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El G20 insta a evitar "devaluaciones competitivas" y aplaza a 2011 el control de los desequilibros

  • Se marcan las grandes líneas, pero los detalles se debatirán en futuras cumbres
  • Hay consenso para implantar las nuevas normas bancarias, entre otros asuntos

Ver también: Especial cumbre del G20 en Corea del Sur

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Los líderes de las grandes economías del mundo han acordado evitar una "guerra de divisas"

Tras dos días de desencuentros y maratonianas negociaciones, el G20 ha logrado consensuar un comunicado final en la cumbre de Seúl en el que se insta a evitar las "devaluaciones competitivas" de las divisas y se marcan las grandes líneas de actuación para reducir los desequilibrios comerciales entre los países, aunque hasta 2011 no se detallarán los instrumentos para limitar los déficits o superávits excesivos.

El foro, que reúne a los países desarrollados y emergentes, ha acordado establecer unas "guías indicativas" que medirán los desequilibrios entre las balanzas por cuenta corriente de los distintos países -que mide la posición exportadora o importadora de una economía-, de forma que si esos desequilibrios llegan a niveles peligrosos, se impondrían medidas.

En este sentido, Estados Unidos había propuesto un límite máximo del 4% para el déficit o el superávit por cuenta corriente que podría registrar un país, aunque en el acuerdo final del G20 no se explicitan los detalles de ese control de los desequilibrios comerciales, que se debatirán en futuras cumbres lo largo de 2011.

En cualquier caso, el comunicado final supone una tregua en la guerra de divisas que ha marcado las conversaciones y que amenazaba con quebrar la unidad de actuación que había predominado en las cuatro cumbres celebradas hasta ahora por el G20 desde que comenzó la crisis.

Mantener la coordinación

La devaluación competitiva de las monedas, practicada sobre todo por China, y la reducción de los desequilibrios comerciales se relacionan ambos con la necesidad de los países de apoyarse en las exportaciones para relanzar un crecimiento económico que, en la mayoría de los casos, se encuentra estancado.

De este modo, Estados Unidos insiste en que China debe elevar sus importaciones para contribuir a la recuperación global, un aspecto que, a escala europea, también Francia ha reclamado de Alemania, otra potencia exportadora.

Por ello, el comunicado final de la cumbre de Seúl advierte de que las políticas económicas "no coordinadas" tendrán consecuencias desastrosas "para todos" e insta a mantener la unidad de actuación entre los países del G20, que se había visto amenazada por la guerra de divisas.

Los desequilibrios acrecientan la tentación de abandonar las soluciones comunes

"Nuestros esfuerzos incesantes de cooperación durante estos dos últimos años han dado resultados sólidos. Sin embargo, debemos permanecer vigilantes", indica el comunicado. "Los riesgos persisten y un crecimiento desigual y con desequilibrios crecientes que aumentan la tentación de abandonar las soluciones comunes a favor de actuaciones no coordinadas", añade.

Acuerdo para implantar Basilea III

En cuanto al resto de asuntos abordados durante la cumbre, los países del G20 han aprobado la implantación de las normas de solvencia bancaria denominadas como Basilea III, que exigirán mayores reservas de capital y liquidez a las entidades financiera a partir de 2013. "Vamos a implantar totalmente las nuevas normas relativas al capital y la liquidez de los bancos", recoge el texto del acuerdo final.

Asimismo, se ha acordado abordar el problema que plantean las entidades bancarias que presentan un riesgo sistémico -denominadas too big to fail, demasiado grandes para caer-, aunque no se conocen aún los detalles de esa supervisión especial que ha propuesto el Consejo de Estabilidad Financiera en un informe.

El comunicado incluye también un compromiso para hacer todo lo posible para que la cumbre contra el cambio climático que se celebra en Cancún (México) a finales de noviembre culmine con "un resultado equilibrado y coronado de éxito".

Por último, los líderes del G20 han aprobado un ambicioso plan para "maximizar" el potencial de crecimiento de los países pobres y avanzar hacia el "reequilibrio mundial", en línea con los objetivos del Milenio de la ONU. El Consenso de Seúl para un crecimiento compartido incluye un plan de acción para potenciar varios sectores de los países menos desarrollados, entre ellos el de las infraestructuras, el comercio, la seguridad alimentaria y la creación de empleo.