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Ahmed al Sharaa, antiguo comandante rebelde y hoy primer presidente interino de Siria, va a ser el primer jefe de Estado de ese país que visita la Casa Blanca. Una inédita situación porque hasta hace un año Estados Unidos llegó a ofrecer por él una recompensa de 10 millones de dólares. En sus primeros 10 meses de mandato, Al Sharaa ha intentado borrar su pasado yihadista y mostrar unidad y abrirse al exterior. Tuvo en Arabia Saudí su primera reunión con Donald Trump en mayo pasado.

Foto: Reuters/Jeenah Moon

El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo sirio, Ahmed al Sharaa, han mantenido su primera reunión oficial desde que este derrocase hace un año al anterior líder de Siria, Bachar al Asad. De hecho, el expresidente sirio, estrecho aliado de Rusia, está actualmente refugiado en Moscú. Aún así estos dos antiguos adversarios parecen apostar ahora por el pragmatismo.

Las relaciones entre Rusia y Siria siempre han sido "extraordinariamente amistosas", según ha declarado Putin. Sobre la mesa se ha hablado de las bases militares que Rusia tiene en Siria, una aérea en la provincia de Latakia y la naval de Tartus, estratégica por ser la única de Rusia con salida al mar Mediterráneo. Al Sharaa no las ha citado directamente, pero sí ha dicho que respetan todos los acuerdos pasados entre Rusia y Siria y que trabajan para redefinir la naturaleza de esas relaciones.

Foto: ALEXANDER ZEMLIANICHENKO

En estos dos años, Israel se ha embarcado en otras guerras más allá de Cisjordania y Gaza. En el Líbano ha protagonizado choques constantes con la milicia chií Hizbulá, llegando incluso a invadir el sur del país y a eliminar a su líder, Hasan Nasrallah. La vecina Siria también ha recibido bombardeos, recrudecidos tras la caída de Bashar al-Ásad en diciembre.

Pero la mayor escalada bélica llegó en junio, cuando Teherán respondió a un ataque sorpresa de Israel. Fue la llamada guerra de los 12 días, que mantuvo en vilo al mundo. Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares iraníes. Y desde Yemen, Irán recibió el apoyo de los hutíes, que llevan atacando repetidamente territorio israelí.

A esto añadimos un escenario más a este mapa de la tensión regional: Catar. Israel atacó allí a los enviados de Hamás que participaban en una negociación del alto el fuego.

Foto: EFE/Edgar Gutiérrez

La muerte de Aylan Kurdi generó, casi de inmediato, una ola de solidaridad en Europa. Tuvo especial repercusión en Alemania, donde Angela Merkel dio un vuelco a su política migratoria, permitiendo la entrada de miles de personas que trataban de huir a Europa de la guerra civil en Siria, de Irak o Afganistán. La reacción, sin embargo, no tardó en llegar: la ultraderecha instrumentalizó el tema migratorio y ahora está en máximos.

Foto: Reuters

En la región siria de Sueida, los enfrentamientos entre tribus beduinas aliadas del Gobierno y la comunidad drusa se han intensificado, dejando cerca de 600 muertos en cinco días, según ACNUR. Los combates han provocado el desplazamiento de 60.000 personas, mientras las fuerzas gubernamentales se han retirado parcialmente de la zona.

Pese a un alto el fuego anunciado, ambas partes se acusan de violarlo. Beduinos armados patrullan localidades cercanas a Sueida y aseguran que no cesarán hasta "liberar toda la ciudad", mientras Damasco afirma haber intervenido para detener los choques.

La tensión aumentó el miércoles con el bombardeo israelí sobre Damasco como advertencia al régimen sirio. Israel considera a la comunidad drusa un aliado estratégico, tanto en Siria como en los Altos del Golán, donde es la única minoría árabe integrada en el Ejército israelí.

La retirada de las fuerzas sirias de Al Sueida, ciudad de mayoría drusa al suroeste del país, ha devuelto una incierta calma a la región. Pese a que Israel ha cesado sus bombardeos, las tropas gubernamentales sirias permanecen atentas ante posibles y futuras ofensivas.

Israel ha reforzado la presencia policial en la frontera con Siria, pero 24 horas después de bombardeos, el silencio del Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, es absoluto. Todo lo contrario en el Ejecutivo sirio: "El objetivo del ataque israelí era llevarnos hacia un escenario de caos y destrucción", afirmaba el miércoles el nuevo presidente sirio, Ahmed al Shara.

El alto el fuego, pactado con líderes religiosos drusos, busca garantizar, según aseguró Al Shara, la unidad país. Sin embargo, recordó a los drusos que su misión es "protegerlos", lo que fue el mismo argumento que utilizó Israel para justificar sus bombardeos sobre Damasco. Los enfrentamientos entre drusos y beduinos, que acabaron con la intervención de las fuerzas sirias, han dejado más 300 muertos en Al Sueira.

Foto: ATEF SAFADI/EPA