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Los líderes del G20 se comprometen a impulsar el crecimiento mundial, que sigue por debajo de sus expectativas

  • Advierten de que los desafíos geopolíticos son una amenaza a la economía global
  • Señalan que persisten riesgos e incertidumbres en los mercados financieros
  • Las autoridades monetarias continuarán garantizando la estabilidad de precios

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Cumbre del G20 en Antalya, Turquía
Cumbre del G20 en Antalya, Turquía.

Los líderes del G20 se han comprometido a adoptar acciones colectivas para lograr un crecimiento "fuerte, sostenible y equilibrado" que incremente la prosperidad de los ciudadanos, ya que actualmente es "desigual" y sigue estando por debajo de sus expectativas. "Somos firmes en nuestra determinación de garantizar un crecimiento robusto e inclusivo y lograr más empleo y de mejor calidad", recoge el comunicado con las conclusiones de la cumbre celebrada en Antalya (Turquía).

No obstante, el G20 ha advertido de los riesgos y las incertidumbres en los mercados financieros y sobre los "desafíos geopolíticos" que amenazan a la economía global. Además, la caída de la demanda global y los problemas estructurales siguen lastrando el crecimiento potencial y real.

Por todo ello, con el fin de impulsar las inversiones como motor de crecimiento y promover la inclusividad de sus medidas, el G20 ha adoptado una "amplia agenda" en torno a los tres pilares que rodean una implementación decisiva de sus compromisos pasados: fortalecer la recuperación y elevar el potencial de crecimiento, mejorar la resistencia y reforzar la sostenibilidad.

En concreto, el G20 se ha comprometido a implementar "sólidas políticas macroeconómicas" de forma cooperativa y ha afirmado que las autoridades monetarias de todos los países continuarán garantizando la estabilidad de precios y apoyando la actividad económica de acuerdo sus mandatos.

En esta línea, ha reiterado su compromiso con una política fiscal flexible que tenga en cuenta las condiciones económicas en el corto plazo, así como a tener en cuenta la composición de sus presupuestos para apoyar la productividad, la inclusión y el crecimiento. Asimismo, calibrarán cuidadosamente y comunicarán con claridad sus medidas, especialmente en política monetaria, para mitigar la incertidumbre, minimizar el contagio negativo y promover la transparencia.

De esta manera, el G20 se ha reafirmado en su compromiso adoptado en la reunión celebrada en 2014 en Australia de elevar el PIB global un 2% adicional en 2018.

Regulación bancaria para evitar futuros rescates de bancos

Por otra parte, los líderes de las potencias del G20 han adoptado una normativa para favorecer la transparencia fiscal y dificultar la ingeniería impositiva de grandes compañías, además de una regulación bancaria diseñada para evitar futuros rescates de la banca.

Así, ha adoptado en esta cumbre un plan de acción de la OCDE para luchar contra la erosión de la base fiscal y la transferencia de las ganancias de las corporaciones multinacionales. "Esta es la culminación de un intenso trabajo desde la crisis para sentar las bases de un sistema fiscal internacional más transparente, eficaz y justo", ha destacado Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.

El G20 también quiere recalcar que avanza en el objetivo de lograr un intercambio automático de datos fiscales entre sus países para 2017 o finales de 2018. Según los datos de la OCDE, entre 100.000 y 240.000 millones de dólares se pierden anualmente en ingresos fiscales debido a este tipo de prácticas.

Los líderes también han respaldado una regulación bancaria que "es el primer paso para acabar con (el banco) demasiado grande para quebrar", que se ha aplicado a entidades sistémicas que fueron rescatados con dinero público.

Esa norma incrementa la cantidad de capital que deben mantener los bancos para hacer frente a los riesgos en los que incurran con el objetivo de evitar que un banco "sistémico" quiebre sin contar con fondos para hacer frente a los acreedores y deba recurrirse al dinero de los contribuyentes, como sucedió con la crisis financiera tras la bancarrota de Lehman Brothers en 2008.

De este modo, los mayores bancos del mundo, los 30 considerados sistémicos, deberán contar desde el 1 de enero de 2019 con un colchón anticrisis que cubra un 16% de sus activos ponderados por riesgo, y a partir del 1 de enero de 2022 este porcentaje debe alcanzar un 18%.