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El Madrid se amarra al segundo puesto

  • Los blancos vencen 80-69 al Efes Pilsen turco

Por
RAMÓN CALDERÓN
Bullock intenta entrar a canasta con la oposición de Thornton, en un partido contra el Efes Pilsen.

El Real Madrid se aseguró el mejor billete que podía adquirir para el viaje hacia la segunda fase de la Euroliga, en una confortable segunda plaza del Grupo D, sumido en la complacencia que el Efes Pilsen turco le dispensó en el Palacio Vistalegre para conseguir situarse tras la estela del CSKA Moscú al final de la primera fase continental.

La segunda plaza del Grupo D se despejó a un ritmo pausado, sólo roto durante el rato que el Madrid corrió para dejar todo en su sitio.

El compás que dictaron los turcos, mucho más incómodo que el juego vivo para el Madrid, amigo de las transiciones rápidas y del acelerador, marcó la tarde. No obstante, el Madrid resolvió en velocidad. En una racha express en pleno tercer cuarto.

La exigencia que soportan los conjuntos españoles en la ACB, en la que muchos partidos enfrentan a equipos con sello de Euroliga y cualquier cancha echa chispas, también se le notó un poco a los blancos. Vieron con agrado el placer de tomarse un compromiso con menos tensión y el ofrecimiento de llevarla a cabo que representaban los turcos.

Además, la estadística otorgaba un margen de maniobra mucho más amplio de conseguir la segunda plaza a los de Vistalegre que a los estambulíes. El Madrid podía lograrla incluso perdiendo, bajo ciertas condiciones añadidas, pero bastante factibles. Al Efes podía dejarle plantado aunque ganase. Lo suyo consistía en tratar de ganar y, luego, esperar que otros marcadores cuadrasen la ecuación.

Pero el estilo de los turcos gusta de la parsimonia. Y al Madrid, que se sentía capaz al paso y a la carrera, tampoco le disgustó la idea de ralentizar la marcha. El estadounidense Quinton Hosley, con siete puntos y tres rebotes, apretó una pizca más el pedal del gas y dominó un primer cuarto lento y monocromo (16-16).

El Madrid pagaba gustoso la complicación de mover ataques posicionales a cambio de sentirse menos apretado. El clima invitaba a una buena dosis de minutos para que Felipe Reyes descargase fatiga en el banco y el belga Tomas Van den Spigel tomará por primera vez las riendas del juego interior con minutos por delante.

Joan Plaza así lo entendió y apartó al internacional español para seguir dando forma al rol del otro vértice interior del equipo. Sin embargo, Van den Spigel, quizá víctima de la motivación por estar a la altura, cometió la tercera falta a los trece minutos.

La ocasión de resguardar a Reyes quedó aplazada y el Madrid, que había firmado una parcial de 9-4 al final del cuarto inicial, pegó otro estirón al son impuesto por el estadounidense Jeremiah Massey y Alex Mumbrú en puertas del intervalo que le aseguró un botín de ocho puntos para refrescarse en el vestuario (35-27).

La visita del estadounidense Charles Smith a Vistalegre constituyó, probablemente, la mejor deferencia del Efes Pilsen hacia la grada. El norteamericano dejó buen sabor de boca en el Madrid y, también, títulos. En el Efes parece menos integrado. A los jugadores ambiciosos, deportivamente hablando, les atraen los equipos con aspiraciones. Smith encajaba mejor en el Madrid.

El baloncesto de 'La Araña' encuentra más espacio en una plantilla que, al volver del intermedio, dinamizó la frecuencia del juego y, con doce puntos en acciones de contraataque, rubricó la segunda plaza del grupo D y alejó peligros innecesarios como los aún recientes coletazos del apagón ante el Armani Jeans Milano de hace una semana en Italia.

El Efes ni se inmutó. Mantuvo la cadencia. Nunca varió el diapasón y, para levantar diecisiete puntos de desventaja en un cuarto, y más si es el último (60-43 m.31), hay que mover las piernas. Le resbaló. Asistió con la tranquilidad de un asceta a la culminación de la obra blanca, rematada con total placidez por sus autores, segundos del Grupo D y clasificados entre los dieciséis mejores equipos del continente.