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El Judío de Baena en Semana Santa: la rivalidad centenaria entre coliblancos y colinegros

  • La figura del Judío en Baena, en Córdoba, se remonta al siglo XV
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El Judío de Baena en Semana Santa: la rivalidad centenaria entre los coliblancos y los colinegros
Coliblanco frente a colinegro en la Semana Santa de Baena

En Semana Santa, el silencio de la campiña cordobesa se rompe al ritmo de cientos de tambores en Baena. Allí, las turbas de los coliblancos y los colinegros salen a las calles para protagonizar una tradición que combina historia, simbolismo y una rivalidad local profundamente arraigada: el Judío de Baena.

El origen del Judío

La figura del Judío en Baena tiene raíces que se remontan al siglo XVIII, cuando se abrieron los cultos de Semana Santa al pueblo. “Uno de los pasos fundamentales siempre cuando se va a iniciar una procesión, es el Prendimiento, donde son indispensables la figura de Judas, el discípulo traidor y la comitiva que viene a detenerlo”, explica en 'Pasión y gloria' el historiador Manuel Horcas.

Cuando se restaura la figura del Judío, se aprovechan unos uniformes

Con el paso del tiempo, la representación del Judío fue evolucionando en España. Influida por la visión negativa hacia los hebreos durante la Inquisición, su figura se representaba de forma ridícula y grotesca. Pero en Baena fue diferente. “Aquí en Baena, cuando se restaura la figura del Judío, se aprovechan unos uniformes que hay aquí y adquiere un aspecto militar que no lo tiene otro sitio”, señala Horcas.

Cascos empleados en los judíos de Baena

Cascos de estética militar empleados en los judíos de Baena

Así nace una estética militar única: casco dorado, tambor para marcar el paso y una característica cola de caballo, blanca o negra. Originalmente, la cola blanca se reservaba para los mandos: el cuadrillero, el abanderado y el tamborilero; y la negra para el resto de integrantes. Sin embargo, a principios del siglo XX, esta distinción pasó a representar la pertenencia a una u otra cofradía: a los coliblancos o a los colinegros.

Coliblancos y colinegros

Durante la Semana Santa de Baena, los vecinos y vecinas se dividen entre coliblancos y colinegros. La rivalidad entre estos dos grupos no siempre fue simbólica. En el siglo XIX, también tenía un sentido político. “A los más liberales se les llamaba los negros, y los más absolutistas eran los blancos”, aclara el experto. Más adelante, surgió otro tipo de distinción, esta vez económica: “La cola negra es mucho más fácil de adquirir que la blanca. Entonces no estaba al alcance nada más de quien tuviera medios para adquirirla”.

Artesanía que suena

El tambor es otro de los protagonistas indiscutibles de las procesiones de Semana Santa en Baena. De hecho, su toque ha sido declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía. Además, su construcción forma parte de la tradición local y de la economía del municipio. “Aquí está muy localizada en tres o cuatro artesanos que prácticamente fabricaban todos los tambores que iban haciendo falta”, explica Manuel Horcas.

Construcción de un tambor de Baena

Construcción artesanal de un tambor de Baena

Más allá del Judío

La Semana Santa de Baena no solo gira en torno al Judío. Otra figura llamativa, según Horcas, son los evangelistas: “Son quizá los que se parecen un poco más a lo que fue el Judío primitivo. Están vestidos con una túnica y lo que llevan son el rostrillo, que es una carátula representando la cara del evangelista”.

También forma parte de la tradición la representación de una escena conocida como “el susto”. En ella, los evangelistas desfilan escribiendo el Evangelio y los Judíos se acercan por detrás para observar. Al ser descubiertos, los evangelistas esconden lo que escriben. “Se puede decir que es porque 'se asusta'. Y al final hacen un pasillo y una especie de baile. Y ya por fin, el evangelista sale por un sitio y el Judío sigue por otro”.

Representación de 'el susto'

Representación de 'el susto', con Mateo el Evangelista siendo observado por un colinegro

Baena no solo mantiene viva una tradición con el Judío en Semana Santa. La transforma, la viste de símbolos y la convierte en una seña de identidad en la que se implica el pueblo entero. Para los baenenses, ser coliblanco o colinegro no es una simple elección: es una forma de sentir y vivir la historia.