Pacientes atrapados en listas de espera "brutales": la debilidad crónica del sistema sanitario español
- El Sistema Nacional de Salud acumula más de 830.000 pacientes pendientes de una intervención quirúrgica
- Además, cuatro millones de personas esperan una primera consulta con el especialista, con una demora media de 96 días
Las listas de espera representan quizá el punto más vulnerable del Sistema Nacional de Salud español (SNS). Retrasos prolongados para acceder tanto a una intervención quirúrgica como a una primera consulta o una prueba diagnóstica pueden agravar el estado de los pacientes, retrasar tratamientos clave y generar un impacto emocional muy profundo. Detrás de la frialdad de los datos hay personas cuya vida y bienestar dependen de que la atención llegue a tiempo, lo que convierte la evolución de estas listas en uno de los indicadores que mejor reflejan el pulso real del sistema sanitario.
"Las listas de espera en toda España son brutales... Ahora mismo, la sanidad pública española está en cuidados paliativos por una sencilla razón: la lista de espera es fundamental a la hora de curar a los pacientes. Si hay un diagnóstico rápido, ese paciente tiene muchas papeletas para salvarse, incluso con un pronóstico de cáncer", critica con dureza Carmen Flores, presidenta de la asociación El Defensor del Paciente. "Se está jugando con la salud y hay que tomar medidas muy serias. Desde la asociación hemos pedido muchas veces que intervenga la Fiscalía, porque es un delito contra la vida de las personas, pero nos dicen que es un tema administrativo".
Espera en intervenciones quirúrgicas y consultas externas
Los datos no invitan al optimismo. Respecto a las listas de espera en intervenciones quirúrgicas, la sanidad pública española cerró el primer semestre de 2025 con 832.728 pacientes pendientes de una de estas operaciones, según los últimos datos remitidos por las comunidades autónomas al Ministerio de Sanidad. Una cifra desalentadora, a pesar de que supone un descenso del 1,64% respecto a diciembre de 2024 y del 1,84% en comparación con junio del año pasado. El tiempo medio de espera para operarse alcanzó los 118,6 días, con un 19,6% de pacientes con más de medio año en lista de espera.
Dentro de estas intervenciones quirúrgicas —siempre se trata de operaciones programadas de carácter no urgente—, las especialidades con menores tiempos medios de espera son cirugía cardíaca —57 días—, dermatología —69 días— y oftalmología —75 días—. En el extremo contrario, las mayores demoras se registran en cirugía plástica —259 días—, neurocirugía —173 días— y angiología y cirugía vascular —160 días—. Los 11 procesos monitorizados específicamente presentan un tiempo medio de 91 días.
Al mismo tiempo, al finalizar el primer semestre de 2025, algo más de cuatro millones de personas —4.006.264— esperaban una primera consulta con el especialista, con una demora media de 96 días. 81,4 de cada 1.000 personas estaban registradas en lista de espera para una primera consulta hospitalaria en atención especializada. Esta tasa es 2,4 puntos inferior a la de junio de 2024. El tiempo medio de espera se situó en 96 días, dos más que hace un año. El 61,8% de los pacientes tenía cita asignada para más de 60 días.
Las especialidades con menor espera eran cirugía general —52 días—, ginecología —55 días— y cardiología —64 días—. Las mayores demoras se registraban en dermatología —121 días—, traumatología —114 días— y neurología —111 días—.
Las mayores demoras en citas con especialistas se registran en dermatología, traumatología y neurología. GETTY IMAGES
Origen multifactorial
Las listas de espera del Sistema Nacional de Salud se deben a una combinación de factores que se vienen arrastrando desde hace años. Por un lado, faltan profesionales y recursos en algunos servicios clave, lo que hace que los quirófanos y consultas trabajen al límite y no puedan absorber toda la demanda. A esto se suma el envejecimiento de la población, que aumenta el número de pacientes crónicos y complejos. También influyen los retrasos en atención primaria, que demoran las derivaciones, y las diferencias en la organización y gestión entre comunidades autónomas y hospitales. Todo ello provoca cuellos de botella que, con el tiempo, acaban convirtiéndose en demoras crecientes para quienes necesitan una operación, una primera consulta o una prueba diagnóstica.
"La demora puede tener implicaciones en el deterioro de salud del paciente, además del impacto psicológico en pacientes y familias, y los costes relacionados con las bajas laborales", describe a RTVE Noticias Miguel Lázaro, presidente de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Según asegura, "las listas de espera han aumentado en España porque hay un deterioro de la sanidad pública", cuyo "talón de Aquiles es la falta de especialistas, sumada a una financiación que no llega a la media europea". "Si hubiese suficientes médicos, habría otra gestión de las listas de espera".
