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Carla Simón, ¿qué pasó en el verano de 1993? La historia real detrás de la película

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Somos cine - Verano 1993

Desde el deslumbrante debut de Carla Simón en la Berlinale de 2017, no hay nadie que no haya hecho suyo aquel verano de 1993. Un pedazo de su propia vida que retrataba con elegante cotidianeidad el duelo que experimentó de niña cuando perdió a las personas que más quería. Una película que conmovió al público y se coló, para siempre, en nuestra cinematografía. Por aquel entonces, la cineasta no sabía que cinco años después, en ese mismo festival lograría alzarse con el Oso de Oro con Alcarrás (2022), su segundo trabajo como directora. Aunque muchos ya habían comprobado que el talento que derrochaba en Estiú 1993 presagiaba ya un camino prometedor.

La ganadora del Premio Nacional de Cinematografía 2023 representa a una nueva generación de cineastas que , en muy poco tiempo, han logrado en muy poco tiempo desarrollar un cine de calidad, comprometido con el propio medio y la sociedad. Así lo ha señalado el jurado de este destacado galardón. Carla es, sin duda, la cabeza más visible de un grupo de cineastas que han despuntado en el cine español contemporáneo con un cine naturalista y en primera persona.

La directora Carla Simón ('Verano 1993') gana el León de Oro en la Berlinale por 'Alcarrás'

La directora Carla Simón ('Verano 1993') gana el León de Oro en la Berlinale por 'Alcarrás'

El verano más díficil de Carla Simón

En Verano 1993, película que puede verse gratis en RTVE Play, Carla traslada la vivencia que marcó su infancia a la gran pantalla. En la película, la directora se convierte en Frida, interpretada por la magistral Laia Artigas, una niña de seis años que debe enfrentarse a la muerte de sus padres y al proceso de adopción posterior por parte de sus tíos. Un proceso complejo, lleno de un dolor que solo puede intuirse porque, envuelta en aquella idílica naturaleza, con la luminosidad de la niñez, ese desgarro que la niña lleva por dentro permanece latente.

¿Qué pasó en el verano de 1993?

A principios de los años 90, el sida se había extendido por medio mundo y en España se convirtió en la primera causa de muerte para la población de 25 a 44 años. Sus consecuencias fueron devastadoras. Durante aquella década esta enfermedad fue responsable de casi 6.000 defunciones anuales. Sin cura y sin apenas investigaciones que dieran con los paleativos necesarios, en aquellos años contraer la infección suponía prácticamente una sentencia de muerte, además del estigma social que llevaba aparejada esta enfermedad.

Los padres de Simón pertenecieron a aquella generación diezmada por el virus y ambos terminaron falleciendo, con una diferencia de tres años, a causa de la enfermedad. La directora de Estiú 1993 tan solo tenía seis años cuando se quedo huérfana de ambos padres. Fue entonces, cuando fue adoptada por sus tíos que vivían en La Garrotxa, el pueblo de Girona donde, veinticinco años después daría forma a su ópera prima.

La película retrata aquel proceso por el que, en cuestión de meses, Carla cambió de vida. Asimilar el duelo, la pérdida de sus padres, abandonar su casa y trasladarse al pueblo de sus tíos, a los que en la cinta dan vida David Verdaguer y Bruna Cusí, en donde le espera su prima, ahora convertida en su hermana. "Quería contar la historia desde mi punto de vista, la película está basada en mi historia, pero hay cosas que no son iguales. Yo perdí a mi madre en marzo y el proceso en la realidad fue mucho más largo", cuenta la directora.

Escena de 'Verano 1993', de Carla Simón

Escena de 'Verano 1993', de Carla Simón

¿Dónde se rodó Verano 1993?

Al igual que ocurría después con Alcarrás, Carla trasladó el set de rodaje al lugar dónde tuvieron lugar aquellas vivencias personales. Un proceso que se alargó durante seis semanas y se realizó íntegramente en los alrededores de Olot y La Garrotxa, en el nordeste de Cataluña, entre el Alto Ampurdán y el Ripollés. Dos localidades, pertenecientes a la provincia de Girona, donde la directora de cine pasó los primeros años de su infancia junto a sus tíos.

Una historia degarradora con mucha luz

Una de las cosas que más sorprende de la primera película de Carla Simón es la luminosidad que envuelve todo. Verano 1993 cuenta algo tan devastador como la perdida de dos padres, la orfandad de una niña pequeña y el duelo. Sin embargo, la cineasta enmarca esta historia desde la claridad, con escenas cálidas y cotidianas que se alejan por completo de cualquier oscuridad propia de todo aquel dolor que bulle dentro de la pequeña protagonista.