Entre la amistad y la tensión: la relación de Trump y Putin se pone a prueba en Alaska
- Tras cuatro años sin una reunión entre Rusia y EE.UU, ambos líderes se citan en un encuentro marcado por las tensiones
- Guerra Rusia-Ucrania, en directo
El presidente estadounidense, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin, se dan cita en un encuentro fundamental para el devenir de Ucrania. Tras cuatro años sin una cumbre entre países, el frío territorio de Alaska es el lugar designado para descongelar la diplomacia y establecer las bases para un acuerdo de alto el fuego.
Anteriormente, el enviado especial designado por Washington a Oriente Medio, Steve Witkoff, desempeñó el rol principal de mediador en las relaciones ruso-estadounidenses. "Pese a que han abundado las ideas sobre cómo unir a los dos países y poner fin a la guerra en Ucrania, hasta ahora no han encontrado un punto en el que ambas partes estén de acuerdo", revela el profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Colorado, Peter Harris.
Esta falta de entendimiento ha acelerado el deseo del mandatario estadounidense de citarse con Putin y así impulsar por su cuenta y riesgo un acuerdo. "A Trump le gusta el espectáculo de estas reuniones, salir de ellas diciendo que ha ocurrido algo 'grande y transformador'", expone Harris. "Entre todo eso, tal vez veamos algún progreso", contempla.
Sin embargo, el profesor de Política Rusa y Postsoviética en la Universidad de Bath, Stephen Hall, advierte que el fin de Putin no es otro que "negociar por negociar". "Su objetivo es darle vueltas a Trump y dilatar el acuerdo el tiempo que sea necesario", asume.
De momento, la guerra permanece estática, aún pendiente de resolverse. Ante esta perspectiva, Rusia está a solo medio año de igualar en duración a la lucha soviética contra la Alemania nazi.
El ciclo amistad-rivalidad de Trump y Putin
La relación entre Donald Trump y Vladímir Putin ha oscilado entre la camaradería personal y la rivalidad diplomática. Tras llegada al poder en 2016, Trump no ocultó su afinidad con el líder ruso, en parte, según Harris, porque "le gusta verse a sí mismo como un gran líder mundial y hacer negocios con otras grandes potencias, como Rusia".
"Ambos líderes saben que cada uno desprecia el Gobierno del otro, pero también comparten un espíritu de negociación", estima el director del think tank Inteligencia Política, Mario Pérez. "Además, mientras que los líderes europeos han roto los puentes con Putin, el presidente ruso ve en Trump una persona con la que puede llegar a entenderse", añade.
Incluso durante la primera Administración Trump, el mandatario envió secretamente a Rusia un cargamento de test médicos mientras una oleada de COVID-19 se extendía por el país euroasiático. "Por favor, no le digas a nadie que me los enviaste porque la gente se va a enfadar contigo, no conmigo. A ellos no les importo", respondió discretamente Putin a Trump en una llamada de agradecimiento.
No obstante, la cordialidad entre ambos mandatarios fue más de cara a la galería que tangible. De hecho, EE.UU. intensificó las sanciones a Rusia tras la toma de Crimea, y Trump llegó a convertirse en el primer presidente estadounidense en autorizar el envío de armamento letal a Ucrania. En más de una ocasión, Putin señaló que las relaciones de EE.UU. con Trump estaban en su "punto más bajo".
En cuanto a calificativos, el presidente estadounidense ha acusado recientemente a Putin de "volverse loco" y "matar a un montón de gente sin necesidad". Su retórica llegó a la amenaza al señalar que, si no fuera por él, "a Rusia le habrían ocurrido muchísimas cosas malas". "Trump parece estar muy frustrado con él. Esta cumbre en Alaska podría ser un punto de inflexión donde finalmente decida qué piensa sobre Putin", afirma Harris.
Por su parte, Putin ha sabido manejar su discurso sobre Trump con una ambigüedad calculada. Incluso en sus últimas declaraciones, la presidencia rusa ha atribuido los comentarios de Trump a una "reacción emocional" antes que a una afrenta diplomática.
Para Hall, la falta de seriedad del Kremlin delata la débil crítica del presidente estadounidense. "Trump ha tenido muchísimas oportunidades de ser directo con Putin, incluso aceptar la propuesta de ciertos senadores de aplicar sanciones secundarias del 500%", cuestiona. "En cambio, ha sido nuevamente más duro con Zelenski, diciendo [el lunes] que ha tenido tres años y medio para resolver esta crisis y que no lo ha logrado", agrega.
