'MasterChef 13' ya tiene finalistas: descubre quiénes se jugarán un puesto en el duelo final
La aventura de MasterChef 13 comenzó hace más de tres meses para 16 aspirantes. Semana a semana únicamente los más fuertes han podido ir avanzando. Pero sólo cuatro de ellos han llegado a la gran final. Esfuerzo, evolución y disciplina han sido los tres pilares que han llevado a Ismael, Bea, Gabriela y Ana a la lucha por el trofeo final. ¿Quiénes son tus favoritos para hacerse con la chaquetilla de duelista? Analizamos su paso por el programa y sus puntos fuertes y puntos débiles.
Ismael, acostumbrado a la presión
El GEO llegó a MasterChef 13 con un objetivo muy claro: cambiar de vida y poder cumplir el sueño familiar de tener un pequeño hostal-restaurante. Con su mujer y su hija siempre en mente, sus compañeros le apodaron el "empollón", porque nadie leía más libros de cocina que él. Un momento inolvidable del paso de Ismael por el programa fue cuando siguiendo las instrucciones de Víctor fue capaz de replicar una increíble y compleja receta de Jordi Cruz. El propio Ismael confesó que para él no había rivales, sino compañeros. El GEO, por ejemplo, ha sido un gran confidente para Emilio.
Como punto fuerte, Ismael destaca por trabajar bien bajo presión. Su profesión le ha llevado a situaciones límite y cocinar con el reloj encima y la alta exigencia de los jueces nunca han sido un problema para él. Sin embargo, su punto débil también se entiende por ahí. Con una disciplina envidiable, el GEO ha luchado durante toda la edición por quitarse el corsé de la norma e intentar dar rienda suelta a su creatividad. Alguna de las grandes recetas que ha firmado en el programa son la ensalada de arenques o su bizcocho genovés.
Gabriela, sin excusas
A pesar de su embarazado, Gabriela no renunció a cumplir su sueño de entrar a MasterChef para formarse y poder abrir un catering en el futuro. Siempre con su marido Curro y sus dos hijos en la mente, a Gabriela le costó entrar en dinámica por todo lo que echaba de menos a su familia. Pero una vez asumió que lo que estaba haciendo era lo correcto, despegó.
Precisamente, en su embarazo encontró la principal motivación para crecer y en ningún momento lo puso como excusa. Todo lo contrario. Por otro lado, ganar el pin podría haber hecho que se relajara, pero no fue así y supo mantener la tensión en todos y cada uno de los cocinados. Durante los tres meses de competición, Gabriela acumula varias de las mejores recetas de la edición: desde el magret de pato con salsa de chalotas con el que consiguió el delantal blanco al helado de queso con crumble, pasando por el tataki de atún.
Bea, la "mosquita muerta" que no paró de crecer
En los primeros programas Bea sufrió porque las buenas valoraciones no llegaban. Enlazó platos que pasaban fase, pero sin llegar a brillar. Pero todo cambió en el programa cuatro cuando en la primera lucha por el pin, se quedó a un suspiro de superar a Ángela. En esa prueba los jueces vieron el inicio de una evolución, que desde entonces no se ha detenido. Entre guiño y guiño con Chema, Bea se mantuvo centrada en la cocina con la final como objetivo. Y ya lo ha cumplido.
Su punto débil siempre estuvo precisamente en esa relación de amistad con Chema y la posibilidad de llevarlo un paso más allá y que eso afectara a su concentración. Pero lejos de eso, Bea siempre tuvo claro que entró a MasterChef para afrontar el reto como una oportunidad de aprendizaje. Y no se alejó de esa idea. Por otra parte, los jueces siempre han valorado que la principal habilidad de Bea respecto a sus compañeros es su manera de emplatar, consiguiendo una estética superior. Los tallarines con salsa de tomate y aire de albahaca, el carpaccio de langostinos y oreja o el sashimi de atún con edamame son tres buenas pruebas de ello.
Ana, de la dispersión a la concentración
Su particular forma de hablar mezclando castellano e inglés es su sello de identidad. Tanto es así, que los jueces intentaron adaptar su vocabulario a Ana. Y así fue como Pepe Rodríguez bautizó a la aspirante como The great commander. Capitana ejemplar en dos ocasiones, Ana tardó en sacar su gen repostero -viene de familia repostera- pero terminó demostrando que lo tiene, con un delicioso helado de leche con toffe.
En la primera parte de la edición, Ana evidenció que incluso en sus mejores días tenía momentos de dispersión. Y los jueces se lo hicieron ver. Pero supo reconducir la situación y sin perder su esencia y su personalidad alegre, entendió que hay momentos en cocina en los que solo cabe la concentración. Alguna de sus grandes creaciones en MasterChef 13 han sido el carpaccio de calabacín con gorgonzola y el tomate en cuatro texturas.
Cuatro aspirantes y sólo dos chaquetillas. ¿Qué dos finalistas se enfrentarán en el duelo? ¿Quién se llevará el trofeo de ganador o ganadora para suceder a Ángela? Sólo hay una manera de saberlo: disfrutando de la gran final de MasterChef 13.