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Un 63% de trabajadores de FIAT aprueban recortes de derechos para mantener su puesto

  • El resultado del referéndum no es vinculante
  • La federación del metal recurrirá ante los tribunales

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Varios trabajadores de la fábrica de Fiat en Pomigliano D'Arco  se manifestaron el 20 de junio a favor del acuerdo
Varios trabajadores de la fábrica de Fiat en Pomigliano D'Arco se manifestaron el 20 de junio a favor del acuerdo.

El "sí" aparece opaco esta mañana, tras el referéndum de los trabajadores de Fiat. No hay brillo en esta victoria porque   ha sido escuálida. El   pacto suscrito entre sindicatos y empresa hacía suponer un apoyo mucho más amplio. 

El 63% de los trabajadores de Fiat en Pomigliano, cerca de Nápoles, aceptan rebajar las condiciones laborales a cambio de una importante inversión en la planta, lo que garantiza el futuro de la empresa.

Sin embargo, se abre el frente de la preocupación. El 36% de los empleados de   esa fábrica no están dispuestos a seguir trabajando a cambio de la merma en las condiciones laborales. 

El referéndum no es vinculante

El referéndum no es vinculante. La parte empresarial y social deben analizar el panorama   con los datos de la consulta. La federación de los trabajadores metalúrgicos italianos, que se ha opuesto al pacto, asegura que recurrirá a los tribunales.

El pacto por el que se comprometen a tres turnos rotativos de lunes a sábado, la imposibilidad de declararse en huelga un sábado por la noche, el control total sobre el operario o, incluso no cobrar en caso de baja si se supera un determinado límite, ha despertado cualquier cosa menos indiferencia: ha votado el 95% de los 5.000 trabajadores. 

Tras los resultados, algunos indican que   están más cerca los 700 millones de euros de inversión prometidos para la fabricación de la última generación del Panda. Pero no está todo tan claro. Fiat dirá algo a lo largo del día. Quizás sea por medio de su Administrador delegado, Sergio Marcchione, un ejecutivo de desdeña el traje, pero   que con sus pullovers ha demostrado que no le tiemblan las manos cuando ha de meter las tijeras en sus fábricas.