Enlaces accesibilidad

Irlanda trata de encarrilar, a trompicones, una salida a la crisis económica

  • Alarma por la debilidad del sector hipotecario y la creciente deuda pública
  • El Gobierno, a punto de poner fin al rescate, no podrá evitar recortes adicionales

Enlaces relacionados

Por
Sucursal del Anglo Irish Bank en Belfast.
Sucursal del Anglo Irish Bank en Belfast.

Es el ‘estudiante aplicado’, el ‘buen alumno’ de Bruselas. Comisarios, funcionarios y diplomáticos europeos han ensalzado a Irlanda, tanto en público como en privado, como el modelo a seguir, el ejemplo de éxito del rescate, de que la receta de la austeridad es la acertada.

Sin embargo, esta satisfacción inicial se ha diluido en los últimos meses y ha dado paso a la zozobra, en especial tras encadenar tres trimestres en recesión, en un momento en el que Dublín parecía enfilar la recuperación económica.

Irlanda cosechó cinco trimestres consecutivos entre 2011 y 2012 con cifras de crecimiento -que llegaron a alcanzar el 3,5%-, un ritmo impensable estos años en los demás países rescatados. La tasa de paro en 2012 disminuyó un punto y el Gobierno logró reducir el déficit, esa parcela en la que Bruselas ha depositado toda esperanza de recuperación, del 11,5% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2009 al 7,6% en 2012, siempre sin contar la ayuda financiera a los bancos.

Irlanda ha estado bien considerada en Bruselas y en las capitales de la eurozona porque actuó pronto y porque ha cumplido con la mayoría, si no con todos, los objetivos establecidos por la troika”, ratifica Tony Connelly, corresponsal en Bruselas de la cadena pública irlandesa, RTÉ.

“La economía de Irlanda ha sido mucho más abierta y flexible que otras como Grecia y, por ello y por sus esfuerzos, se ha ganado las alabanzas”, añade.

En esta misma línea argumenta el exinvestigador de la Reserva Federal y del Fondo Monetario Internacional, y profesor del Trinity College, Philip Lane: “La principal de las lecciones que sacamos de Irlanda es que una estrategia gradual en aplicar la austeridad es más proclive a ser sostenible que pretender hacer mucho demasiado rápido”.

Problemas, de nuevo, con las hipotecas

“Una sombra que yace todavía sobre Irlanda es su sector hipotecario. Decenas de miles de propietarios están luchando para pagar sus hipotecas y están incurriendo en retrasos”, resalta Connelly.

Es la resaca de una burbuja inmobiliaria que, a diferencia de la española, impregnaba gran parte del sistema bancario. El sector inmobiliario llegó a suponer casi ocho veces el PIB de Irlanda. El Estado irlandés se vio obligado a rescatar los principales bancos del país, al borde de la quiebra, y después, como consecuencia, a imponer una dura agenda de recortes y ajustes que, hasta hoy, ha generado un ahorro público unos de 28.000 millones de euros.

Esta ronda de recortes ha provocado que, en los dos últimos años, los retrasos en los pagos de las hipotecas se hayan duplicado y afecten ya al 12% de los préstamos concedidos para la compra de una vivienda, esto es más de 18.000 millones de euros (equivalente al 11% de su PIB).

Existe el peligro de que el Gobierno tenga que recapitalizar los bancos con dinero público otra vez

Las familias irlandesas, sacudidas por los recortes y subidas de impuestos, han sufrido una notable pérdida del poder adquisitivo y se han visto obligadas, en muchos casos, a renegociar sus préstamos.

Según Connelly, los bancos “no han dado directamente con el problema” y advierte de que “existe el peligro de que, si el problema persiste, el Gobierno tenga que intervenir de nuevo y recapitalizar los bancos con dinero público”.

Una hipótesis que el ‘taoiseach’, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, ha eludido. Complicaría la última fase del rescate y acrecentaría la ya de por sí hinchada deuda pública irlandesa, su principal talón de Aquiles: desde 2008, la deuda de Irlanda ha trepado del 44,2% del PIB hasta el 117,4% en 2012, según los datos de la Agencia Nacional de Gestión del Tesoro. Este año, podría sobrepasar la cifra récord de 124% del PIB.

