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El abismo libio: migrantes y refugiados atrapados en el caos a las puertas de unas elecciones

Noticia Documentos TV 
  • El país africano celebra elecciones el próximo 24 de diciembre
  • Tras la dictadura, cayó en una vorágine de conflictos, en la que migrantes y refugiados se ven atrapados

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Cientos de migrantes esperan en las calles a que alguien les ofrezca trabajo, pero ante el riesgo de ser víctimas de los traficantes
Cientos de migrantes esperan en las calles a que alguien les ofrezca trabajo, pero ante el riesgo de ser víctimas de los traficantes

Los libios se preparan para la celebración de elecciones presidenciales y legislativas el próximo 24 de diciembre, en medio de la inestabilidad que vive el país. El camino hasta llegar a ese día ha estado lleno de dificultades y quedan todavía escollos por superar.

Más de 90 candidatos se han registrado para las presidenciales, aunque varias decenas han sido excluidos por la Comisión Electoral, entre ellos el que quizás sea el más conocido fuera del país, Seif el Islam, hijo del dictador Muamar el Gadafi.

Seif el Islam estaba llamado a suceder a su padre, y su apelación en contra de esa decisión está todavía pendiente de resolución. También tiene abierta una causa porque está acusado de crímenes de guerra, al igual que otro de los principales candidatos, el general Khalifa Hafter, hombre fuerte del este del país que se proclamó en 2014 jefe del Ejército Nacional Libio.

Para las legislativas se han presentado más de 1.300 candidatos. Los comicios son vistos como una oportunidad para iniciar una etapa de estabilidad y paz, aunque habrá que esperar las reacciones de los contendientes tras conocerse los resultados. Nadie descarta nuevos enfrentamientos. Libia sigue siendo un país fragmentado entre el este y el oeste en un conflicto en el que están implicados diversos países, que apoyan a uno u otro lado, un gran número de milicias y combatientes extranjeros.

Equipo de TVE desplazado a Libia en diciembre de 2020

Equipo de TVE desplazado a Libia en diciembre de 2020

El pasado 17 de febrero, Libia celebraba el décimo aniversario del inicio de la revolución que, con el apoyo de la OTAN, acabó con el régimen del dictador Muamar el Gadafi. Tras el final de la dictadura, la división, la inestabilidad y el conflicto han sido permanentes, incluidas tres guerras civiles. La última concluyó el pasado mes de junio.

Documentos TV en Libia

El país es hoy un estado fallido. En ese caos de violencia, corrupción, falta de ley y orden, los traficantes de seres humanos, los criminales, la delincuencia organizada y las milicias armadas actúan de forma impune. Los más vulnerables, los migrantes y refugiados que llegan a Libia en busca de una vida mejor, de refugio o de camino a Europa, terminan atrapados.

Me rompieron los dedos, me rompieron la boca, incluso ahora a veces estoy mareado porque me golpeaban la cabeza

Muchos sufren malos tratos, torturas, violaciones, esclavitud o secuestro a manos de los traficantes, las milicias o por los guardianes de los centros de detención. "Me rompieron los dedos, me rompieron la boca, incluso ahora a veces estoy mareado porque me golpeaban la cabeza", contó a Documentos TV, Ali Mahmud Ahmad, de Somalia.

Cinco continentes - «El abismo libio» - Escuchar ahora

"Libia ha sido un destino para el movimiento humano a lo largo de los siglos. En los últimos años, se ha vuelto más siniestro porque ahora hay redes de delincuencia que comercian con seres humanos", asegura Yacoub El Hillo, ex jefe adjunto de UNSMIL (Misión de Apoyo de la ONU a Libia). Y añadió: "Se trata de un negocio multimillonario, muy extendido en los países de origen, de tránsito y de destino".

La Safe House de Bani Walid

En Bani Walid hay una casa de acogida, la "Safe House", para migrantes y refugiados. Muchos de los que llegan allí han pasado por un infierno en el camino.

