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Los Empalaos de Valverde de la Vera: pasión y tradición en Semana Santa

  • En Valverde de la Vera, Cáceres, se celebra un ritual religioso que tiene su origen en el siglo XVI: los Empalaos
  • Descubre más tradiciones de Semana Santa en ‘Pasión y gloria’, disponible en RTVE Play

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Los Empalaos de Valverde de la Vera: pasión y tradición en Semana Santa
Un Empalao de Valverde de la Vera mientras le colocan la indumentaria para la penitencia

Penitencia, devoción y tradición. Estas tres palabras podrían definir lo que son los Empalaos. Cada Semana Santa el municipio de Valverde de la Vera, en la provincia de Cáceres, revive uno de los ritos religiosos más peculiares de nuestro país que se remonta al siglo XVI. Es durante el día del Viernes Santo cuando se celebra el viacrucis de estos penitentes.

Le pedí que me echara una mano en ese momento y me la echó

En ‘Pasión y gloria’, Vicente explica que lleva 27 años vistiéndose de Empalao. Todo empezó por una promesa: “Fue una circunstancia en la cual yo estaba pasando un mal momento. Tengo mucha devoción hacia mi Cristo y, a través de una promesa, le pedí que me echara una mano en ese momento y me la echó”. Desde entonces, participa en este viacrucis de Valverde de la Vera.

El origen de los Empalaos

Los Empalados es un rito de penitencia disciplinante que estuvo muy extendido en España en la Edad Media. Sin embargo, actualmente solo se celebra en este municipio cacereño. El primer documento escrito, que hace referencia a que la Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo ya realizaba estos actos en el pueblo, pertenece a las primeras ordenanzas que datan del año 1654.

En sus inicios se llamaban Hermanos de Disciplina aunque con el tiempo pasaron a llamarse Empalaos. Antiguamente, los hombres desmontaban sus arados y usaban los timones y las sogas para la práctica del viacrucis.

En 1980 este rito, que guarda mucha relación con los Picaos de San Vicente de la Sonsierra al ser las dos únicas penitencias que sobreviven en España, fue declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Así es la indumentaria de los Empalaos

La indumentaria del penitente está compuesta por el timón, las sayas, las sogas y una corona de espinas. Con calma y cuidado colocan las sogas al Empalao, que va desnudo de torso para arriba. Aunque se le ponen enaguas sobre la cintura. Después de rodearle con las sogas – se empieza por el torso, de abajo hacia arriba, hasta cubrir los dos brazos-, le colocan el timón de arado sobre sus hombros y le cubre con sogas el mismo. Por último, le colocan el velo y la corona de espinas.

La indumentaria del Empalao

Vicente, uno de los Empalaos de Valverde de la Vera, con la indumentaria

Goyo, vecino de Valverde de la Vera, es vestidor de los Empalaos. Antes de ponerles la vestimenta les recomienda comer un par de horas antes. También les pide revisar antes las sogas para comprobar que hay suficientes para rodearles. “Te pones a vestir un Empalado y llega a mitad del brazo y se acabaron las sogas. Hay que ir buscando un trozo de soga. Es un poco complicado...”, comenta en ‘Pasión y gloria’.

Tan importante es vestir adecuadamente al penitente como desvestirle. Después del viacrucis que dura unos 50 minutos, Vicente apunta que tienen que estar atentos para que no se le desprendan los brazos a medida que le quitan las sogas: “No tienen circulación”. Para recuperar el riego sanguíneo, aplican alcohol de romero. “Una de las veces se me enganchó a un nervio y me tiré casi 15 días con un par de dedos que no sentía”, señala.

Es como si estuviera yo y el mundo, nada más

El Empalao hace el recorrido acompañado de familiares y allegados y también por la multitud de visitantes que se acercan a Valverde de la Vera para ver con sus propios ojos esta tradición. Cada vez que dos penitentes se encuentran, se arrodillan el uno frente al otro. “En cada cruz, en cada momento que me arrodillo, pasan por mi cabeza momentos de mi vida, tanto buenos como malos. Fíjate que hay gente que te acompaña, pero para mí existe un silencio. Es como si estuviera yo y el mundo, nada más”, asegura Vicente.

Cando los Empalaos terminan la penitencia, se quitan las sogas y se funden en un emotivo abrazo con los familiares que les han acompañado. Vicente volverá a repetir el año que viene para cumplir su promesa.