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"Eres lo que comes, así que come bien" ¿Cómo alimentamos a un cerebro sano?

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Un cerebro bien alimentado
Poner la cocina al servicio del cerebro es una idea que sigue ganando terreno en los laboratorios científicos.

El documental Un cerebro bien alimentado -que puedes ver gratis y online en la plataforma de vídeos de RTVE Play-muestra como nuestra salud mental, nuestros estados de ánimo y nuestras capacidades cerebrales también están a merced de nuestro apetito.

En esta película se detallan varios experimentos científicos en los que se demuestra que poner la cocina al servicio del cerebro es una idea que sigue ganando terreno en los laboratorios científicos. Aquí tienes 7 secretos que la ciencia ha empezado a descubrir relacionados con la relación que existe entre la alimentación y el cerebro:

1) La comida basura reduce nuestro cerebro

Pero ahora la ciencia dice también la comida basura podría reducir nuestro cerebro. Una dieta rica en grasas y en azúcar provoca cambios en áreas del cerebro relacionadas con la memoria.

Lo que pasa por tu mente depende también de lo que sirvas en tu plato. Todo comienza con las primeras comidas, incluso antes del nacimiento. Un estudio ha constatado que las madres que durante el embarazo se alimentaban de alimentos procesados, bebidas azucaradas y aperitivos salados tenían hijos más propensos a ser agresivos, coléricos e inestables.

También han descubierto que la alimentación del niño es tan importante como la de la madre. Demasiada comida basura y poca comida saludable generan conductas más coléricas y agresivas, pero también más tristeza, ansiedad, preocupación y pesadillas.

2) Nuestra neuronas necesitan Omega 3

El cerebro es el órgano después del tejido adiposo más rico en ácidos grasos poli saturados, también conocidos como los Omega 3. Son indispensables y como nuestro organismo no puede producirlos, necesitamos ingerirlos a través de la comida.

El pescado azul, las vísceras, los aceites vegetales, las semillas, como las nueces y las almendras, han sido durante mucho tiempo la principal fuente de Omega 3 para los humanos. Experimentos con ratones han demostrado que la cantidad de Omega 3 que llega al cerebro es crucial para hacer que las células cerebrales sean más eficientes.

3) Debe existir una alimentación variada

Primera regla para que un cerebro funcione a pleno rendimiento es evitar carencias.¿Qué le sucede a las neuronas cuando las comidas son pobres y sobre todo, siempre iguales? Estudios con ratones han demostrado que el déficit de vitamina B3 provoca un comportamiento agresivo en estos animales. Cuando complementamos su dieta a base de maíz con vitamina B3, volvieron a tener una conducta completamente normal.

¿Podría una dieta deficiente y desequilibrada disparar también entre nosotros la agresividad y las reacciones violentas? Los archivos de la última guerra en Holanda han permitido a los científicos estudiar esta cuestión. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo una gran hambruna en los Países Bajos.

En este período, las mujeres embarazadas que pasaron hambre dieron a luz a niños que a los 18 años demostraron tener mayores problemas de sociabilidad que otros nacidos en otra época. Desde entonces, numerosos estudios han establecido una relación entre la violencia y la calidad de la alimentación cotidiana.

4) La comida influye en tus decisiones

Lo que ingerimos tiene por lo tanto, el poder de cambiar nuestros estados de ánimo y de estimular ciertos impulsos. Pero, ¿la comida influye a la hora de pensar y tomar decisiones? Otro experimento ha concluido que en unas pocas horas lo que comemos modificaría sutilmente la química del cerebro y por lo tanto, la comunicación entre las neuronas lo suficiente como para orientar algunas de nuestras decisiones.

5) La alimentación cambia el tamaño del hipocampo

¿Qué pasa si solo nos alimentamos con la comida basura rebosante de azúcar y de grasas malas? Una investigación que se realiza en la Universidad de Sydney, en Australia, alberga el único laboratorio del mundo en el que las ratas son alimentadas con comida basura.

Estas ratas sobrealimentadas tienen peor memoria espacial, pero también presentan otras alteraciones que para los científicos son una señal de alarma. Afectan al hipocampo, una pequeña región situada en el centro del cerebro, indispensable para el aprendizaje y la consolidación de los recuerdos.

Las últimas investigaciones demuestran que hay una relación directa entre la alimentación y el tamaño del hipocampo, pero también con la materia gris y la materia blanca. “Los resultados de otros estudios experimentales demuestran que cuatro días de ingestión de comida basura es suficiente para perjudicar las funciones cognitivas que dependen del hipocampo”, afirman los expertos de este documental.

6) El azúcar es adictivo como una droga

Cada vez hay más evidencia científica de que el poder del azúcar es similar al de una droga. Serge Ahmed, científico especializado en adicciones en Burdeos, Francia, fue uno de los primeros en encontrar las pruebas con un experimento muy sencillo. Primero crió ratas dándoles cocaína y azúcar. Luego, después de unas semanas con ese régimen doble, enfrenta a los animales a una elección: puede elegir entre una palanca conectada a una jeringa que contiene una solución con droga o escoger otra palanca que le permite controlar otra jeringuilla que contiene agua azucarada. Las ratas eligen cuatro veces más el agua azucarada que la droga.

Otras investigaciones sobre la influencia de los alimentos dulces en el cerebro humano apuntan a que el azúcar actuaría en nuestro cerebro como una droga y cada vez necesitamos una dosis mayor para activar nuestro circuito de recompensa. “Cuantas más barritas de chocolate comemos, más necesitamos y más barritas de chocolate comeremos. Es monstruoso”, subraya Eric Stice, del Instituto de Investigación de Oregón.

7) ¿Cuál es el menú ideal para nuestro cerebro?

En los próximos años, los expertos auguran que es muy probable que comencemos a pensar en nutrición y medicina personalizadas y a comprender muy claramente cómo interactúan los alimentos con el cerebro. Mientras la ciencia sigue estudiando la relación entre alimentación y el cerebro lo que está claro es que mantener una dieta diversificada y equilibrada que evite los alimentos procesados, el azúcar y que favorezca a las frutas y verduras, es la mejor receta para mantener nuestras facultades mentales en buena forma.

"Mi abuela decía Eres lo que comes, así que come bien. Y la ciencia está demostrando que mi abuela tenía razón", sentencia en el documental el profesor de la Universidad de Cork, en Irlanda, John Cryan.