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La escalada del precio del petróleo por el enfrentamiento EE.UU.-Irán amenaza la recuperación económica

  • El barril de Brent ha llegado a cotizar en 77 dólares, su máximo desde 2014
  • El avance del PIB español para este año se basa en un barril a 67,7 dólares
  • El levantamiento de las sanciones convirtió a Irán en quinto productor mundial

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Pozo de extracción de petróleo
Irán bombea en la actualidad el 4% de la producción mundial de crudo.

El precio del petróleo ha saltado por encima de los 77 dólares el barril este miércoles, su máximo en más de tres años y medio, después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, confirmase que su país se retira del acuerdo nuclear con Irán e impondrá nuevas sanciones al régimen de Teherán. Este fuerte encarecimiento se combina con un fortalecimiento del dólar -moneda en que se paga el crudo-, una coyuntura que, si se prolonga, puede subir mucho la factura energética de Gobiernos, empresas y hogares, y desbaratar presupuestos públicos como el de España.

El barril de petróleo Brent- el de referencia en Europa- ha llegado a cotizarse en 77,11 dólares en la sesión de los mercados europeos de este miércoles. Esto supone una subida del 54% en los últimos 12 meses y del 15% en lo que llevamos de 2018.

En el mercado de divisas -influido por la decisión de Trump, pero también por la inestabilidad política en Italia, tercera economía de la eurozona-, el euro se debilitaba frente al dólar y se cambiaba a 1,1829 dólares, su peor cruce desde diciembre de 2017. Esta cotización representa una caída de la moneda única de casi el 6% desde principios de año.

Un freno para el crecimiento español

España es un país netamente importador de petróleo y gas, por lo que si esa subida de precios se consolida, se vería afectado seriamente por cualquier repunte del precio del petróleo.

Aunque el ministro de Economía, Román Escolano, descartó este martes que el actual alza del precio del petróleo justifique un reajuste de las previsiones macroeconómicas del Gobierno, el efecto de una subida del crudo sí se recoge en las hipótesis incluidas en el Plan de Estabilidad para el período 2018-2021 presentado la semana pasada.

En ese plan, el Ejecutivo español contempla un crecimiento del 2,7% para este año con un precio medio del barril de petróleo de 67,7 dólares.

En su escenario alternativo, el Gobierno calcula que si ese coste se elevara hasta los 75 dólares, el incremento del PIB se quedaría rozando el 2% debido al frenazo que sufriría el consumo privado.

Ese cambio tendría también efecto sobre el déficit público, que se dispararía muy por encima del 2,2% previsto, un objetivo que ni la Comisión Europea ni el supervisor fiscal independiente español (la AIReF) creen posible de alcanzar, aún sin subida del petróleo.

Golpe al quinto productor mundial

Irán produjo en marzo pasado 3,8 millones de barriles diarios de petróleo, el 4% del consumo mundial de petróleo. Eso le colocó como quinto productor mundial de crudo -por detrás de EE.UU., Rusia, Arabia Saudí e Irak- y tercero de la OPEP, la organización que agrupa a los mayores exportadores de crudo y que lidera su rival regional, Arabia Saudí.

Ese nivel de producción se ha ido alcanzando de forma paulatina después de la firma del acuerdo nuclear en 2015, que permitió levantar en enero de 2016 las sanciones internacionales impuestas al país asiático durante décadas.

Así, Teherán ha mantenido un largo tira y afloja en el seno de la OPEP para recuperar parte del nicho de producción que disfrutaba antes de las sanciones. Esa pelea soterrada con sus rivales del Golfo Pérsico ha sido dura, ya que su vuelta a los mercados también ha coincidido con el recorte en el bombeo de petróleo pactado por los miembros de la OPEP y Rusia para subir los precios internacionales del crudo.

Según los analistas, la imposición de nuevas sanciones a Irán podría reducir su producción petrolera entre 300.000 y un millón de barriles diarios, dependiendo de cuántos países secunden la posición de Washington.

Nueva brecha en una región explosiva

El eterno rival de Irán en la lucha por el dominio de Oriente Medio y uno de los principales aliados de Washington en esa región, Arabia Saudí, ya ha anunciado que compensará una posible reducción del crudo iraní para beneficiar a los productores y consumidores, y garantizar la "sostenibilidad" del crecimiento en la economía global, según un comunicado del Ministerio de Energía, Industria y Recursos Minerales saudí divulgado poco después del anuncio de la Casa Blanca.

Ese anuncio saudí -junto a la capacidad de aumentar la producción de otros países, como Rusia y Nigeria- muestra que el mayor problema del enfrentamiento abierto entre EE.UU. e Irán no es el de encontrar alternativas de suministro del petróleo, sino el impacto sobre el precio de esta materia prima vital para la economía mundial que puede tener el incremento del riesgo de conflicto global en una región estratégica y ya de por sí muy inestable.

Las nuevas sanciones estadounidenses –que entrarían en vigor entre agosto y noviembre próximos- incluirán, probablemente, medidas contra sectores iraníes del petróleo y el transporte, según Ehsan Kjoman, jefe de investigación para Oriente Medio y el Norte de África del Grupo Financiero Mitsubishi.

Khoman descarta cualquier intento de Trump de buscar un nuevo acuerdo con Teherán, ya que – recuerda este analista- el presidente estadounidense declaró este martes que “EE.UU. aplicará el nivel más alto de sanciones contra Irán y añadió que cualquier país que ayude a Irán también será sancionado”.

Otras claves del puzzle: China, OPEP y Venezuela

Otros analistas minimizan el impacto sobre el precio que tendrá el anuncio de Washington, ya que el mercado ya habría adelantado esa decisión en los últimos meses, cuando se ha registrado ya un encarecimiento del petróleo.

Además, señalan que China -el mayor comprador de petróleo iraní- e India no van a dejar de adquirir ese crudo, al igual que lo hicieron durante parte del tiempo que estuvieron vigentes las sanciones anteriores.

Estos expertos creen que ambas potencias asiáticas podrían, eso sí, reducir sus compras, con lo que la producción iraní podría reducirse en torno a medio millón de barriles.

También advierten del efecto que puede tener la reunión de la OPEP prevista para el próximo 22 de junio, donde se prevé que Irán reitere su opinión de mantener el barril de petróleo entre los 60 y 65 dólares, en contra de lo defendido por Arabia Saudí, que quiere conseguir un precio más elevado.

Ese nuevo enfrentamiento podría llevar a Teherán a romper el acuerdo mantenido hasta ahora para recortar la producción y tratar de mantener, pese a las nuevas sanciones, su actual cuota de mercado.

Para los especialistas, otro de los factores que puede sacudir el mercado de petróleo es Venezuela, que celebra elecciones el 20 de mayo. Es más que previsible que Washington no aceptará el resultado de esos comicios -para los que se anticipa ya el triunfo de Nicolás Maduro-, lo que puede desencadenar nuevas sanciones contra Caracas.

La industria petrolífera venezolana está paralizada y, desde el máximo que alcanzó a principios de los años 2000, ha reducido su producción a la mitad, bombeando ahora 1,55 millones de barriles diarios.

Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, si no cambia la gestión del sector y se frena el éxodo al exterior de venezolanos, la producción podría caer hasta 1,38 millones de barriles a finales de este año, su menor registro en 70 años.