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Bruselas reabre el debate sobre la retirada de las monedas de 1 y 2 céntimos de euro

  • Publica un documento con cuatro propuestas sobre su futuro
  • Una de ellas pasa por retirarlas; otra, hacerlas con materiales más baratos
  • El problema de fondo: cuesta más producirlas que lo que valen en realidad

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La Comisión Europea ha puesto otra vez encima de la mesa el debate sobre si se deben retirar las monedas de 1 y 2 céntimos de euro. Lo ha hecho al responder a una solicitud del Parlamento Europeo y de los Estados miembros para investigar el uso que se hacía de estas monedas frente a los criterios de costes.

El Ejecutivo comunitario ha presentado una comunicación  (documento no legislativo) en el que analiza su uso y el coste que asumen los países para producirlas, mayor al valor real  de estas piezas, pérdidas de unos 1.400 millones de euros desde 2002 por este motivo.

En el documento, Bruselas sugiere cuatro posibles escenarios: mantener las cosas como están; elaborar las monedas con otros materiales más baratos o aumentar la eficiencia de su producción; retirarlas de la circulación de forma rápida; y mantenerlas solo para pagar cantidades redondas.

"La CE ha consultado a asociaciones empresariales y de consumidores,  tesorerías, casas de moneda y bancos centrales sobre los pros y contras  de continuar la emisión de monedas de uno y dos céntimos", ha asegurado Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios y el Euro en un comunicado.

La actitud del público en general es bastante irregular: mientras que  hay personas que prefieren que se mantengan, porque temen que suban los  precios con el redondeo, otras ven estas monedas como objetos sin  valor.

Una vez presentado este documento, "ahora llevaremos más lejos esta  discusión con las partes interesadas y los Estados miembros para ver si  hay una clara preferencia en la que basar una propuesta legislativa",  informó Rehn.

Las cuatro propuestas

El documento plantea cuatro posibles escenarios para el futuro de estas piezas, de modo que el primero de ellos establece que se mantenga su emisión en las mismas condiciones que ahora.

El segundo propone que esas monedas sigan en circulación, pero disminuyendo los costes de producirlas, ya sea cambiando el material del que están fabricadas, incrementando la eficiencia en el proceso de su producción, o combinando ambas medidas.

"Esto trataría el problema que afrontan la mayoría de los países de la zona euro, que asumen pérdidas causadas por unos costes de producción que exceden de lejos el valor real de las monedas", ha indicado la CE.

La Comisión sugiere la retirada rápida de estas piezas como tercera opción, con la paralización de la fabricación de las mismas y poniendo en marcha su retirada a través de los bancos y los minoristas en un plazo predeterminado.

A la vez, entrarían en vigor "normas de obligado cumplimiento para el redondeo desde el primer día en que comenzase el periodo de retirada, tras el que las monedas dejarían de ser monedas de curso legal.

Finalmente, la Comisión plantea una cuarta vía que tendría el efecto de una retirada, pero "de otra manera", al apostar por que éstas fueran desapareciendo de la circulación de manera gradual "debido a su alta tasa de pérdida y su falta de atractivo como un modo conveniente de pago".

137 monedas por habitante

Las monedas "pequeñas" representan hoy la mitad de las piezas en circulación en la zona euro, ha asegurado la CE, y presentan "una alta tasa de pérdida" debido a que la gente tiende a considerar que no tienen valor y en ocasiones termina por no utilizarlas a la hora de pagar.

Sin embargo, también existe una cierta reticencia ciudadana ante su retirada, debido al temor a que aumenten los precios y las reglas de redondeo podrían provocar una "reacción negativa", según la Comisión.

Desde la entrada en circulación de la moneda única en enero de 2002, los países de la eurozona han emitido más de 45.800 millones de monedas de uno y dos céntimos, lo que equivale a 137 de estas piezas por ciudadano.