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Sarkozy afirma que el burka, "signo de esclavitud" de la mujer, "no es bienvenido" en Francia

  • Por primera vez desde 1848, un presidente francés se dirige a las cámaras del Parlamento
  • La semana pasada, el Gobierno adelantó que preparaba una ley para regular el burka
  • "La laicidad no es la negación de todas las religiones, es un principio de neutralidad"
  • Sarkozy se opone a subir los impuestos para no agravar la crisis

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Sarkozy presenta en el Palacio de Versalles sus propuestas políticas para la segunda etapa de su mandato

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha subrayado este lunes que el burka, "signo de esclavitud" de la mujer, "no será bienvenido" en Francia. Lo ha afirmado en su discurso ante senadores y diputados reunidos en el Palacio de Versalles, a las afueras de París.

Sarkozy ha hecho esta referencia después de que el pasado 19 de junio, el portavoz del Ejecutivo, Luc Chatel adelantara en una entrevista en la televisión pública France 2 que el Gobierno estudia una ley que regule el uso del burka, cinco años después de la prohibición del velo islámico en los centros públicos.

Es el primer discurso de un presidente francés ante las cámaras del Parlamento desde 1848, lo que ha irritado a la oposición. Sarkozy ha expuesto sus proyectos políticos, económicos y europeos para la segunda parte de su mandato.

Al referirse al burka, Sarkozy ha afirmado que "no es un signo religioso" sino de "esclavitud" de la mujer: "Quiero decirlo solemnemente. El burka no será bienvenido en el territorio de la República francesa".

El presidente francés ha afirmado que "no pueden aceptar en su país mujeres prisioneras detrás de una reja, suprimidas de toda vida social, privadas de toda identidad. No es la idea que la República francesa tiene de la dignidad de la mujer".

Sarkozy se ha pronunciado a favor de una comisión sobre el uso del velo integral en Francia, que ha demandado un grupo de sesenta diputados, que ha abierto una nueva polémica en Francia sobre la laicidad.

"La laicidad no es la negación de todas las religiones. Es un principio de neutralidad y de respeto", ha afirmado Sarkozy.

Modelo económico

Sarkozy ha explicado el modelo que quiere para la Francia después de la crisis. Tras reconocer que ésta "no ha terminado" y que "no sabemos cuándo terminará", el jefe del Estado galo ha insistido en que hay que sacar partido de esta situación y analizar las razones por las que se ha llegado a este punto a nivel mundial para crear un nuevo modelo de crecimiento.

Mientras no se supere esta crisis, "debemos seguir apoyando la actividad, garantizar la estabilidad de nuestro sistema bancario" y proteger a los sectores más vulnerables de la población.

La aspiración francesa para la nueva etapa de después de la crisis será "poner la economía al servicio del hombre", ha subrayado el presidente en un discurso solemne en el que, además de la economía, el presidente expone las ideas políticas y sociales que guiarán su acción de Gobierno.

Sarkozy no subirá los impuestos

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha asegurado que no subirá la fiscalidad porque retrasaría el fin de la crisis, y ha dicho que hay que anular "el mal déficit", seguir invirtiendo en proyectos de futuro y reabsorber cuando la economía se recupere "el déficit imputable a la crisis".

"No haré una política de rigor. No aumentaré los impuestos porque retrasaría la salida de la crisis", ha señalado Sarkozy que ha reconocido que Francia "tiene un problema de déficit". Ha diferenciado entre "un mal déficit" vinculado al gasto corriente de las administraciones que "debe ser reducido a cero" y otro "déficit imputable a la crisis" por la disminución de la recaudación de las administraciones o por el dinero dedicado a programas de ayuda social.

Ha avanzado que "tras la crisis, habrá que dedicarle la totalidad de los ingresos del crecimiento económico", pero ahora "la cuestión central es la calidad del gasto" y también proponer a los interlocutores sociales "medidas masivas" para, por ejemplo, que toda persona que sufra un despido económico pueda recibir durante un año su salario íntegro y una formación para reintegrarse al empleo.

Sarkozy también ha justificado otra serie de compromisos financieros, en particular los que derivan del proceso de concertación sobre políticas ecológicas, conocido como el "Grenelle del Medio Ambiente" porque "es el gasto más rentable" que redundará en la creación de 600.000 empleos en Francia.

Estas palabras cobran un sentido particular un día después de que el Ejecutivo francés haya admitido que el déficit público será superior a lo que esperaba, ya que se situará entre el 7% y el 7,5% del Producto Interior Bruto (PIB) tanto este año como el próximo.

El jefe del Estado, que el miércoles anunciará una remodelación de su Gobierno, ha señalado que las prioridades de ese Ejecutivo se financiarán con una emisión de deuda pública cuyo monto y cuyas modalidades se fijarán en función de la definición de dichas prioridades.

Críticas de la oposición

Sin embargo, algunos grupos políticos, como los Verdes y los comunistas, han decidido no asistir a la intervención del presidente, mientras que los socialistas sí han acudido a Versalles pero han anunciado que no intervendrán en el debate posterior al discurso de Sarkozy.

El presidente ha podido ofrecer este discurso gracias a la reforma constitucional votada y aprobada el pasado julio, que levantó la prohibición de que los jefes de Estado se dirijan a los parlamentarios, tal y como establecía la Constitución de 1875.

El último en hacerlo fue Luis Napoleón Bonaparte en 1848, durante la II República, -aunque entonces el Parlamento francés era unicameral- cuando prestó juramento tras su elección ante la Asamblea Nacional.