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Los testigos del asesinato del sacristán de Algeciras señalan ante el juez la "fijación" por la víctima del presunto yihadista

  • "Recuerdo verle irse tan tranquilo andando con el objeto que llevaba en la mano derecha", ha declarado una vecina
  • Se enfrenta a una petición del fiscal de 50 años de cárcel por delitos de asesinato, tentativa de asesinato y lesiones
Arranca el juicio al autor del atentado mortal con machete en dos iglesias de Algeciras en 2023
SILVIA QUÍLEZ

Los testigos que han declarado este lunes en el juicio contra Yassine Kanjaa, el presunto yihadista acusado de asesinar —el 25 de enero de 2023— al sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma de Algeciras han coincidido en señalar la "fijación" que tenía por la víctima y la actitud tranquila que mantuvo. El acusado era "como un espectro", ha asegurado el sacerdote que estaba con Diego Valencia cuando se produjo el ataque mortal en el que otras cuatro personas resultaron heridas.

El sacerdote, que ha testificado el primero ante el juez sobre los hechos que se produjeron aquella tarde pasadas las 19:20 horas, ha explicado que se encontraba en el patio de la iglesia con la víctima, una catequista y otra mujer que había asistido a la celebración que acababa de finalizar. Se encontraba hablando en el patio con las otras dos testigos cuando oyó un griterío dentro de la iglesia, y al darse la vuelta se encontró con Diego a su espalda y al acusado "con una tranquilidad enorme" y pudo ver el arma con una empuñadura de un color azul eléctrico y la vestimenta que llevaba. "Escuché a Diego gritando, un tío, hay un tío, y salió directamente al patio como desencajado, miré hacia detrás y cuando miré lo primero que vi fue como el reflejo del primer machetazo".

Las últimas palabras que el cura había escuchado de Diego Valencia fueron: "¿Qué es eso? ¿qué es lo que estás haciendo? Creo que él intuía que era un palo, que no veía la envergadura de lo que le iba a pasar". Solo pudo ver el primer golpe en la espalda de la víctima porque después salió corriendo hacia su despacho, donde tenía su teléfono móvil para llamar a la Policía. Yassine Kanjaa se dirigió "directamente" a la víctima aunque había otras personas.

La catequista a los niños: "Que no salga nadie, que los iban a matar"

Otra testigo, la catequista de la iglesia, amiga de la víctima, que se encontraba con el cura en el patio ha declarado ante el juez visiblemente emocionada que cuando oyó a Diego pedir que llamaran a la Policía, se marchó rápidamente porque en ese momento los niños se encontraban en catequesis y temía que les pasara algo.

Ante el juez ha relatado que fue "todo en segundos" y que les dijo "que no salga nadie, que no salga nadie, que los iban a matar" y a continuación pudo ver a Diego, que salía de la sacristía protegiéndose con una silla en la cabeza, pero cuando se la quitó el acusado llevaba en una mano un cenicero de hierro de los que tienen en la iglesia con el que le golpeó en la cabeza que comenzó a sangrar. Salieron hacia la plaza y pudo ver como Yassine Kanjaa iba detrás: "Él iba a por el cura, a por Diego, que él pensaba que era cura".

Una vecina de la plaza alta de Algeciras hasta la cual persiguió el acusado al sacristán ha declarado que escuchó gritos de mujeres en la calle y cuando salió pudo ver "un hombre mayor andando ligero y detrás un hombre que andaba normal con algo en la mano hasta que le propinó un golpe en la cabeza, el hombre dio dos o tres pasos más, cayó al suelo" y después, según ha asegurado, volvió a golpearle. "Recuerdo verle irse tan tranquilo andando con el objeto que llevaba en la mano derecha", ha explicado ante el juez.

También ha declarado una camarera de una cafetería próxima que pudo ver como salían mujeres "despavoridas", a la víctima y al acusado detrás. Y preguntada por si había visto antes al acusado ha señalado que una hora antes pudo observar cómo le echaba de comer a las palomas, "con una túnica azul ancha".

La Fiscalía pide para él 50 años de cárcel

El acusado, ingresado en un centro psiquiátrico de forma preventiva, se enfrenta a una petición del fiscal de 50 años de cárcel por delitos de asesinato, tentativa de asesinato y lesiones, todos ellos de carácter terrorista. La acusación popular ejercida por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) le reclama 8 años más de cárcel.

La Fiscalía también solicita que indemnice con 150.000 euros a la viuda del sacristán y con 50.000 euros a cada uno de sus hijos; a los herederos del sacerdote herido grave —que falleció casi un año después— con 17.000 euros, y con 3.700 euros a otro sacerdote que resultó herido de menor gravedad.

El acusado ha sido diagnosticado con un cuadro psicótico de probable filiación esquizofrénica, si bien se considera que la afectación de sus facultades intelectivas y volitivas, aún siendo severa, no era completa, por lo que la Fiscalía aprecia la eximente de anomalía o alteración psíquica como incompleta.

Kanjaa, de nacionalidad marroquí, residía en Algeciras al menos desde el 16 de junio de 2022, cuando fue identificado y se comprobó que había entrado irregularmente en España y carecía de documentación, lo que motivó que se le abriera un expediente de expulsión, según relata el fiscal.

En relación con los hechos, que se produjeron el 25 de enero de 2023, antes del ataque, entró en la iglesia de San Isidro e increpó a una persona. Después se dirigió a su domicilio, apagó el móvil, lo guardó en un cajón, cogió un machete y salió de nuevo.

Tras cruzarse con el sacerdote que resultó herido más leve, al que abordó por detrás y logró huir, entró a la iglesia de San Isidro cuando se estaba celebrando misa. Se dirigió al altar y el sacerdote Antonio Rodríguez intentó salir de la iglesia, pero Kanjaa le persiguió y le golpeó, lo que le hizo caer al suelo, momento en el que le asestó con fuerza un golpe con el machete en la nuca, hiriéndole gravemente.