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El BCE no controlará directamente todos los bancos y cederá competencias a los estados

  • Las instituciones nacionales actuarán como "agentes del control central"
  • El BCE será el responsable de conceder y retirar licencias bancarias
  • Bruselas aprobará la creación del nuevo organismo del supervisión este miércoles

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El Banco Central Europeo (BCE) no controlará directamente todos los bancos y cederá a las instituciones nacionales parte de sus competencias para el control directo de los más de 6.000 entidades bancarias de la zona del euro con la creación del nuevo organismo de supervisión bancaria que será acordado este miércoles por la Comisión Europea (CE).

Así lo revela este lunes el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, en declaraciones al rotativo alemán Süddeutsche Zeitung, en las que señala que el BCE no controlará directamente todos los bancos, sino que las instituciones nacionales actuarán como "agentes del control central".

Añade que una de las primeras decisiones será establecer que bancos serán controlados desde el BCE y cuales por los supervisores nacionales, aunque los más relevantes para el sistema financiero y los que reciban ayudas estatales estarán sometidos a la vigilancia directa del nuevo organismo.

Pese a todo, Barnier advierte de que el nuevo organismo de supervisión bancaria contará "con todos los poderes necesarios" para controlar a la banca y que el BCE será la central "exclusiva" de esa supervisión que debe iniciarse en 2013.

El BCE concederá las licencias bancarias

En ese sentido el BCE será el responsable de conceder o retirar licencias bancarias, lo que significa que los 17 países de la zona del euro le cederán sus competencias de supervisión, según el proyecto elaborado por el equipo de Barnier.

Éste contempla también que las decisiones del nuevo organismo se tomen en un gremio de control independiente del Consejo del BCE, con el fin de separar la supervisión bancaria y la política monetaria en el seno del banco europeo y evitar así conflictos de intereses.

El nuevo organismo es el primer paso hacia una unión bancaria europea como la acordada por los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea (UE) en su cumbre del pasado mes de junio.

Asimismo, la creación de dicho organismo, al que podrán adherirse voluntariamente los países de la UE que no tienen aun la moneda común, abre las puertas a la capitalización directa de los institutos crediticios en apuros de los países de la zona del euro a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

La unión bancaria es uno de los acuerdos alcanzados por los líderes de la zona euro para el refuerzo de la moneda única y se encuentra entre las condiciones de la Unión Europea a España a cambio de una ayuda fianciera de hasta 100.000 millones de euros para la recapitalización de sus bancos.

El Estado español es, de acuerdo con las condiciones de ese rescate quien debe responder por ese préstamo, que aunque no supone condiciones para la economía del país, sí contiene exigencias para las entidades financieras.

Moody's: la resolución de la crisis requiere la accción de los gobiernos

La actuación anunciada por el Banco Central Europeo el pasado jueves para la compra ilimitada de deuda de países con problemas en el mercado secundario es, según la agencia de calificación crediticia Moody's comprar tiempo, pero la resolución de la crisis requiere la acción de los gobiernos, según asegura la agencia de medición de riesgo.

"La iniciativa apoya los esfuerzos de los gobiernos de países periféricos de contener el aumento de los rendimientos de sus deudas", ha asegurado Moody's. Los países deberán solicitar primero ayuda de un programa completo o preventivo de los fondos de estabilidad temporal y permanente (FEEF y MEDE respectivamente) y adherirse a las condiciones del programa antes de que el BCE compre bonos con vencimientos entre uno y tres años.

"La propuesta contiene elementos positivos para los Estados periféricos en apuros", ha añadido Moody's en relación a que esta vez la compra de deuda es ilimitada y a que la renuncia del BCE a su estatus de acreedor preferente frente a los inversores privados aleja el fantasma de "subordinación".

El vínculo entre apoyo y condiciones debería impulsar a los gobiernos de los países periféricos a acometer la consolidación fiscal y las reformas estructurales.

"El anuncio deja una serie de incertidumbres. El BCE no ofreció información sobre qué rendimientos a corto plazo considera que son apropiados en cada país o qué magnitud de compras se necesitará", según Moody's.