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30 mujeres que están cambiando el mundo

Nosipho Dumisa, la joven promesa y referente en la producción audiovisual en Sudáfrica

  • Esta directora, productora y guionista busca romper estereotipos con sus obras
  • Su serie Blood & Water para Netflix se ha convertido en un éxito internacional

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Nosipho Dumisa, la joven promesa que es una referente en la producción audiovisual en Sudáfrica
Nosipho Dumisa, la joven promesa que es una referente en la producción audiovisual en Sudáfrica

Nosipho Dumisa es una joven promesa de la industria audiovisual sudafricana. Directora, productora y guionista, está abriendo camino para las mujeres en un país en el que la herencia del apartheid se traduce en un triple techo de cristal: el sexual, el racial y el de clase.

A sus 33 años, atesora premios como el estadounidense South by Southwest por su ópera prima Nommer 37 (2014) y entre sus éxitos destaca el ser la mente detrás de Blood & Water (2020), la segunda producción original de Netflix en África y la primera que ha alcanzado la fama internacional. En pleno auge del movimiento #BlackLivesMatter, con su vertiente audiovisual 'Las historias negras importan', la ficción ideada desde Gambit Films -productora de la que es cofundadora- ha sido número uno en países como Estados Unidos o Francia, segunda en Brasil, quinta en Portugal o séptima en Alemania.

Con un elenco formado por actrices y actores negros casi en su totalidad, la producción se desarrolla en un colegio privado en el que la integración de la comunidad negra parece plena. Dumisa es consciente de que el envoltorio tiene poco que ver con la realidad, pero la falta de correlación es intencionada: "Queríamos romper estereotipos y contar una historia aspiracional de África enmarcada en Ciudad del Cabo, la ciudad con mayor número de escuelas privadas de Sudáfrica y probablemente del mundo". A cambio, trata el trauma del secuestro y la pérdida en un país en el que cada cinco horas desaparece un niño.

Sobre sus inicios en el mundo audiovisual, cuenta que nunca tuvo un referente femenino, "cuando empecé no conocía a muchas cineastas, porque jamás nos hablaban de ellas ni de su trabajo. Tuve que investigar por mí misma y contarme la historia de que yo podía ser una de ellas". También es consciente del doble papel que cumple en la industria sudafricana. El de mostrar al mundo el potencial creativo de un país que apenas invierte en su cine y el de romper las barreras de género: "Ojalá mi experiencia ayude a que el camino de otras mujeres sea más fácil, espero que sí".

Las mujeres sudafricanas sufren triple discriminación: sexual, racial y de clase