En este punto, Lázaro hace referencia al estatuto marco para profesionales sanitarios que el sector está negociando con el Ministerio de Sanidad, y que podría aprobarse en 2026. "Este estatuto marco es muy importante, porque entendemos que si se reconoce nuestra singularidad y evita la discriminación laboral, nos permitiría captar y fidelizar médicos, lo que rebajaría las listas de espera, más aún si afecta a la atención primaria, que es fundamental". Para el presidente de la CESM, reforzar la atención primaria "facilitaría muchísimo que la entrada de pacientes en listas de espera fuese menor, y además el seguimiento sería mucho mejor", por lo que aboga por "un pacto de Estado por la sanidad y la atención primaria", ya que se trata de "un problema muy importante que no debería ser politizado".
Lázaro describe cómo esta situación está llevando a que en muchas comunidades autónomas la sanidad privada está ganando cada vez mayor protagonismo: "Muchos españoles lo que hacen es dedicar una parte de su presupuesto familiar a tener seguros privados, aunque ahí también empieza a haber listas de espera". Lo cual, a su entender, no tiene por qué ser negativo, porque la sanidad privada también puede servir para aliviar la carga de pacientes de la pública. "La complementariedad entre pública y privada es positiva porque permite derivar pacientes de la pública a la privada, y que las listas de espera disminuyan. Pero lo que tiene que haber también es una comisión que haga un seguimiento de cómo se les atiende a los pacientes derivados", declara.
Derivaciones al sector sanitario privado
Carlos Ponte, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Publica (FADSP), se muestra más crítico con estas derivaciones al sector sanitario privado destinadas en gran medida a aliviar las listas de espera. "Buena parte del dinero de la sanidad pública se puede estar yendo por ese desagüe", asegura, y pone como ejemplo que "en comunidades autónomas como Madrid, las derivaciones al sector privado representan el 15% de los presupuestos, y en Cataluña el 20%".
"Sabemos por el barómetro sanitario que hace el Ministerio que la inmensa mayoría de la gente que recurre a la sanidad privada lo hace por las listas de espera", continúa, para calificar estas demoras como "el factor más debilitante y más deslegitimador de la sanidad pública".
Ponte también censura "el proceso de mercantilización del modelo sanitario, en el que los hospitales funcionan como empresas privadas con gerentes, y los pacientes son clientes". Un proceso que, según sostiene, "también ha jugado un papel muy importante en el deterioro de los servicios públicos sanitarios".
Asimismo, llama la atención sobre un aspecto que suele pasar desapercibido en el debate público: dónde se concentran realmente los retrasos que más impactan en la salud de los pacientes. "En las listas de espera, que son absolutamente desproporcionadas, normalmente lo que se pone en primer plano son las listas de espera quirúrgicas. Sin embargo, las listas de espera fundamentales son las de la primera consulta", asevera.
"El primer contacto clínico es el que es fundamental, porque es cuando el enfermo está sin diagnóstico, y donde los retrasos pueden tener un precio altísimo sobre la salud del paciente", agrega, para aclarar que esta primera consulta se refiere "tanto a la de atención primaria como a la de atención especializada". Algo que ilustra con la situación de la comunidad autónoma en la que vive, Asturias, donde "hay ahora mismo 110.000 personas que están en espera de una primera consulta, y tenemos una población de un millón de habitantes".
"La clave de las reformas que necesita la sanidad pública, que son varias, es fortalecer la atención primaria, porque tiene la capacidad de resolver el 90% de la demanda", continúa, para apostillar que "nosotros siempre decimos que lo primero es la primaria".
"Una zozobra continua"
Mientras tanto, detrás de las cifras se esconden innumerables historias de personas atrapadas en la incertidumbre, amenazadas por unos retrasos que pueden ser cruciales para su salud y para su vida. "Esta mañana acabamos de hacer una reclamación de una persona con un pequeño bulto, que lleva cinco meses para que la llamen para hacer una prueba. Un bulto que aún no sabe si es bueno o malo", cuenta Carmen Flores, presidenta de la asociación El Defensor del Paciente. "Esta persona ya vive en una zozobra continua, porque las listas de espera afectan a la salud física y también a la salud mental". "Aquí hay que tomar medidas muy serias, y tiene que hacerlo el Gobierno, porque la salud no tiene color político y no puede depender del signo de las comunidades autónomas", opina.
"Ahora mismo estamos en un estado sanitario de deshecho. Cada vez hay menos inversión en hospitales y centros de salud, hay menos personal… Se está matando la sanidad pública", concluye.