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Premios Goya

Los Goya 2020: 'Dolor y Gloria' aspira a la victoria mientras Málaga sueña con Pepa Flores

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Cinco películas de "guerra" para un Goya

El cine español puede presumir de calidad en 2019 y ya solo queda la guinda: la Gala de los Goya. La celebración del sector viaja a Málaga, donde el Palacio de deportes José María Martín Carpena, reconvertido laboriosamente en auditorio, acoge la 34 edición de los premios de la Academia de cine que, como siempre, son mucho más: un espectáculo televisivo, un desfile de moda, discursos emotivos y actuaciones musicales (en directo en La 1 y RTVE.es; con mulltiseñal de alfombra roja desde las 18:00h y gala desde las 22.00h).

Sílvia Abril y Andreu Buenafuente repiten como conductores y como valores seguros tras la gala de 2019, la más vista de los últimos nueve años, convocando a 3.819.000 espectadores (26,2% de cuota de pantalla). Las actuaciones confirmadas son las de Amaia, Pablo Alborán, Jaime Cullum, Rayden, Celia Flores, y el reparto de A Chorus Line, el musical del teatro malagueño de Antonio Banderas.

Dolor y gloria vs. La trinchera infinita

El año del regreso de Almodóvar a la senda de los reconocimientos con su jugueteo autobiográfico en Dolor y gloria (premio de interpretación en Cannes, nominaciones al Globo de Oro y Oscar incluidos) indicaba un camino de rosas hasta unos Goya que no gana desde 2006 con Volver. Hasta que La trinchera infinita se impuso en los Premios Forqué (votados por productores españoles, que también suman en los Goya) y abrió el debate de un nuevo desencuentro de Almodóvar con la Academia.

En todo caso, La trinchera infinita, crónica absorbente de un topo encerrado durante 30 años, es posiblemente la mejor película de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, una sociedad creativa con buena sintonía con los gustos de los académicos: Handia logró 10 estatuillas y Loreak fue seleccionada para competir en los Oscar. El reparto entre la cinta de Almodóvar y la del trío vasco de los, tradicionalmente ligados, premios de película y dirección no es descabellado: los Goya, de hecho, lo están convirtiendo en costumbre (en 2019 con Campeones y Rodrigo Sorogoyen; en 2017 con Tarde para la ira y J.A. Bayona).

Menos opciones -en los premios principales- parece tener Mientras dure la guerra, modélica cinta histórica de Alejandro Amenábar sobre el encuentro de Unamuno y Franco, aunque comparta con Dolor y gloria el mismo número de nominaciones (16), cuatro para el mismo Amenábar (película, dirección, guion y banda sonora). E igual sucede para las otras dos candidatas mejor película: Lo que arde, de Oliver Laxe, es la gran noticia de un cine español de calidad fuera de foco; e Intemperie, de Benito Zambrano, drama de posguerra con aroma a western.

Esperando el milagro de Pepa Flores

Uno de los grandes interrogantes es, paradójicamente, el ya anunciado Goya de Honor a Pepa Flores 'Marisol'. ¿Irá a recogerlo? La lógica, y las décadas de retiro voluntario y elocuente silencio público dicen que no, pero la Academia porfía hasta el último segundo. Un momento de suspense, inédito en la historia de casi cualquier gala de premios. Si se manifiesta, el terremoto en el Martín Carpena superaría al de un triple del Unicaja en el último segundo de la final de la Euroliga.

Antonio Banderas ya tiene un Goya de Honor, pero si confirma su condición de favorito como mejor interpretación masculina, sería casi otro homenaje, esta vez en casa, aunque la estrella española más importante de los últimos 40 años (junto a Javier Bardem) no necesite ninguna consagración. La auténtica emoción se encuentra en la categoría de mejor interpretación femenina con el duelo de Marta Nieto (premiada en Venecia por Madre), Belén Cuesta (premiada en los Forqué por La trinchera infinita) y Greta Fernández (Concha de Plata por La hija de un ladrón). La cuarta nominada es Penélope Cruz, la actriz más nominada de la historia de los goya, por lo que, en puridad, es una interpretación de reparto en Dolor y gloria.

Las nominadas al Goya a mejor actriz: cuatro personajes incontestables

Presencia política en una gala no politizada

Pedro Sánchez será el segundo presidente del Gobierno en acudir a los Goya (tras Rodríguez Zapatero en 2005) y estará acompañado del nuevo ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, y el de Consumo, Alberto Garzón. También la diputada de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juan Manuel Moreno, han confirmado la invitación que la academia cursa a los grupos con representación parlamentaria, y que solo Vox ha declinado públicamente.

No se esperan reivindicaciones políticas del sector en una gala que se ha ido progresivamente despolitizando en la última década, salvo la gala feminista de 2018. Nada resume mejor la situación del sector que del propio director de la Academia de Cine, Mariano Barroso: un cineasta que hace series. El año pasado la institución rechazó por el momento ampliar sus premios a la ficción televisiva. El sector de ficción audiovisual ha repuntado en cifras generales en el último lustro, pero el cine es su pata más frágil.

De las cinco nominadas a mejor película, dos han sido un éxito en taquilla: Mientras dure la guerra y Dolor y gloria (sumando la taquilla mundial), mientras que las otras tres han tenido números modestos. Si hay que lamentar la debilidad de las salas o celebrar la abundancia presupuestaria de las nuevas pantallas centrará el discurso institucional de Barroso. Si se pone nostálgico, siempre podrá citar a Salvador Mallo: "Sin el cine, mi vida carece de sentido".