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Las pérdidas por créditos impagados podrían llegar a 195.0000 millones al final de 2011

  • El Banco Central Europeo calcula que serán de 90.000 millones en 2010
  • El año que viene esa morosidad aumentará hasta los 105.000 millones

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Los bancos de la Zona euro se enfrentan a unas pérdidas potenciales de 195.000 millones de euros en 2010 y 2011 por el impago de créditos concedidos. Así lo calcula el Banco Central Europeo (BCE) en su último Informe de Estabilidad Financiera que ha presentado este lunes. En ese documento, apunta a los desequilibrios de las cuentas públicas de los miembros de la Eurozona como la mayor amenaza a la estabilidad financiera de la región.

Es lo que el vicepresidente saliente del BCE, Lucas Papademos, ha calificado como "segunda oleada" de pérdidas para la Banca europea desde el comienzo de la crisis económica. Así, el BCE estima que las entidades deberán realizar provisiones por valor de 90.000 millones en 2010 para hacer frente a los impagos, y otros 105.000 millones para el año que viene.

Esa cantidad se suma a los 238.000 millones que ya reservaron los bancos para cubrir los créditos fallidos hasta el final de 2009. Parte de esas pérdidas, las entidades trataron de recuperarlo invirtiendo en valores de bolsa.

Más de 500.000 millones en tres años

Así, el BCE calcula que entre la morosidad en los préstamos y los valores, las entidades financieras han perdido 515.000 millones de euros entre 2007 y 2010, una cantidad inferior a la prevista el pasado diciembre y que suponía 553.000 millones.

Sin embargo, el organismo supervisor europeo advierte que esa cantidad todavía puede aumentar, sobre todo, si el riesgo de la deuda soberana se eleva y si los efectos secundarios de los recortes presupuestarios puestos en marcha por los gobiernos de la Zona euro socava el incipiente crecimiento económico.

"Muchas de las debilidades destacadas en este informe", ha señalado Papademos, "podrían quedar al descubierto por una situación de menor crecimiento al esperado". Y ha añadido, "la cuesta abajo ha terminado, pero la recuperación todavía es moderada".

"Los grandes desequilibrios fiscales continúan", ha sentenciado Papademos en la presentación del informe. " Los gobiernos tienen la responsabilidad de afrontar y acelerar la consolidación fiscal para asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas, y no menos para evitar el riesgo de que la emisión de deuda pública a gran escala perjudique a la inversión privada, al tiempo que se establecen las condiciones que lleven a un crecimiento económico perdurable", ha advertido.

Además, el BCE asegura que los balances de las empresas de la Eurozona son vulnerables por su endeudamiento elevado, su baja rentabilidad y el endurecimiento de las condiciones financieras. Como ejemplo, los créditos concedidos a las empresas se contrajeron el pasado abril un 14% respecto al mes anterior, con lo que alcanzaron los 4.664 millones de euros.

También existen riesgos, según destaca el BCE, de que se reduzcan los ingresos a los hogares por la posibilidad de que aumente el desempleo en algunos países, como España. Este incremento del paro también podría generar pérdidas por créditos mayores de las previstas en los hogares.

El BCE ralentiza su compra de deuda

Por otra parte, el BCE ha informado este lunes que, hasta el pasado 28 de  mayo, ha destinado 35.000 millones de euros para adquirir deuda  pública de los países miembros de la Eurozona, lo que supone un  incremento semanal de 8.500 millones, aunque también confirma una marcada desaceleración del  programa de compras de bonos gubernamentales por parte de la  entidad.

En concreto, el BCE inició esa compra con  la adquisición de 16.500 millones de deuda pública en los mercados  secundarios, mientras que la semana siguiente adquirió 10.000  millones de euros.

Esa desaceleración de las compras de bonos soberanos se produce  entre las cada vez más explícitas críticas a esa medida mostradas por  algunos de los pesos pesados del BCE. Las más duras proceden del presidente  del Bundesbank, y máximo candidato a suceder a Trichet al frente del  Banco Central Europeo, Axel Weber, quien votó en contra de la medida y este lunes ha afirmado que la entidad debe  "limitar claramente" estas adquisiciones por el riesgo que pueden  suponer para el objetivo de garantizar la estabilidad de precios.

El otro candidato a suceder a Trichet, el presidente del Banco  de Italia, Mario Draghi, ha instado al BCE a abandonar el programa de compra de deuda  pública "tan rápidamente como sea posible".

Por contra, y como muestra de la división existente en el seno del  BCE, el presidente de la institución, Jean Claude Trichet, ha defendido nuevamente la  independencia de la institución y las medidas adoptadas, sin  las que -ha dicho- los mercados "habrían amenazado las perspectivas favorables  para la estabilidad de precios".

Para contrarrestar la inyección de liquidez provocada por esas compras del banco emisor en los mercados, el organismo ha confirmado que este martes realizará una  nueva operación de drenaje de liquidez por importe de 35.000  millones  de euros mediante la oferta de depósitos remunerados a una  semana de  vencimiento.