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¿Quién salvó de la muerte al primer fascista de España? Su historia en esta película imposible de olvidar

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Escena de la película 'Soldados de Salamina'
Escena de la película 'Soldados de Salamina'

Sobrevivir a un fusilamiento, huir por el bosque, esquivar la muerte de nuevo y terminar siendo salvado por quienes habían sido tus enemigos. Aquella novelesca historia, que tuvo lugar en los últimos años de la Guerra Civil española, inspiró Soldados de Salamina, la exitosa novela de Javier Cercas. El hombre en cuestión era Rafael Sánchez Mazas, uno de los grandes ideólogos de la Falange, considerado por muchos el primer fascista de España. La última persona a la que tres desertores del ejército republicano pudieron imaginar que terminarían salvando la vida.

Un capítulo de la historia de nuestro pasado que Cercas recuperó con una mirada desde el presente, a través de un trasunto escritor con una crisis creativa que ve en esta historia la posibilidad de escribir su próxima novela. El enfoque atrajo mucho a David Trueba. Amigo de Cercas, acababa de debutar como director con La buena vida (1996). Cuando tuvo la oportunidad de leer el manuscrito de Soldados de Salamina le dijo al escritor que lo que tenía entre manos también podía ser una gran película. Lo que no sabía es que terminaría siendo él quien la llevaría a la gran pantalla. Dos años después, se estrena en salas con Ariadna Gil como protagonista.

Como ocurre con todas las adaptaciones, siempre se tiende a mirar al original, pero la propuesta de Trueba es muy libre, empezando por la protagonista. En la película, el personaje del escritor se transforma en una mujer periodista. Junto a ella, como ocurre en la novela, el espectador va descubriendo, como en un thriller policial, los hechos que envolvieron la huida de Sánchez Mazas, aquel 30 de enero de 1939, unos días antes de que las tropas franquistas culminaran la ocupación de Cataluña.

Ariadna Gil en 'Soldados de Salamina'

Ariadna Gil en 'Soldados de Salamina'

¿Quién salvó a Rafael Sánchez Mazas?

Como ocurre con todas las adaptaciones, siempre se tiende a mirar al original, pero la propuesta de Trueba es muy libre, empezando por la protagonista. En la película, el personaje del escritor se transforma en una mujer periodista. Junto a ella, como ocurre en la novela, el espectador va descubriendo, como en un thriller policial, los hechos que envolvieron la huida y salvación de Sánchez Mazas.

Todo ocurrió un 30 de enero de 1939. En los últimos coletazos del bando republicano, aun quedaban algunos centros de detención de presos. Era el caso del santuario de Santa María del Collell, en el que, por esas fechas, aún permanecían encarcelados cerca de mil personas. Había curas, abogados asociados al bando nacionalista y varios miembros de la Falange. Era el caso de Sánchez Maza. Unos días antes de que las tropas franquistas terminarán la toma de Cataluña, tal y como se plantea en la novela, un hombre llamado Enrique Líster, integrante de la dirección de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, y Mayor general de las tropas republicanas, dio una de sus últimas órdenes. Muchos republicanos se dirigían a la frontera francesa, pero él era un tipo obsesionado por continuar una guerra que ya estaba perdida. Fue entonces cuando llevan a cabo el fusilamiento de unos 30 hombres.

Bajo un bosque sin ideologías

Ninguna bala tocó a Sánchez Maza, una oportunidad que aprovechó para huir a través de los bosques cercanos a la zona de la Garrotxa. Aquel bosque estaba lleno de gente. Redes de evasión a Francia, perseguidos, huidos, desertores. En la novela y en el filme cuenta que allí podías encontrarte a gente que te ayudara y Sánchez Mazas los encontró, “los amigos del bosque”. Así llamaba Mazas a los tres chicos desertores del ejército republicano que le escondieron y el ayudaron.

Podrían haberlo matado, como también pudo haberlo hecho horas antes un joven soldado. El hombre al que la protagonista de Soldados de Salamina busca sin descanso en la película. Cuando salen en su busca, un soldado republicano, lo encuentra, lo encañona y, tras mirarlo fijamente a los ojos, decide perdonarle la vida. “¿Por qué quieres encontrar al hombre que salvó a Sánchez Mazas?”, le pregunta aquel hombre a la periodista a la que da vida Ariadna Gil. Ella responde que para preguntarle por qué no lo mató, porque en las guerras la gente se mata, pero él no lo hizo. Y, entonces, él responde: “¿Y por qué iba a matarlo?

Trueba contó que, para él, Soldados de Salamina era una oportunidad para que toda una generación pudiese encontrar en el pasado razones para seguir construyendo el país del que sentirse orgulloso. Y qué mayor razón que este encuentro que se da en plena Guerra Civil entre un falangista y un republicano que deja ir con vida a este.

¿Por qué el libro se llama Soldados de Salamina?

Soldados de Salamina se refiere a la batalla de Salamina que tuvo lugar en el año 480 a.C. 50 años más tarde Heródoto, padre de la historiografía, escribió sobre la batalla, en su obra Historiare con la intención de que no se perdiera la verdad de los hechos. Una referencia que el escritor Javier Cercas tomó para su novela, aludiendo a aquella batalla de hace siete décadas porque sintió que, a veces, para su generación la Guerra Civil le parecía igual de lejana que la Batalla de Salamina.