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Simon Yates se proclama 'Emperador del Giro' en Roma en un cierre perfecto para Visma con la victoria al sprint de Kooij

  • El inglés tiró de épica para hacerse con la ronda italiana en la penúltima jornada
  • La última etapa dejó una llegada masiva entre los pocos velocistas que han completado las 21 etapas
Simon Yates con el trofeo Senza Fine
Simon Yates gana el Giro de Italia AP

El Giro de Italia 2025 ya es historia. Una gran vuelta que empezaba con la incertidumbre de la lucha entre Ayuso y Roglic y que ha acabado dejándonos un relato totalmente distinto al que el mundo del ciclismo esperaba. Si bien todos los caminos conducen a Roma, el de Simon Yates ha tenido siete años de travesía y pasaba dos veces por el Colle delle Finestre.

El mismo puerto que le vio reventar y perder un Giro 2018 que tenía prácticamente en el bolsillo fue el que le dio un improbable maillot rosa en 2025. Un ataque a 38 kilómetros de meta en el que del Toro y Carapaz infravaloraron su peligro y, además, en el que contó con el mejor Van Aert para dar alas a su ventaja antes de llegar a Sestriére.

Sacó 5' a del Toro en la etapa y finalmente le metió 3'56'' en la general. Cuando dentro de unos años alguien pregunte por este Giro, habrá que poner mucho empeño para que se crea lo difícil que lo tenía Yates antes de la ascensión a Finestre. Su 'resurrección' en esta cima ha sido sucedida por el encuentro con el papa Leo XIV antes del inicio de la etapa de Roma, por si le faltaba algo más de divinidad a la hazaña lograda la jornada previa.

El Papa Francisco estrecha la mano de Simon Yates, líder del Giro de Italia (maglia rosa), en presencia de otros ciclistas.

 EFE

El círculo del inglés se cierra recibiendo el bellísimo trofeo Senza Fine que corona al ganador del Giro. Roma también coronó a Olav Kooij como vencedor de la última etapa, a Mads Pedersen como 'maglia ciclamino' a la regularidad, a Lorenzo Fortunato con la 'maglia azzura' de la montaña y a Isaac del Toro con el 'maillot blanco' al mejor joven que debe recordarle que, pese a sus errores en la etapa 20 que le costaron el Giro, a sus 21 años ha dejado claro al mundo del ciclismo que ha venido para quedarse.

Ciclista con maillot blanco celebra victoria, sosteniendo flores y trofeo. Sonrisa de alegría, cielo azul de fondo.

 AFP

Una etapa que, como todas de línea que cierran grandes vueltas (aunque la subida a Montmartre en el Tour este curso se propone romperlo), ha sido un insulso paseo de los ciclistas por La Ciudad Eterna, en la que los planos del helicóptero mejoraban por mucho lo que sucedía en el circuito en el que rodaban los ciclistas.

Tan solo tuvo historia el último kilómetro, con varios equipos acercando a los velocistas que habían conseguido llegar hasta esta última etapa. Finalmente, la pelea entre Visma Lease-a-bike, Alpecin y Mads Pedersen acabó cayendo del lado del neerlandés Olav Kooij, que cierra de forma inmejorable un Giro de Italia espectacular de la escuadra neerlandesa.

Del Ayuso contra Roglic al final más poético jamás escrito

Las Grandes Vueltas también tienen mucho de suerte, y ninguno de ellos dos la tuvo. Roglic sufrió caídas y pinchazos que le hicieron perder tiempo en la 'mini Strade Bianche' que el Giro se sacó de la manga, una etapa que al final fue decisiva en el transcurso de la carrera.

Y lo fue porque emergió la figura de Isaac del Toro. El mexicano de 21 años arrancó de entre los favoritos, se fue con Van Aert y finalizó segundo en una gran etapa que volvió todo loco. Por aquel entonces, la principal noticia era que Ayuso, ya con victoria en la etapa 7, sacaba 1'12 a Roglic.

Pero en la etapa 14 cambiaba todo. Una caída masiva en una etapa llana provocó un corte en la rodilla a Ayuso, obligándole a poner tres puntos de sutura para paliar esa herida. Algo que se puede catalogar como 'el principio del fin'. La tercera semana tenía toda la montaña que carecía las dos anteriores y ni Ayuso ni Roglic estaban en sus mejores condiciones. Del Toro mantenía su ventaja de 1'30'' sobre Yates y Carapaz, dos ciclistas que siempre están ahí si ven una ocasión de ganar.

En la subida a Grappa, Roglic dejaba claro que no era un candidato a ganar y perdía todas sus opciones, antes de retirarse en la jornada siguiente por una nueva caída. Ayuso perdió todas sus opciones el mismo día de la retirada de Roglic en el Alto de Santa Bárbara. El español también tuvo que retirarse en la 18ª jornada, tras picarle una avispa en el ojo.

Una última semana de montaña que tuvo de todo

Una de las etapas reinas, con final en San Valentino, cambiaba el paradigma de la carrera. Ni UAE tenía dos líderes diferentes en los que apoyarse por el hundimiento de Ayuso, ni del Toro era invencible, ni el mejor equipo por nombres de este Giro podía contrarrestar ataques voluntariosos como el de Carapaz.

El ecuatoriano recortó 1'35' 'de los 2'07 que tenía perdido con del Toro, dejando la última semana en un puño. El mexicano seguía líder, pero un silencioso Yates estaba a 26'' y Carapaz a 31''.

Del Toro devolvió la cornada de San Valentino, antes de ir al matadero en Finestre

Los grandes campeones también tienen malos días, pero son campeones porque se recuperan al día siguiente para demostrar que solo fue un desliz.

Eso pareció indicar del Toro en la etapa 17, donde ganó su primera etapa en una grande y recuperó bastantes de los segundos perdidos en la jornada anterior. Dejaba a 43'' a Carapaz y a 51'' a un Yates que en las subidas cortas y explosivas parecía no estar a la altura. El inglés volvió a padecer ese problema en la etapa 19, perdiendo 30'' ante del Toro y Carapaz que parecían enterrar cualquier opción de victoria. Pero Visma Lease-a-bike tenía un plan.

Quien sabe si esos 30'' que perdió fueron los justos para no despedirse al completo de la lucha por el Giro, pero sí los suficientes para que del Toro y Carapaz se creyesen que la pelea quedaba entre ellos en Finestre. Carapaz atacó primero, de hecho, y Simon Yates no los siguió.

Ciclista con maglia rosa en carrera, posiblemente cerca de la meta, con el Monumento a Víctor Manuel II al fondo y público presente.

 AFP

Quizá porque se acordaba de lo largo y duro que es el puerto de sterrato que acabó con sus opciones en 2018, pero Yates interpretó la carrera a la perfección. Llegó en un parón, atacó, los dos primeros se quedaron mirando y ya solo le vieron de rosa encima del escenario de Sestrière. La etapa 20 del Giro de Italia quedará para la historia del ciclismo, una epopeya con un cierre poético que ni el más romántico habría imaginado. La redención, como la revancha, es un plato que se ha servido muy frío en Roma, porque ha tardado siete años en llegar.