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Van Gaal, lejos del liderato, cerca del abismo

  • El Bayern no carbura en la Bundesliga y podría caer de la Champions
  • El equipo padece con Van Gaal los mismos males que con Klinsmann
  • Suena cada vez más el nombre de Hiddink como posible sustituto

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Van Gaal abandona el terreno de juego tras el empate del Bayern de Munich con el Bayer Leverkusen.
Van Gaal abandona el terreno de juego tras el empate del Bayern de Munich con el Bayer Leverkusen.

El Bayern está lejos del liderato en la Bundesliga -tiene seis puntos menos que el Bayer Leverkusen y anda extraviado en la séptima casilla de la clasificación- y su entrenador, el holandés Louis Van Gaal, está contra la pared. Lo único que le mantiene en el cargo es la magnanimidad de la cúpula bávara.

El Bayern de Van Gaal no gusta, no impone autoridad y parece que se le hubiera olvidado lo que es ganar y los silbidos de la afición en el Allianz Arena ya se han convertido en cuestión de rutina. Ante todo, en partidos que pueden ser vistos como una pequeña final -como el duelo de este fin de semana ante el Leverkusen, en el que hubieran podido recortar distancia ante el líder- los bávaros parecen poseídos por una inseguridad crónica.

En la temporada pasada, cuando se decidió el cese de Jürgen Klinsmann, el manager general Uli Hönnes explicó ese paso diciendo que habían visto que el equipo fallaba justo en los partidos que podían considerarse decisivos.

Algo similar a lo que Hönnes decía del Bayern de Klinsmann puede decirse ahora del Bayern de Van Gaal. El equipo se muere de miedo cuando está ante un partido en el que, con una victoria, puede poner todo, o casi todo, en orden.

Ni siquiera una ventaja tempranera, como la que tuvo ayer ante el Leverkusen o la que tuvo hace unas semanas ante el Schalke, le da seguridad a los bávaros que ayer salieron bien librados con el 1-1 pues en el primer tiempo el equipo de las aspirinas tuvo suficientes ocasiones para sentenciar.

Los jugadores no entienden a Van Gaal

Esa inseguridad se debe en parte a la crisis de resultados -con lo que se entra en un círculo vicioso- pero también tiene que ver con otros factores relacionados con la manera como Van Gaal maneja el equipo.

Los jugadores parecen no acabar de entender que es lo que quiere el mister. Mario Gómez, por ejemplo, tuvo un comienzo de temporada que puede considerarse bueno, tres goles en cinco partidos, y Van Gaal lo lo relegó al banquillo explicándole que no estaba satisfecho con sus recorridos.

Eso es sólo un ejemplo pero que puede ser un síntoma de lo que está pasando con el equipo: muchos jugadores juegan presionados por la duda de que pueden estar haciendo algo distinto a lo que Van Gaal espera de ellos.

Constantes pases equivocados de jugadores tan experimentados como Philipp Lahm, a quien Van Gaal tiene sometido a un peregrinaje constante entre la banda izquierda y la banda derecha, muestran que gran parte del problema actual es psicológico.

"El equipo está atrapado por la inseguridad", ha reconocido el delantero Ivica Olic. "Todos estamos descontentos", ha admitido el presidente del Consejo Directivo, Karlheinz Rummenigge que, sin embargo, parece haberle dado un plazo de gracia a Van Gaal.

La Champions podría dictar sentencia

"El miércoles tenemos otro difícil partido ante el Maccabi Haifa. Después veremos", dijo Rummenigge. El miércoles puede sellarse justamente la eliminación del Bayern de la Liga de Campeones y eso, sumado a la situación en la Bundesliga, podría ser el golpe definitivo para Van Gaal [Así va el grupo A].

Sin embargo, Uli Hönnes había insistido, por lo menos hasta antes del partido contra el Leverkusen, que el plan era "sentarse a analizar la situación con cabeza fría en la pausa de invierno". Eso es algo que sin duda puede sonar como un ultimátum pero, en vista de las circunstancias actuales, es casi un gesto benévolo ante el holandés.

El viernes, el Bayern tiene una asamblea general que tiene un carácter histórico. Hönnes, después de 30 años, dejará su cargo de manager general para convertirse en presidente del club y Beckenbauer pasará a ser presidente de honor. Rummenigge, por su parte, seguirá en su cargo actual.

Hönnes podrá presentar un balance económico brillante. Sin duda, hubiera querido un balance deportivo mejor para el viernes. Es posible que en la asamblea haya pedidos de dimisión para Van Gaal. Y el nombre de Guus Hiddink se menciona cada vez con más insistencia como posible sucesor.