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Sede del Banco de España, en Madrid
Sede del Banco de España, en Madrid

El Banco de España ha reconocido que la situación económica española "ha mejorado" desde abril y, por ello, que la incertidumbre sobre la senda de crecimiento "se ha reducido" gracias al avance de la vacunación y el fin de las restricciones, si bien ha advertido de que el repunte de la inflación y las disrupciones en las cadenas globales de suministro podrían lastrar las expectativas de crecimiento a corto y medio plazo.

Así lo ha señalado el supervisor en el Informe de Estabilidad Financiera correspondiente a otoño, publicado este jueves, donde pone de manifiesto que el progreso en la campaña de vacunación, el levantamiento de las medidas de contención de la pandemia y el respaldo de las políticas económicas, así como la llegada de los fondos europeos, han permitido que la actividad "haya ido recuperándose progresivamente" desde la irrupción de la pandemia. Aunque no para todos, lamenta, ya que los sectores más afectados por la crisis se sitúan todavía "claramente por debajo del nivel de 2019".

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Entre ellos, se encuentran los ligados a la hostelería, el turismo, el transporte o fabricación de automóviles, que han acumulado los mayores incrementos de deuda bancaria y de crédito dudoso. Y es que, a pesar de que "por el momento" parece haberse evitado escenarios de aumentos significativos de quiebras empresariales, el Banco de España recuerda que la crisis no ha terminado y que las medidas extraordinarias de apoyo a la economía "todavía son muy importantes".

Por todo ello, el organismo aún ve lejos una recuperación completa de la actividad, debido a que existen "deterioros latentes" cuya materialización dependerá de la evolución de la economía y del ritmo de retirada de las medidas. Sin ir más lejos, su presidente, Pablo Hernández de Cos, ya anticipó en el mes de octubre una "revisión significativa a la baja" de las previsiones de crecimiento para este año, tras el ajuste del PIB del INE en el segundo trimestre, que pasó del 2,8 % al 1,1 %.

Riesgos y vulnerabilidades de la economía

Al mismo tiempo, el supervisor ha advertido de que las vulnerabilidades y los riesgos permanecen todavía “en niveles elevados”. Uno de ellos es la crisis de los suministros, provocada por el atasco del comercio mundial y que viene arrastrada desde el comienzo de la pandemia. Según apunta el supervisor, si los problemas de suministro observados recientemente en las cadenas globales de producción acaban lastrando la actividad económica mundial de una forma intensa y persistente, “ello afectaría también de forma más duradera a algunas ramas industriales en nuestro país”.

Otro riesgo a la baja sobre la actividad, advierte el organismo, “que ha ganado intensidad recientemente”, es el repunte de la inflación. El Índice de Precios de Consumo (IPC) adelantado subió en octubre y disparó su tasa interanual hasta el 5,5 %, lo que supone 1,5 puntos por encima de la tasa de septiembre y su nivel más alto en 29 años, debido el encarecimiento de la electricidad.

Se trata de una subida que, para el Banco de España es “transitoria”; no obstante, reconoce que la posibilidad de que el encarecimiento de las materias primas y algunos bienes intermedios “tenga una naturaleza menos pasajera de lo que se supone en la actualidad”, puede repercutir en las rentas de los hogares y empresas en términos reales y, su vez, desencadenar en una subida de precios. “Esa mayor persistencia podría dar lugar a una traslación de las subidas de costes a los precios finales y las demandas salariales, dando lugar a un repunte de la inflación de una naturaleza más intensa y duradera que la anticipada en este momento”, alerta el supervisor.

El informe también alude a determinadas incertidumbres crediticias, entre ellas, los préstamos del Instituto Nacional de Estadística (ICO), que la banca concedió por valor de 120.000 millones, o las moratorias que se dieron a familias para evitar los impagos. "Un 41 % de las operaciones avaladas por el ICO se ha acogido a la ampliación de plazo o de carencia, lo que pone de manifiesto la importancia de dicha medida. Este elevado número de empresas acogidas a extensiones podría estar señalando un riesgo latente que potencialmente se vería materializado a partir del segundo trimestre 2022", alerta el supervisor.

Por otro lado, el Banco de España estima en sus previsiones que la deuda pública se moderará "significativamente" en el medio plazo, aunque permanecerá elevada como consecuencia de la "necesaria y decisiva" respuesta de la política económica durante la pandemia de la COVID-19, lo que "hace vulnerable durante ese periodo" a la economía española ante un posible deterioro económico, reduciendo la capacidad de respuesta en caso de que se materialicen riesgos.

Sin perder la vista al cambio climático y a nuevas variantes

Además, el Banco de España invita a tener en cuenta "otro tipo de riesgos de más largo alcance", como son los relacionados con la digitalización de las finanzas y el cambio climático. "La digitalización no solo está generando nuevos productos financieros y alterando la organización de los mercados en los que estos se negocian, sino que también hace al sistema financiero más vulnerable a los riesgos cibernéticos", apunta.

Por su parte, el supervisor cree que el cambio climático también "puede tener efectos relevantes para la estabilidad financiera", tanto mediante la materialización de los riesgos físicos como de transición. Y añade: "Este análisis apunta así a la conveniencia de no demorar las actuaciones necesarias para lograr un modelo productivo sostenible medioambientalmente, que no contribuya a la materialización del cambio climático".

Todo ello se verá condicionado, no obstante, por la evolución de la pandemia y su consiguiente incidencia en la actividad económica, recuerda el Banco de España. "Esto podría conducir a la reinstauración de restricciones a la movilidad, o los riesgos asociados con efectos más persistentes de la crisis sobre el tejido empresarial y el empleo", añade. En contraposición, si la mejora de la situación sanitaria se consolida más rápido de lo previsto, "el crecimiento económico también podría acelerarse", principalmente, por una liberación más pronunciada por parte de los hogares de la bolsa de ahorro generada durante la pandemia o por una reactivación anticipada del gasto de los turistas extranjeros.