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Francia reducirá su gasto público en 21.000 millones en 2015, pero no cumplirá con el déficit

  • Retrasa hasta 2017 la rebaja del déficit público por debajo del 3%
  • Caerá su recaudación por la disminución de cotizaciones e impuestos
  • La UE había pedido a París que cumpliera sus compromisos de déficit

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El ministro de Finanzas, Michel Sapin, durante la presentación del presupuesto 2015
El ministro de Finanzas francés durante la presentación este miércoles del presupuesto 2015.

El gasto público de Francia se reducirá en 21.000 millones de euros el año que viene, pero no se notará en el déficit público del país, que apenas se reducirá respecto a 2013, ya que también disminuirán los ingresos por cotizaciones que pagan las empresas y por otros impuestos. Así se desprende de presupuesto de 2015 presentado este miércoles por el Gobierno francés, que tendrá que convencer a la próxima Comisión Europea de su determinación para sanear las cuentas públicas pese a que confirma el retraso en dos años la rebaja del déficit por debajo del 3%.

Esa disminución del gasto se inscribe en el plan de estabilidad diseñado por el Ejecutivo del primer ministro, Manuel Valls, que prevé recortar 50.000 millones a lo largo de tres años.

Consecuencia de débil crecimiento y baja inflación

En una rueda de prensa, el ministro de Finanzas, Michel Sapin, ha asegurado en una conferencia de prensa que el Ejecutivo cumple "impecablemente" con el gasto, pero que el déficit está siendo y va a ser más elevado de lo que se había anticipado por la conjunción excepcional de un crecimiento débil y una muy baja inflación.

"Hemos decidido adaptar la senda de reducción del déficit a la situación económica del país", ha explicado el responsable de Finanzas.

En el proyecto de presupuesto para 2015, y sobre una previsión de crecimiento económico del 1%, el déficit se situará en el 4,3% del PIB (75.700 millones de euros), una décima menos del de este año, que tuvo que ser revisado al alza en septiembre ante la evidencia de una recuperación más que decepcionante.

Michel Sapin ha señalado que el déficit debería bajar al 3,8% en 2016 y al 2,8% en 2017, y eso gracias a una aceleración del crecimiento económico, del 1,7% en 2016, del 1,9% en 2017, para consolidarse en el 2 % en los dos ejercicios siguientes.

En cuanto al déficit estructural -que no tiene en cuenta los efectos coyunturales, como los de la crisis- su equilibrio no se alcanzará hasta 2019, es decir dos años más tarde de lo previsto hasta ahora.

Sapin ha insistido en que los recortes masivos de cotizaciones para las empresas y las rebajas fiscales (las primeras en cinco años) que van a beneficiar nueve millones de contribuyentes se van a financiar con ahorros en la partida de gastos.

Rechazo de la austeridad

Pese a esos recortes, el ministro ha hecho hincapié en que "rechazamos la austeridad". Así, ha recordado que el Banco Central Europeo (BCE) ha hecho cosas para hacer frente a las amenazas de deflación y eso "tiene efectos".

"¿Qué hacemos nosotros con el presupuesto? -se preguntó retóricamente- ¿Seguimos exactamente como cuando había que luchar contra las deudas públicas y los riesgos de estallido de la zona euro, o tenemos que actuar en función de la situación actual para recuperar el crecimiento indispensable?".

La cuestión, a su juicio, es "a qué ritmo" tienen que proseguir en el recorte de los números rojos y cuál debe ser el comportamiento de los países que están en situación de superávit porque tuvieron el valor de hacer "las reformas indispensables", en una clara alusión a Alemania.

Este es el planteamiento del debate abierto en la UE y de la negociación que París va a llevar a cabo con la nueva Comisión Europea y con sus socios comunitarios para determinar si los recortes franceses son creíbles y suficientes en el contexto actual.

Sube el impuesto al gasóleo y habrá peaje para camiones

En el terreno de los impuestos, una de las medidas que se han visto confirmadas en el presupuesto es un incremento de la fiscalidad del gasóleo en dos céntimos de euro por litro, que se dedicarán a la financiación de infraestructuras de transporte, al igual que lo que se recaude del futuro peaje a los camiones que circulan fuera de las autopistas.

Al mismo tiempo, dejarán de pagar el impuesto sobre la renta los que tienen unos ingresos de entre 6.000 y 12.000 euros, y para el resto, esos primeros ingresos dejarán de estar sometidos al tipo actual del 5,5%, lo que tendrá un costo de unos 3.300 millones de euros.

Según las proyecciones del Ejecutivo, la deuda pública va a seguir aumentando en términos relativos hasta 2016, cuando alcanzará un máximo del 98%, y a partir de ese momento debería empezar a bajar.

Este martes se conocieron las cifras del segundo trimestre, cuando la deuda pública francesa superó el listón psicológico de los 2 billones de euros -para situarse en 2,0237 billones-, el 95,1% del PIB. Esta cantidad duplica la que había hace diez años.