Para Lane, “Irlanda sigue siendo financieramente vulnerable. Los niveles de deuda pública son muy altos y el riesgo que representan los préstamos susceptibles de ser morosos en el sistema bancario es importante”.

“Aunque se han realizado muchos progresos, todavía está expuesta a futuros ‘shocks’ negativos”, matiza, en el mismo sentido que numerosos analistas anglosajones y alemanes, que opinan que todavía perduran cierto escepticismo en los mercados desde 2012, cuando Italia y España se hallaban en el foco de los embates.

Ayuda para salir del rescate

Las dudas sobre la recuperación de Irlanda se han avivado al mismo tiempo que ha asaltado la posibilidad de que el país necesitara un apoyo adicional para salir del programa de rescate con el pie correcto en diciembre.

“Irlanda no quiere desviar la atención al hecho de que podría necesitar ayuda adicional. Si la OMT (el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo) se acuerda con el BCE, lo más probable es que también participe el Fondo Monetario Internacional y ello implicará más condiciones, algo que resultaría muy duro políticamente para el Gobierno”, explica Connelly.

Irlanda no quiere desviar la atención al hecho de que podría necesitar ayuda adicional

Fue a comienzos de 2013 cuando el ministro de Finanzas, Michael Noonan, sugirió que podrían aplicar a la OMT,  convirtiéndose así en el primer país en hacerlo, a fin de apuntalar la conclusión del programa de rescate. No obstante, el profesor Lane descarta que el Gobierno tenga que verse obligado, si bien reconoce que podría tener que recurrir al programa del BCE si “el mercado de la deuda vuelve de nuevo a la inestabilidad”.

Por el momento, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha confirmado que la “salida gradual” del programa de ayuda financiera de Irlanda vendrá acompañada de “medidas de apoyo”, habida cuenta del “buen trabajo” realizado por el Gobierno irlandés durante el programa de rescate.

Una ayuda financiera que  el ministro Noonan ha cifrado de 10.000 millones de euros. “Si tenemos una línea de crédito equivalente al déficit de un año, en otras palabras alrededor de 10.000 millones de euros, si algo ocurre… tendremos fondos para un año de déficit para permitir que trabajar con ello”, declaró el 6 de septiembre el titular de Finanzas irlandés.

Fin del rescate pero no de la austeridad

En esta tesitura, se avecinan más ajustes y recortes en Irlanda, con una población hastiada por la austeridad y renuente a acatar los mandatos de la troika -Comisión Europea, BCE y FMI-. Una operación que el Gobierno teme que exacerbe aún más el euroescepticismo entre los irlandeses y que remate el desplome en los sondeos del Fine Gael, el partido de Kenny, y del Partido Laborista, el socio de la coalición.

“Los elogios no han caído tan bien entre la ciudadanía irlandesa, que los consideran condescendientes en un momento en el que mucha gente está sufriendo los efectos de la austeridad”, observa Connelly, sobre las alabanzas recibidas desde la Unión Europea (UE) por la aplicación de los recortes y reformas acordados a cambio del rescate de 85.000 millones de euros.

El pueblo irlandés ya ha expresado en reiteradas ocasiones en las últimas décadas su aversión al dictado de la UE. En sendos referéndum rechazó el Tratado de Niza y Lisboa, éste último sucedáneo de la también rechazada Constitución Europea de 2004.

Frente a la negativa del Ejecutivo a promulgar más ajustes, el Banco Central de Irlanda se ha erigido como adalid de las políticas de austeridad. Lane respalda su postura que, dice, se escuda en el propósito de evitar que el programa de rescate se alargue. “El plan de austeridad es, ya de por sí, bastante gradual. Un retraso en el programa podría tener beneficios políticos a corto plazo pero es perjudicial en términos de incertidumbre sobre el compromiso del Gobierno de concluir sus deberes”, defiende el profesor del Trinity College.