Se trata de un negocio multimillonario, muy extendido en los países de origen, de tránsito y de destino

Bani Walid está en la ruta que cogen los migrantes desde el sur de Libia hacia la capital, Trípoli, en la costa mediterránea. La ciudad fue uno de los últimos feudos gadafistas en caer y hoy es una de las plazas fuertes de los traficantes. Hussein Kheir, profesor durante el régimen de Gadafi, fundó hace unos años este centro y ahora dedica sus esfuerzos y su vida a los migrantes. "Estas personas han sido maltratadas y han sufrido todo tipo de abusos que un ser humano es capaz de infligir. Son muchos los problemas a los que se han enfrentado las mujeres o que han visto o les han sucedido, como abusos sexuales", nos explicó.

Hussein Kheir, profesor y fundador del centro de acogida de migrantes y refugiados

Hussein Kheir, profesor y fundador del centro de acogida de migrantes y refugiados DOCUMENTOS TV

En la "Safe House" hablamos con la nigeriana Halima Wilhem. Perdió a su hija cuando apenas tenía dos meses. Nos contó que vino a Libia porque una amiga le aseguró que encontraría trabajo y ganaría dinero, pero que el viaje fue terrible, que incluso una amiga murió en el desierto y que dejaron su cuerpo allí, abandonado.

Y el gambiano Ali Henry Okosun, que fue secuestrado por los traficantes, nos mostró una herida en su rostro y un diente roto, resultado de las palizas que le dieron hasta que su familia pagó por su liberación. Halima y Ali Henry trabajan en Bani Walid, pero seguían pensando en ir a Europa cuando ahorren lo suficiente para pagar a los traficantes.

No es un día cualquiera - El abismo libio - Rosa María Calaf - El café de las 9 - 21/03/2021 - Escuchar ahora

Cuando al día siguiente volvemos al centro, nos dimos de bruces con las condiciones en las que llegan muchos.

Estas personas han sido maltratadas y han sufrido todo tipo de abusos que un ser humano es capaz de infligir

Hamsa Ahmad de Somalia y un amigo habían aparecido por la noche, tras ser abandonados por los traficantes a su suerte después de pagar 8.500 dólares por su libertad. Habían estado encerrados un año en un hangar. Su aspecto recuerda a los supervivientes de los campos de concentración. Estaban todavía muy desorientados. Sólo Hamsa era capaz de hablar algo. Con palabras y frases sueltas, nos dijo que habían pasado por un infierno, que les pegaban, no les daban de comer ni de beber y que no veían el sol.

Hamsa Ahmad de Somalia, aún desorientado tras pasar un año encerrado en un hangar

Hamsa Ahmad de Somalia, aún desorientado tras pasar un año encerrado en un hangar DOCUMENTOS TV

Cerca de Bani Walid está el llamado cementerio de los africanos. Lo fundó la asociación Al Salam (la paz) para enterrar de forma digna a los migrantes que pierden la vida en su odisea y acaban tirados en cunetas o calles de la ciudad o en el desierto. En el lugar yacen ya varios centenares de almas. Pero no se sabe nada de los fallecidos, ni su nombre, ni su origen ni la historia de su vida. Un simple número identifica cada una de las tumbas.

El retorno voluntario

Según la IOM, la Organización Internacional para las Migraciones, desde 2015, más de 50.000 migrantes han retornado voluntariamente a sus países de origen desde Libia. La IOM se encarga de organizar el regreso a sus hogares de aquellos que deciden poner fin a su dramática aventura. "Algunos quieren volver debido a su situación médica o a su salud, otros por razones económicas, porque no pueden encontrar trabajo. Y los hay que no pueden soportar la inestabilidad de la situación en Libia y la inseguridad", explicó a Documentos TV, Juma Benhassan, oficial de operaciones de la IOM en Libia.

