David Trueba, cineasta y escritor: "Agradezco haber vivido un tiempo en el que el franquismo agonizaba"
- El escritor David Trueba presenta en Culturas 2 su nuevo libro, Mi 69
- El cineasta estrena en noviembre Siempre es invierno, película basada en su novela Blitz
Entre misiones espaciales, presidentes que prometen acabar con la guerra y casos de corrupción, nacía, en 1969, el escritor, guionista y director David Trueba en Madrid, siendo el menor de ocho hermanos. Más de cincuenta años después, el cineasta nos invita a echar la vista atrás con Mi 69, un libro en el que hace un retrato generacional desde el año de su nacimiento. Además, este año también presenta Siempre es invierno, película basada en una de sus novelas, Blitz.
En Culturas 2, programa disponible en RTVE Play, David Trueba reflexiona sobre cómo de definitorio es para alguien el entorno familiar y el contexto político y social en el que crece. En su caso, en una familia numerosa en el barrio madrileño de ‘El Estrecho’ en los últimos años de la dictadura. “Agradezco haber vivido un tiempo en el que el franquismo agonizaba y nacía una cosa que no sabíamos lo que era, que se llamaba libertad, y que entonces era incluso más libre que hoy, porque nadie quería ser censor”, expresa. “Hay muchas cosas que se conquistaron esos años que ahora mismo pueden estar en peligro si la gente no las entiende como unos logros, sino como unos defectos…”, continua.
Una dedicatoria dentro de un carnet de la Falange
En Mi 69, David Trueba rememora una anécdota con su padre, Rodri, cuando él ya era adolescente. “Mi padre era un agricultor de un pueblo de 40 habitantes de la provincia de Valladolid cuando lo reclutaron de la Falange y lo llevaron a la guerra”, cuenta. “Pegaba tiros en el monte pensando que estaba defendiendo la Iglesia Católica, la propiedad privada y a España de la llegada del comunismo, cosa que me parece bastante razonable para una persona como él y del entorno del que venía”, sigue.
No obstante, tiempo después su padre volvió al pueblo y, en ser conocedor de la represión que había habido en la zona, rompió su carnet de la Falange. “Cuando empecé a leer libros de historia, supe que la historia no era exactamente como la había vivido mi padre, sino que él era un personaje real que, estando metido dentro de su momento, no podía ver el contexto general. Entonces, discutíamos sobre eso”, manifiesta.
“Los hijos educan a los padres más que los padres a los hijos“
Pero un día, su padre apareció en su habitación y le entregó aquel carnet de la Falange que aún conservaba con una nota en su interior que decía: “A mi hijo David, en recuerdo de mis años de ignorancia”. “Que un padre reconozca eso… Yo le tengo mucho aprecio a esas cosas, porque yo creo que los hijos educan a los padres más que los padres a los hijos”, comparte.
La cultura como refugio
1969 también fue un año en el que se luchaba por la libertad en el ámbito de la cultura: el escritor Camilo José Cela publicaba San Camilo, 1936, el director Adolfo Marsillach se peleaba con la censura para estrenar Marat-Sade y la actriz Núria Espert Las criadas... “La cultura era claramente una cuña dentro de un régimen muy controlador y con un poder muy conservador dictado por la Iglesia Católica y las costumbres tradicionales”, sostiene Trueba. “A través de las historias de ficción se normalizaban asuntos como la liberación de la mujer, la libertad sexual, el aborto, la homosexualidad… Es gracias al arte que la sociedad los acababa aceptando”, añade.
Un reencuentro 30 años después
El 7 de noviembre, David Trueba estrena Siempre es invierno, su última película. Esta es la primera vez que el cineasta lleva una de sus propias novelas al cine, en esta ocasión, Blitz, que narra la historia de una reconstrucción tras una ruptura. Entre el reparto se encuentra el actor David Verdaguer, con el que ya contó para el biopic del humorista Eugenio, y la actriz francesa Isabelle Renauld, con quien se reencuentra después de tres décadas.
“Isabelle Renauld estaba en un momento muy dulce de su carrera“
Todo se remonta a 1995, cuando el cineasta preparaba su primera película como director, La buena vida: “Había un papel de una profesora de francés que vivía en Madrid y que daba clases al protagonista y, entre la selección de actrices, estaba Isabelle Renauld, que estaba en un momento muy dulce de su carrera. Había estado nominada al César, acababa de trabajar con dos o tres grandes directores franceses… Entonces no le hice ni una prueba”.
Sin embargo, Renauld por entonces no hablaba ni una palabra de español, por lo que, después de escuchar el director un casete de la actriz leyendo los diálogos con muchas dificultades, acabó descartándola. Hasta ahora, que por fin han podido trabajar juntos en Siempre es invierno, próximamente en cines.
Culturas 2