“El Banco Central pretende, probablemente, que los recortes (que quedan) se apliquen con el fin de garantizar a los mercados de que el país está todavía en el camino correcto para que así los intereses de la deuda no se disparen de cara a la conclusión del rescate”, sostiene Connelly.

Balance y retos de Irlanda

La finalización del programa de ayuda financiera no supondrá, según ha admitido el Gobierno, el cese de las políticas de austeridad y que el Banco Central Irlandés pretende redoblar. Tras el recorte presupuestario de 3.100 millones aplicado este año, la oposición y varios diputados laboristas han exhortado a la suavización del ajuste para los Presupuestos de 2014.

“Hay economistas que advierte de que, a menos que haya una relajación de las medidas de austeridad, el consumo doméstico no volverá y, como resultado, el desempleo permanecerá muy alto”, apostilla Connelly. La tasa de paro no sube desde febrero de 2012 y se sitúa en torno al 13,5%, aunque cabe tener en cuenta que, antes de la crisis, se mantenía por debajo del 5%.

La economía irlandesa se está ‘estabilizando', aunque en niveles bajos

En este punto, Lane señala que ahora, precisamente, el “principal reto” para el Gobierno es “asegurar que los desempleados de larga duración reciban el apoyo y la formación profesional necesaria para reengancharse con éxito al mercado laboral”. Más de 196.000 personas llevan más de un año sin trabajo, según la Organización Nacional Irlandesa de los Desempleados.

“La conclusión”, según Lane, “es que la economía irlandesa se está ‘estabilizando', aunque en niveles bajos”. El analista supedita la recuperación económica de Irlanda a la de la eurozona: “El crecimiento se impulsará por la conclusión gradual del programa de austeridad y una recuperación más rápida de nuestros socios comerciales”.

Tras cuatro años de crisis, la transformación de la economía irlandesa no se ha detenido sin visos de que la recuperación económica logre atenuar la rampante deuda y el déficit público, que ronda el objetivo para este año, del 7,4% del PIB.

Economistas y funcionarios irlandeses enarbolan el abultado superávit comercial como el estímulo que logrará revertir la caída de los ingresos en las arcas públicas. Un acicate que se ve beneficiado, en parte, por el bajo impuesto de sociedades (12,5%) que sigue atrayendo a multinacionales e inversores extranjeros.

La crisis del ‘Irish pub’

La sanidad, la educación, el sistema de pensiones y el funcionariado irlandés han sido las áreas que más han sufrido las sucesivas olas de recortes y ajustes que, entre 2008 y 2011, en suma fueron de 21.000 millones de euros, lo que equivale al 13% del PIB irlandés.

En este contexto, han sido los propietarios de pequeñas y medianas empresas, según coinciden Connelly y Lane, los que se han visto más mermados por las políticas de austeridad. En última instancia, el cierre de estos negocios, sustento primordial del empleo y de las economías locales, ha animado a jóvenes y familias primerizas a salir al extranjero.

Los cerca de 7.400 pubs irlandeses acumulan una deuda de 2.000 millones

En un país de 4,5 millones de habitantes, desde el inicio de la crisis, más de 200.000 personas han emigrado en busca de oportunidades en otros países. La gran mayoría son menores de 25 años, aunque cada vez más personas entre los 25 y los 44 años también deciden emigrar. Un fenómeno que la prensa irlandesa ha bautizado como ‘La generación emigrante’.

Pero el ‘Irish pub’, el negocio familiar y lugar de reunión irlandés por excelencia, es quizá el ejemplo más paradigmático de la crisis en este país. En los últimos años, unos 1.500 pubs se han visto obligados a echar el cierre, acuciados por las deudas y el descenso de los clientes. De acuerdo con los últimos datos del sector, los cerca de 7.400 pubs irlandeses acumulan una deuda de 2.000 millones de euros, es decir, más 270.000 euros por local.

La salida en tromba de los jóvenes, el aumento inusitado del paro cuando la crisis alcanzaba su cénit y el desplome del poder adquisitivo de los irlandeses ha elevado la voz de alerta entre uno de los sectores empresariales más emblemáticos de Irlanda.