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Los haitianos saquean la ayuda humanitaria

Ver tambiénHaití, el país más pobre de AméricaFicha técnica del terremoto

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Miles de cadáveres se amontonan en las calles haitianas

HAITÍ es el país más pobre de América y uno de los que más sufre la crisis alimentaria. La esperanza de vida es de 52 años.

Tiene una población de 8,5 millones de habitantes, de los cuales el 78% sobrevive con menos de dos dólares al día.

Puerto Príncipe, su capital y principal ciudad afectada por el seísmo, tiene un millón de habitantes oficiales y 1,7 en su área metropolitana.

El hambre y la sed se apoderan de Puerto Príncipe 60 horas después del terrible seísmo que ha devastado a al menos el 10% de la ciudad y ha dejado sin hogar a 300.000 personas, según las primeras estimaciones de la ONU.

Un almacén del Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha sido saqueado en Puerto Príncipe, según ha revelado una portavoz de ese organismo humanitario, que prevé el envío de ayuda humanitaria de urgencia para dos millones de personas durante el próximo mes.

El almacén afectado es el más importante del PMA en la capital haitiana, según ha declarado la portavoz, quien ha añadido que "en una situación de emergencia y tan desesperada como ésta, los saqueos no resultan inusuales", ha explicado.

Este ejemplo muestra el verdadero reto que supone la llegada de la ayuda, que se enfrenta a la caída de las infraestructuras locales además de la amenaza de saqueo mientras crece la ira y la desesperación entre los habitantes de Puerto Príncipe.

Lo peor es que el saqueo ha sido inútil porque los alimentos requieren ser cocinados y no hay ni agua ni cocinas para hacerlo.

Al parecer, el terremoto dañó las infraestructuras de algunos almacenes, lo que facilitó que la gente entrase sin forzar las instalaciones y se apropiara de algunos alimentos.

Saqueos y hombres armados

La portavoz no ha excluído que otros almacenes menores del organismo también hayan sido saqueados, aunque señaló que todavía no contaba con información. También se espera una primera evaluación para establecer qué cantidad de alimentos falta.

La inseguridad es uno de los principales problemas para los equipos de rescate. "Hay saqueos y hombres armados porque es un país muy pobre y están desesperados", ha asegurado Antonio Delfín Rodríguez, jefe de operaciones de la Defensa Civil Dominicana.

Según relata la CBS, bandas con machetes recorren las calles de Puerto Príncipe en busca de agua y comida. Mientras, en colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el PMA ha empezado la distribución de alimentos entre 4.000 sobrevivientes que se encuentran en las inmediaciones de las oficinas del primer ministro.

A ese respecto, el plan inicial de su organismo es repartir 14 millones de raciones humanitarias diarias durante un mes a un total de dos millones de personas... pero aún no tiene existencias.

La portavoz de la Oficina de Ayuda Humanitaria, Elizabeth Byrs, ha indicado que "no se necesitan" más hospitales de campaña en Haití, ni equipos de búsqueda y rescate de sobrevivientes, pues los que hay, por ahora, son suficientes.

En cambio, sí se requieren aún "equipos médicos ligeros, médicos y enfermeras".

La esperanza puede llegar a través del portaaviones de EE.UU. USS Carl Vinson, que se espera que sirva como una base flotante para los helicópteros de rotación, una parte del dispositivo de emergencia esencial para aliviar el tráfico en el aeropuerto.

El barco tiene un sistema de purificación de agua, decenas de camas y tres salas de operaciones. Su presencia va a servir para tener un lugar donde evacuar a los heridos y para el  transporte de los médicos, así como grandes cantidades de agua, según ha declarado Nate Christensen, un teniente de la Armada.

Muertos agolpados

Mientras, la situación de Puerto Príncipe es casi indescriptible, un escenario dantesco con cadáveres por todas partes, en el que el olor a muerte lo invade todo en medio de las ruinas, el polvo y los escombros, según relata el enviado especiald e RNE a Puerto Príncipe, Fran Sevilla

Los habitantes de la capital haitiana deambulan día y noche por las calles. La gente se acumula en los parques y cerca de los edificios derruidos sin saber a donde dirigirse o dónde encontrar refugio. Las víctimas del terremoto no tienen ningún sitio a donde ir ni nada que comer.

Por todas partes surge el olor de la muerte, de los cadáveres que empiezan a descomponerse entre interminables amasijos de hierro y hormigón. Todavía se encuentra a personas con vida entre los escombros y hay tiempo para localizar a más supervivientes.

Un hombre de 50 años ha logrado ser rescatado aunque apenas es capaz de sostenerse en pie y le cuesta respirar. No hay suministros, ni alimentos, ni agua y no funciona la red eléctrica ni la telefonía, aunque parece que la segunda operadora del país empieza a operar.

Miles de personas lo han perdido todo y están abandonados a su suerte, en un Estado que es incapaz de atender sus necesidades, mientras que la ayuda humanitaria llega poco a poco.

En medio de la desolación, los equipos de rescate españoles han conseguido rescatar con vida a cinco personas, entre ellas, un niño de dos años de edad.

Los médicos españoles se van a hacer cargo del Hospital de la Paz en Puerto Príncipe que vive una auténtica situación de emergencia. La necesidad de agua y medicamentos es acuciante y este viernes está previsto que lleguen dos de los seis aviones que España ha fletado con material de emergencia.

Recogida de cadáveres

Los cadáveres de las víctimas del terremoto en Haití comienzan a ser enterrados en fosas comunes a un ritmo muy lento. Nicolas Challes, ha explicado a Efe que un camión y algunas camionetas transportan los cuerpos hasta una fosa común del cementerio de Cafour Academie, el barrio de Petion Ville, pero ha dicho que en toda una tarde apenas logran recolectar cien cadáveres.

Una vez allí, nadie se ocupa de introducirlos en tumbas ni menos aún de cubrir la fosa. "Incluso algún vagabundo se atrevió a manosear la ropa de los cadáveres en busca de lo último de valor que pudieran llevar", cuenta Javier Otazu, periodista de Efe.

Muchos curiosos observaban el paso del trágico convoy tapándose las nariz por el desagradable olor que desprenden los cadáveres en descomposición, del que muchos se han quejado. Pero soportar el hedor no es lo peor, sino que puedan transmitir enfermedades a gran velocidad.

Mª Antonia Blasco, directora de DIYITE, una ONG de cooperación con Haití, ha explicado en Radio Nacional que ha visto "recoger muertos del hospital central en camiones, ir a las montañas y tirarlos". "Esto, con las filtraciones de agua y la poca calidad de agua que hay ya en Haití, significa que puede provocar unas epidemias terribles", como tifus y cólera, ha dicho.