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España, el cuarto país por número de entidades bancarias afectadas por el 'pishing'

  • Hasta 11 bancos sufrieron este fraude cometido por internet entre enero y mayo
  • Solo Estados Unidos, Reino Unido e Italia tienen más entidades afectadas
  • El número de fraudes, con todo, ha caido ligeramente en los cinco primeros meses del año

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Los ataques de pishing -práctica fraudulenta que consiste en conseguir las contraseñas de internet de clientes bancarios a través de mensajes de correo electrónico-, han descendido levemente hasta mayo, aunque España se ha convertido en el cuarto país del mundo en sufrir estos fraudes por el número de entidades afectadas.

Así se desprende del último informe de la compañía de seguridad RSA, que revela como el número de ataques de pishing en los cinco primeros meses del año han caído un 3%, con 611 delitos frente a los 629 del mismo período de 2007. Sin embargo, hasta 11 entidades bancarias han sufrido estos ataques, por siete del año anterior, lo que coloca a España solo por detrás de Estados Unidos, el Reino Unido e Italia.

Los más de 600 delitos de este tipo registrados en España entre enero y mayo representan el 5% de todos los ataques ocurridos en el mundo, unos 80.000 en total.

EE.UU., principal emisor y receptor

Estados Unidos es el principal receptor de pishing, con un 61% de sus bancos víctimas de estos ciberdelitos, seguido por el Reino Unido, Italia, España, Australia y Canadá. No obstante, Estados Unidos es también el primer emisor, ya que la mitad de esos delitos se originaron en ese país;  a gran distancia se sitúa China, con el 11% de las emisiones, y muy por debajo el reino Unido, Alemania, Francia y Corea del Sur.

El director comercial de RSA España, Fidel Pérez, ha afirmado durante la presentación de los datos de 2008 que los ataques de phishing en España continúan siendo una de las principales amenazas  para las instituciones financieras, en especial, por el mayor uso de  Internet para realizar transacciones. Asimismo, ha recordado que el fraude por internet presenta una gran diversificación y  especialización, con un riesgo muy pequeño pero una elevada rentabilidad, por lo que para combatirla el esfuerzo no sólo debe venir de las instituciones, sino también del cliente.

A su juicio, es necesario que los clientes se conciencien de su gravedad y consecuencias y no den a conocer sus claves bancarias ni  hagan caso a comunicaciones sospechosas, ya que, en casos concretos,  los hackers han llegado a retirar hasta 100.000 euros de la cuenta  de un cliente. En este sentido, ha recomendado cambiar la clave a menudo o intercalar cifras y letras en la misma.