Los últimos ejecutados del franquismo: 'Mañana matarán a Daniel', de Aroa Moreno Durán
- La escritora madrileña revisa un capítulo reciente de la historia de España, ocurrido muy cerca de su casa
- Ficción, crónica personal y periodismo de investigación conviven en este libro sobre el final de la dictadura
Esta historia comienza la madrugada del 27 de septiembre de 1975. Esa noche tres jóvenes fueron ejecutados en la sierra de Madrid. Salto a cincuenta años después. Es 2025, y se publica la novela Mañana matarán a Daniel (Random House), en la que la escritora madrileña Aroa Moreno Durán cuenta qué ocurrió aquellas semanas. Esta es la crónica silenciada de los últimos fusilados del franquismo.
Los hechos históricos no son casos aislados que pasan a los registros, si es que pasan. Los hechos acaban dibujando maneras de vivir, sociedades y leyes. En otoño de 1975 faltaban pocas semanas para la muerte de Franco. Aquellos tres jóvenes —Daniel, Hidalgo y Pite— habían sido detenidos y torturados, acusados de matar ese verano a un policía y a un guardia civil.
La condena se impuso sin juicio legal y de forma precipitada, sin pruebas ni posibilidad de defensa. Junto a otras dos ejecuciones, aquellos jóvenes fueron los últimos fusilados por el régimen. Aroa Moreno Durán encuentró por casualidad, muy cerca de su casa, las huellas de aquellos asesinatos. En el monte donde tantas veces había acampado existe todavía el talud donde se llevaron a cabo las ejecuciones. ¿Por qué ese hecho quedó sepultado de las crónicas?
La memoria histórica
La novela emplea la ficción, cimentada sobre una investigación exhaustiva. Moreno Durán ilumina así uno de los episodios más siniestros del final de la dictadura española. La literatura repara, pone rostro al dolor anónimo, recupera historias desdibujadas e injustas. Impresiona que la arcadia de unas personas sea la tumba de otras. La escritora asociaba ese paisaje a la felicidad, a la inocencia infantil. Comienza así su libro: «Tres hombres murieron donde cantábamos cuando éramos jóvenes. Cuando teníamos los mismos años que los tres. (…) Este es el campo de mi juventud. Estas son mis lavandas nuevas. La savia de la jara untada en los dedos. Yo nunca he visto un agujero en el pecho».
“Para escribir la novela tuve que armar un rompecabezas“
Aroa Moreno Durán se cita con el equipo de Página Dos en Hoyo de Manzanares, el lugar donde transcurre la narración. La autora madrileña describe así su estupor a Óscar López acerca de la desmemoria histórica: «No puedo entender que yo, una mujer nacida en 1981, seis años después de que ocurrieran los hechos, no pueda tener acceso a lo que sucedió. Para escribir la novela tuve que armar un rompecabezas en el que se contradecían los papeles, los testimonios, los hechos. No hay un consenso. Es muy complicado, y me da rabia».
No se puede dejar atrás la historia si hay personas que siguen sufriendo por ella, afirma la autora. El título del libro es un verso de Manuel Blanco Chivite, miembro del FRAP, también condenado a muerte e indultado después. Es del poema Víspera de los fusilamientos, que escribió en la cárcel. «Hoy velaré toda la noche / solo y en silencio velaré toda la noche / y mañana matarán a Daniel / mi camarada».
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