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Barroso niega ante la Eurocámara haber cedido a "presiones xenófobas" en la reforma de Schengen

  • París y Roma proponen limitar el acuerdo en circunstancias excepcionales
  • La mayoría de los europarlamentarios muestran su rechazo a la iniciativa

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Barroso niega "presiones xenófobas" en la reforma de Schengen

EL TRATADO SCHENGEN

- Origen: El acuerdo fue firmado el 14 de junio de 1985 en Schengen, Luxemburgo, por los cinco Estados de la entonces Comunidad Económica Europea (Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo), que decidieron suprimir las fronteras internas.

- ¿Qué es? El objetivo del acuerdo es la creación de una zona de libre circulación con la supresión de las fronteras comunes de los países firmantes y el establecimiento de una única frontera exterior. Los Estados, además, se comprometen a armonizar sus normativas sobre prohibiciones y restricciones y a adoptar las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad.

- ¿Quiénes forman parte? La mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea, con excepción de Reino Unido e Irlanda.También lo hacen países extracomunitarios como Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein, así como de facto Mónaco y el Vaticano. Chipre, Bulgaria y Rumanía participan parcialmente, pero aún no son miembros de pleno derecho.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha negado este martes ante la Eurocámara que el Ejecutivo haya cedido ante "las presiones xenófobas y populistas" de Italia y Francia en la propuesta de reforma del acuerdo de la Europa sin fronteras Schengen, tal y como le han acusado la mayoría de los grupos parlamentarios en Estrasburgo.

Barroso ha defendido ante los eurodiputados críticos la iniciativa de la CE de permitir la reintroducción temporal de las fronteras interiores en el Espacio Schengen, propuesta impulsada por los líderes italiano y francés Nicolas Sarkozy  y Silvio Berlusconi.

"Nuestra propuesta no pretende erosionar la libre circulación sino fortalecerla", ha apuntado el presidente de la CE, que se ha defendido de las críticas de obediencia ciega a París y Roma señalando que "no estamos cediendo ante los xenófobos y populistas".

"Sé que está de moda ondear la bandera de los extremismos, pero no caeremos ante esas presiones", ha añadido.

Según Barroso, con la reforma propuesta por la CE se garantizará mejor la libre circulación, previa clarificación de las normas de la confianza de Schengen.

"Tenemos que dar confianza a los ciudadanos de que corregiremos los fallos del sistema actual", ha afirmado.

Críticas en la Eurocámara

Sin embargo, tanto el grupo socialista europeo como el liberal, el de  la izquierda  unitaria y también el conservador partido popular europeo  se muestran  reticentes a reformar el acuerdo Schengen.

Las medidas presentadas la semana pasada por Bruselas son una  respuesta "exagerada y fuera de lugar", en palabras del líder de los  socialistas europeos en la Eurocámara, Martin Schulz, y una  "vergüenza", en opinión del jefe de los liberales, Guy Verhofstadt.

El socialista español Juan Fernando López Aguilar ha dicho que las  islas Canarias son una prueba de que el flujo migratorio "no es una  carga insoportable" para Europa y se ha mostrado partidario de  "reforzar" la cláusula de solidaridad del acuerdo de Schengen.

Su  compañera de filas Carmen Romero ha criticado a la Comisión por  presentar una propuesta que "no es creíble" y por "no afrontar con  valentía" la situación actual.

El líder de Los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, ha alertado por su  parte del riesgo de impulsar una "Europa a la carta" en la que "los  blancos pasan, pero los morenos no" y ha criticado que se utilice el  argumento de la "inseguridad" para rechazar la llegada de refugiados  que escapan de los conflictos del norte de Africa.

En esta línea, ha  pedido un "reparto solidario" entre los 27, porque acoger a 25.000  migrantes en el conjunto de la UE "no supone tanto".

Tampoco los eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE)  -familia política tanto de Barroso como de Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi- han  respaldado abiertamente las propuestas de la Comisión y han centrado  sus intervenciones en subrayar la necesidad de potenciar la  "solidaridad" entre Estados miembros para afrontar la presión  migratoria.

"Nadie ha puesto en tela de juicio" el acuerdo Schengen porque  lleguen cada año 25.000 migrantes a Suecia y el debate se abre ahora  por un flujo similar en Malta y la isla italiana de Lampedusa", ha  advertido en nombre del Partido Popular Europeo el alemán Manfred  Weber.

No obstante, Weber ha pedido "prudencia" a la UE ante la  llegada de inmigrantes de países terceros debido a los altos índices  de desempleo registrados en países comunitarios como España.

Pero la decisión última no está en manos del Parlamento Europeo. Los ministros comunitarios de Interior discutirán la propuesta junto a   la comisaria del ramo, Cecilia Malmstrom, el 12 de mayo en Bruselas,  en  el que será el primer debate sobre el asunto antes de que tomen una  decisión final sobre el mismo los jefes de Estado y Gobierno en la  cumbre europea de junio.

Alemania se suma al acuerdo

El ministro alemán de Interior, Hans-Peter Friedrich, ha declarado que apoya la propuesta de Francia porque tiene como objetivo subsanar, a su juicio, una laguna del tratado Schengen: "no prevé el caso en el que un país  miembro falte a su obligación de proteger sus fronteras exteriores".

En una entrevista publicada por el diario francés Le Figaro, Friedrich matiza también que "el principio de la libre circulación en el seno de la UE no debe cuestionarse".  Aún así, defiende, "es importante que el sistema Schengen se refuerce para hacer frente a situaciones excepcionales".

Y esa situación excepcional no es otra en estos momentos que la llegada masiva de inmigrantes a las costas europeas procedentes del norte de África a raiz de que comenzaron las revueltas árabes y la guerra libia.

Forman parte del acuerdo Schengen la mayoría de los Estados miembros   de la Unión Europea, con excepción de Reino Unido e Irlanda.También lo  hacen países extracomunitarios como Noruega, Islandia,  Suiza y  Liechtenstein, así como de facto Mónaco y el Vaticano. Chipre, Bulgaria y  Rumanía participan parcialmente de Schengen, pero aún no son miembros  de pleno derecho.