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Mandy Barker, la fotógrafa que convierte el plástico en arte

  • La fotógrafa británica lleva diez años recogiendo el plástico de los océanos y transformándolo en collages
  • El lecho marino está contaminado con unas 14 millones de toneladas de microplásticos, según un estudio australiano

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Barker utilizó balones recogidos de playas internacionales para realizar esta fotografía, expuesta en el ArtScience Museum de Singapur en septiembre de 2020
Barker utilizó balones recogidos de playas internacionales para realizar esta fotografía, expuesta en el ArtScience Museum de Singapur en septiembre de 2020

Mandy Barker creció en la costa de Reino Unido en un hogar cercano a la playa. El pasatiempo favorito de su infancia era recoger conchas a lo largo de la orilla, pero pronto la arena comenzó a estar también repleta de plásticos abandonados, algo que marcaría para siempre la vida de Barker. Fue entonces cuando su vocación salió a la luz: "No era una fotógrafa hasta que encontré plástico en la playa", declaró en una entrevista en Science Magazine.

La artista británica estudió una maestría en fotografía en la Universidad De Montfort y, desde hace más de 10 años, se dedica con su cámara a crear conciencia sobre la contaminación plástica en los océanos. Baker recoge el plástico que flota en el mar y baña las orillas y lo transforma en increíbles collages que han sido publicados por múltiples medios en más de 40 países diferentes, incluyendo las revistas Time y Vogue. Una misión para la que trabaja conjuntamente con científicos "porque de lo contrario sería arte sin ninguna razón".

Si estas imágenes se observan al detalle puede contemplarse que cada uno de los elementos que las componen son desechos plásticos, aunque se ocultan bajo la apariencia estética de la fotografía. Su trabajo tiene así como objetivo aumentar la conciencia pública sobre los efectos perjudiciales de la contaminación plástica marina, presentando la información de una manera accesible a través de sugerentes imágenes para informar y sensibilizar sobre el consumo excesivo de plásticos y sus consecuencias nocivas.

Durante su trayectoria, Barker ha recibido multitud de premios como el LensCulture Earth Award 2015 y el International Photography Award 2014 en la categoría Profesional Ambiental. También le han sido otorgadas diversas becas por su labor en la protección del medioambiente como la de la Royal Photographic Society en 2012, que marcó su reconocimiento al permitirle unirse a los científicos en una expedición de investigación para fotografiar la acumulación de desechos plásticos marinos en el océano Pacífico.

Sus trabajos más reconocidos

En sus más de diez años de trayectoria, Mandy Barker ha viajado por todo el mundo y ha sido testigo, junto con su cámara, de algunos de los peores desastres medioambientales experimentados en la última década.

Todo comenzó en 2010 con un primer proyecto, Indefinite, en el que la fotógrafa recogió diferentes objetos de plástico e investigó cuánto tiempo tardaban en degradarse en el océano. Fue entonces cuando descubrió que elementos como el poliestireno nunca se descomponen totalmente y decidió divulgar ese conocimiento a través de imágenes acompañadas del número de años de degradación que representaban para crear conciencia.

Más tarde, en 2011, empezó su conocida serie Soup. Soup o sopa es el término con el que se denomina a los detritos de plástico que flotan en el mar y se refiere particularmente a la acumulación de la famosa Isla de Basura situada en el centro del Pacífico Norte. En esta serie la fotógrafa dispone la basura recogida de costas internacionales y en el texto que las acompaña añade sus ingredientes (dientes de animales, cigarrillos, mordiscos...) como si de alimentos se tratasen.

En 2012 Barker se trasladó a China y estudió los efectos de la crisis de residuos en Hong Kong, donde recogió detritos de plástico de más de 30 playas durante tres años, hasta 2015. Juguetes, flores de plástico, envoltorios de alimentos... Son algunos de los elementos que formaron parte de una subserie de la anterior a la que llamó Hong Kong Soup: 1826 y que debe su nombre a las más de 1.826 toneladas métricas de residuos plásticos municipales que se depositaban en vertederos todos los días.

Ese mismo año, 2012, Mandy fotografió también Albatross, una composición de 276 piezas de plástico encontradas en el estómago de crías de albatros en las Islas Midway, uno de los 14 territorios no incorporados de los Estados Unidos de América.

La Copa Mundial de la FIFA 2014 fue otro momento que la fotógrafa aprovechó para concienciar sobre los residuos de la actividad humana. Cuatro meses antes del evento, Barker realizó un llamamiento a través de sus redes sociales con la intención de que los usuarios le hiciesen llegar pelotas y balones recogidos de las costas de todo el mundo. En total, recibió 768 balones recuperados del mar con los que creó diversas composiciones para su serie Penalty.

Uno de sus últimos trabajos más conocidos es también Beyond drifting (2016). En este proyecto Barker sigue los pasos del fotógrafo botánico del siglo XIX John Vaughan Thompson, que recolectó y estudió el plancton. La fotógrafa imita así las imágenes que tomó Vaughan trazando paralelismos entre los plásticos recogidos del mar y el plancton, ya que, según Mandy, ambos forman parte de la base de nuestra cadena alimentaria.

En 2050 habrá más plásticos que peces

En junio de este año Damià Barceló, director del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), lanzó una grave alerta en su discurso de investidura: "En 2050 se calcula que habrá más plástico que peces". Como lleva haciendo Mandy Barker desde hace más de una década, Barceló llamó la atención sobre el volumen de producción y consumo de plástico en el mundo, "unas cifras que han empeorado considerablemente a raíz de la COVID-19 por el uso masivo de mascarillas, guantes y material médico, entre otros".

En octubre de 2020 los científicos ya alertaban de que la cantidad de plástico existente en el lecho marino es 25 veces mayor de lo que se creía. Según un estudio de la Agencia de Investigación Científica Gubernamental Australiana (CSIRO), el lecho marino del planeta está contaminado con unas 14 millones de toneladas de microplásticos y se calcula que vertemos al mar al menos unos ocho millones de toneladas de plástico cada año, que tras descomponerse se convierten en diminutas partículas que ingieren los peces.

Greenpeace, por su parte, denunció también que cada año 12 millones de toneladas de basura llegan al mar y el 80% de ellas proceden de la tierra y no de actividades realizadas en el océano, como por ejemplo la pesca. Asimismo, la ONG informó que 9 de cada 10 aves marinas, una de cada tres tortugas marinas y más de la mitad de especies de ballenas y delfines han ingerido plástico en alguna ocasión. De hecho, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de todos los plásticos que llegan al mar cada año.