Salim Nyariga, un joven gambiano, ha solicitado el retorno voluntario a su país

Salim Nyariga, un joven gambiano, ha solicitado el retorno voluntario a su país DOCUMENTOS TV

En la sede de la IOM en Trípoli nos encontramos a Salim Nyariga, un joven gambiano, que fue a solicitar el retorno voluntario a su país. Nos contó que ya no puede más, que ya no podía más, que ya no persiguía ningún sueño europeo, que la experiencia había sido dramática y que un traficante estuvo a punto de matarlo.

Quería regresar y conocer en persona a su hija que nació cuando él ya había iniciado el backway, como se llama en Gambia a la migración irregular. Salim ya regresó a Gambia hace unos meses y ha empezado una nueva vida después de adquirir, con ayuda de la IOM y de amigos, un coche y la licencia para trabajar de taxista.

Ali Mahmud Ahmad cuenta que lo ha perdido todo: a su mujer, la libertad, el tiempo y que es incapaz de sentir emociones por las muertes que ha vivido

Ali Mahmud Ahmad cuenta que lo ha perdido todo: a su mujer, la libertad, el tiempo y que es incapaz de sentir emociones por las muertes que ha vivido DOCUMENTOS TV

Todavía es más terrible si cabe la historia del somalí Ali Mahmud Ahmad al que los traficantes encerraron durante meses y le pegaban a diario para que llamase a su familia y pagase el rescate. Su mujer murió en enero de 2020 en Libia. Nos dijo que lo ha perdido todo, a su mujer, la libertad, el tiempo, y que su corazón era como una piedra y que era incapaz de sentir emoción de tanta muerte que había visto. Unas semanas después fue repatriado y ahora se encuentra en un país africano intentando rehacer su vida.

La ruta más peligrosa y mortífera

La intención de la mayoría de los migrantes ha sido siempre quedarse en Libia y ganar dinero. Pero la situación se ha complicado cada vez más para ellos desde la caída de la dictadura. Más de 700.000 migrantes y refugiados se encuentran en el país africano. ACNUR tiene registrados como refugiados o solicitantes de asilo a algo más de 48.000, aunque el número real es mucho mayor.

"Libia no tiene una ley de asilo, por lo que los refugiados y los solicitantes de asilo son tratados como migrantes ilegales. Pueden ser detenidos y encarcelados. No hay proceso judicial cuando son detenidos", explicaba Caroline Gluck, responsable de las relaciones externas de ACNUR en Libia.

Libia no tiene una ley de asilo, por lo que los refugiados y los solicitantes de asilo son tratados como migrantes ilegales

Los que deciden seguir hacia Europa se arriesgan a morir ahogados o a verse de nuevo atrapados en el laberinto libio, si son rescatados o interceptados por la guardia costera. Y así pueden acabar en los centros de detención, donde las condiciones son también terribles. En 2020, 11.891 migrantes o refugiados fueron interceptados por la guardia costera libia y devueltos a Libia.

"No es un país seguro para enviar a la gente de vuelta porque el conflicto, junto con la COVID y las acciones de las redes criminales, no hacen de Libia un lugar seguro al que devolver a la gente. Los centros de detención son centros de inhumanidad en los que se cometen graves violaciones, extorsiones, secuestros, malos tratos y se violan los derechos a plena luz del día", aseguraba Yacoub El Hillo, ex jefe adjunto de UNSMIL.

El mundo ha fracasado en su intento de frenar y cortar esta actividad criminal y reducir estas redes criminales

La del Mediterráneo Central es la ruta más violenta y mortífera y la más peligrosa. Desde 2013 y hasta 2020, más de 17.0000 migrantes y refugiados murieron en el Mediterráneo Central intentando llegar a Europa desde Libia. En 2020, fueron más de 800.

"Hay una expansión de las redes, una multiplicación de las rutas, una innovación en los medios que se están utilizando para trasladar a las personas a través de diferentes vías y llevarlas a los puntos de concentración desde los que se embarcan en los botes e intentan cruzar a Europa. Y creo que el mundo ha fracasado en su intento de frenar y cortar esta actividad criminal y reducir estas redes criminales", sentencia Yacoub El Hillo.