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Riesgo de guerra comercial

Pekín amenaza con aranceles selectivos a EE.UU. para empujar a Washington a negociar

  • Supondrían 3.000 millones de dólares y afectarían a 128 productos de EE.UU.
  • También advierte que podría emprender medidas legales ante la OMC
  • China asegura que no quiere una guerra comercial, aunque "no le tiene miedo"

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Empleados chinos observan varios bloques de acero candente en una planta de la provincia de Shandong
Las tarifas aduaneras de EE.UU. sobre el acero y aluminio chino han entrado en vigor este viernes.

El choque de trenes entre Washington y Pekín está más cerca, después de que China haya anunciado posibles aranceles de hasta 3.000 millones de dólares (2.400 millones de euros) a 128 productos estadounidenses como respuesta a las tarifas aduaneras impuestas por la Administración Trump al acero y el aluminio. La cuantía menor de esas tarifas y la selección de productos a los que se aplicarían indican que, más que una auténtica represalia, podría tratarse más de un aviso al Gobierno de Trump para forzarle a negociar y evitar una escalada del enfrentamiento.

Mientras tanto, el presidente estadounidense prometió este jueves gravámenes para otros 1.300 productos procedentes de China para contrarrestar sus "prácticas injustas" en el comercio tecnológico, lo que elevaría la factura de exportaciones chinas a EE.UU. hasta los 60.000 millones de dólares (48.600 millones de euros).

Y este viernes, su Gobierno ha presentado una denuncia contra China ante la OMC por este mismo problema.

Este cruce de sanciones y amenazas ha extendido el temor en los mercados financieros a una guerra comercial. Las principales Bolsas asiáticas y europeas han seguido la estela de Wall Street del jueves, y terminan esta semana con fuertes caídas.

"China no quiere una guerra comercial, pero no le tiene miedo"

Desde Pekín se trata de rebajar tensión, al mismo tiempo que enseña los dientes con una pequeña muestra del daño que puede hacer una confrontación abierta.

"China no quiere una guerra comercial, pero no le tenemos miedo en absoluto. Tenemos la confianza y la capacidad de afrontar cualquier reto", ha subrayado la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, en rueda de prensa en Pekín.

El régimen chino asegura que ha intentado sin éxito negociar con Washington porque quiere resolver el conflicto mediante la negociación y evitar así que se dañen las relaciones bilaterales. Por eso, ha destacado que se mantienen canales de comunicación abiertos con Washington.

"Han infravalorado la capacidad de China para salvaguardar sus legítimos derechos e intereses y este es el coste que EEUU tiene que pagar por sus acciones imprudentes", ha avisado Hua ante los periodistas.

Tarifas arancelarias sobre productos estratégicos

Poco antes, el Ministerio de Comercio del gigante asiático había anunciado que estudia la imposición de aranceles por valor de 3.000 millones de dólares a productos estadounidenses como el aluminio reciclado, carne de cerdo, vinos, frutos secos, fruta o tubos de acero.

"Las tarifas a productos por valor de 3.000 millones parecen poco contundentes si lo comparamos con la amenaza de Trump de aplicar tarifas por valor de 60.000 millones. Sin embargo, la respuesta de Pekín parece ser muy hábil", ha comentado a Efe Alex Fusté, economista jefe del banco andorrano Andbank.

Aunque el Ministerio de Comercio chino no ha detallado los productos a los que podrían aplicarse las tarifas, los analistas opinan que se enfocarán principalmente a productos agrícolas, "con los que podría infligir un gran daño a los productores estadounidenses", según Fusté.

"Las decisiones siempre se utilizan para enviar señales y las señales que Pekín estaría enviando con una respuesta tarifaria por un valor de sólo 3.000 millones de dólares son esencialmente tres: responderemos, tenemos más capacidad para golpear y no queremos una escalada de la confrontación", resume el economista.

A cierre de 2017, el superávit comercial de China con EEUU era de 1,87 billones de yuanes (288.000 millones de dólares, 239.000 millones de euros), lo que supuso un aumento del 13 % respecto al ejercicio anterior en el primer año de la presidencia de Trump.

Según el Ministerio de Comercio chino, estas medidas se aplicarían "para equilibrar las pérdidas causadas a los intereses chinos por los aranceles de EE.UU. sobre las importaciones de acero y el aluminio".

Además, tampoco descarta emprender medidas legales en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al considerar que estas restricciones impuestas por EEUU interfieren en el orden del comercio internacional.

Aranceles casi exclusivos para China

El jueves, el presidente Donald Trump firmó un memorándum para imponer nuevos aranceles a China por valor de hasta 60.000 millones de dólares anuales por supuestas afrentas a la propiedad intelectual estadounidense. Esas nuevas tarifas se someterán a consultas, pero de aplicarse se sumarían a los polémicos aranceles a las importaciones de acero y aluminio, que han entrado en vigor en la madrugada de este viernes.

Al mismo tiempo que enfocaba las medidas comerciales restrictivas sobre China, Trump decidía dejar fuera de ellas a sus socios norteamericanos -Canadá y México-, así como a todos los países de la Unión Europea, Australia, Corea del Sur, Brasil y Argentina.

Más allá de las presiones ejercidas por sus respectivos gobiernos, Trump citó diferentes motivos para eximir a estos países de las nuevas cargas arancelarias. Por ejemplo, una de las razones que dio para dejar fuera a Argentina fue su apoyo a la política de seguridad de Washington en América Latina y, más concretamente, a la estrategia ante la "amenaza" de Venezuela.

Según las cifras de importaciones de 2017 (30.000 millones de dólares en acero y 17.000 millones en aluminio) y sin tener en cuenta los países eximidos, los aranceles generarán unos 9.000 millones de dólares para EE.UU.