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El conflicto de Libia redujo la oferta de petróleo en marzo en 700.000 barriles diarios

  • El recorte de oferta mantiene el encarecimiento del crudo
  • Los precios elevados empiezan a debilitar la demanda

También puedes consultar el especial sobre el precio del petróleo

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La oferta mundial de petróleo ha bajado en marzo en 700.000 barriles diarios, debido a la fuerte reducción de la producción de Libia, según el informe mensual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que se ha publicado este martes.

Ese recorte del 70% de la producción libia ha dejado la oferta mundial en 88,3 millones de barriles diarios, asegura el organismo internacional.

Pero los problemas de aprovisionamiento mundial no se limitan a Libia,  sino que la AIE identifica una serie de países en Oriente Medio y el África  subsahariana que viven una inestabilidad política que podría afectar a  su producción de crudo que representa unos 3 millones de barriles  diarios. Por eso, el organismo no duda en hablar de un "entorno de alto riesgo" por el alto grado de incertidumbre en el mercado.

Esa bajada del petróleo procedente del país norteafricano "ha suscitado, por el momento, pocas respuestas por parte de otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo [OPEP]" para compensar esa caída de la oferta petrolífera.

La subida de precios está debilitando la demanda

"Hay un riesgo real de que un petróleo que se mantenga por encima de los 100 dólares el barril  no sea compatible con el ritmo de recuperación económica", se puede  leer en el informe mensual de la Agencia Internacional de la Energía.

Además, según ese estudio, la extensión de varios meses de precios elevados está empezando a afectar a la demanda, que tiende a debilitarse. Ya se observa, asegura, que "el crecimiento de la demanda mundial de petróleo muestra signos de ralentización desde hace algunos meses, afectada por precios muy elevados".

Los signos de esa ralentización son los porcentajes de ascenso del consumo global, que han pasado del 4,8% en diciembre (respecto al mismo mes del año anterior) al 4% en enero y al 2,9% en febrero. Una evolución similar se constató en 2008, cuando el petróleo marcó techos históricos, ha recordado la AIE.

Sobre todo, esa ralentización es más marcada en países emergentes como China, Tailandia y Malasia.

Después de que la haya revisado al alza seis veces consecutivas, la AIE mantiene invariables sus previsiones de demanda mundial para este año, que alcanzará este año los 89,4 millones de barriles diarios (un 1,6% más que en 2010).

Japón aumentará su consumo, mientras baja en la UE, Brasil y Rusia

La razón es que se ha revisado al alza la previsión de consumo de Japón, que va a consumir más hidrocarburos para compensar la desconexión de varias de sus centrales nucleares y para hacer frente a los trabajos de reconstrucción tras el terremoto y el tsunami del pasado marzo.

En total, la demanda de Japón aumentará este año en 30.000 barriles diarios respecto a 2010, mientras que antes de la catástrofe la AIE esperaba una disminución de 120.000 barriles diarios.

Este repunte excepcional en Japón va a quedar compensado por una rebaja de las expectativas de consumo en Europa y, sobre todo, en países como Kuwait, Brasil y Rusia.

La AIE avisó de que si el volumen de crudo puesto en el mercado se mantuviera todo el año a los niveles de marzo, las reservas industriales de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) podrían caer a umbrales a los que no se ha llegado en cinco años.

Es decir, que de los 59,2 días de consumo que se cubrirían con las reservas que había en febrero -2.676 millones de barriles, 51 millones menos que un mes antes- se pasaría a 57.

El problema es que esa situación se daría con un margen de producción excedentaria de la OPEP limitada a 3,91 millones de barriles diarios, de los cuales 3,2 millones corresponden a Arabia Saudí.

En definitiva, la Agencia Internacional de la Energía advierte de que esta situación "empieza a parecerse al fino margen de flexibilidad" que propició el ascenso de los precios del petróleo desde mediados de los años 2000, que culminó en los máximos históricos del verano de 2008.