Putin: tantear a Trump sin ceder en Ucrania
Desde el Kremlin, el mero hecho de llevarse a cabo la reunión ya supone un triunfo diplomático. Lo que resulta menos claro es hasta qué punto Putin ha tomado en serio las amenazas de Trump, y si estas lo han incentivado a permitir un encuentro.
"Los estadounidenses han hablado mucho de que Putin quería esta reunión, mientras los rusos han afirmado que era Trump quien la quería" , diferencia Hall. "Lo cierto es que cada vez que el presidente estadounidense se ha reunido con Putin o ha hablado con él por teléfono, ha sido él quien lo ha solicitado, así que me inclino a creer más a los rusos", observa.
Aunque la maquinaria de guerra rusa no ha logrado sus objetivos estratégicos, Putin sigue proyectando una narrativa de grandeza nacional, y ceder en Ucrania no parece constar entre sus opciones. Según un informe de inteligencia ucraniano mencionado por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lejos de frenar sus operaciones, Moscú está redistribuyendo tropas para lanzar nuevas ofensivas.
"Si el Ejército ruso puede llegar aún más lejos en Ucrania, eso pondría a Trump en una situación muy difícil", reconoce Hall. "Eso también llevaría a Zelenski a actuar igual que [el expreisdente ucraniano, Petró] Poroshenko en 2014 con Obama y Angela Merkel, cuando básicamente dijo: 'consíganme cualquier acuerdo, porque el Ejército ucraniano está de rodillas'", evoca.
De momento, como señala el experto, este escenario hipotético es "demasiado optimista para Rusia, teniendo en cuenta su desempeño en los últimos años de guerra".
Por otro lado, el mandatario ruso, y por extensión Rusia, sabe que una negociación con Estados Unidos puede abrir una puerta a la recuperación económica. El asesor presidencial ruso, Yuri Ushakov, ya declaró el sábado que "los intereses económicos de nuestros países se cruzan en Alaska y el Ártico, y existen perspectivas para implementar proyectos a gran escala y mutuamente beneficiosos".
Putin es consciente de que en esta reunión debe equilibrar cuánto puede pedir a Trump y qué puede ofrecerle, no en beneficio de Ucrania, sino de Estados Unidos.
"El presidente ruso ofrecerá desde acuerdos sobre gas y petróleo hasta la idea de que solo Rusia es capaz de ayudar a Estados Unidos a lidiar con Irán", pronostica Hall. "Quizá diga: 'si construimos una buena relación juntos, entonces quizás Rusia no dependa tanto de China'. Todo esto es irreal", insiste.
De primeras, y pese a los vaivenes, Trump no ha abandonado definitivamente a Kiev. Ahora bien, si el presidente estadounidense presiona a Putin en exceso, es probable que cierre los canales de negociación y, de acuerdo con Harris, "si parece que no puede lograr la paz, puede que Trump esté dispuesto a retirarse de su rol como mediador".
Trump: entre la firmeza y las concesiones
Trump llega al encuentro con una postura más dura que en años anteriores aunque siga apostando por una solución negociada. Tras casi una década marcada por sus acercamientos a Moscú, el mandatario estadounidense parece estar perdiendo la paciencia ante la negativa del Kremlin a detener la invasión.
"Es cierto que hemos visto algunas críticas de Trump antes de la cumbre, diciendo que Rusia tiene que comportarse si no quiere recibir sanciones. Este es el 'estilo Trump', que acude con una actitud de máximos y luego los va reduciendo hasta quedar como el ganador", expone Pérez.
La voluntad conciliadora de Trump es, según declaró el domingo el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, una estrategia para "probar la voluntad" de Putin. Ya lo demostró al enviar la semana pasada a Witkoff a Moscú, donde es probable que obtuviera una imagen previa de lo que Putin pediría en la cumbre.
“Es un error llamarlo intercambio de tierras, porque eso no va a ocurrir, porque de lo que hablan es que Ucrania ceda territorio. Solo obtendrá la paz, la ausencia de guerra“
Aunque no trascendió el contenido de dicha conversación, el mandatario ha insinuado la propuesta de un intercambio de territorios entre Rusia y Ucrania como la base de las conversaciones con Putin. El miércoles, Trump garantizó a sus aliados europeos que solo Zelenski negociará eventuales cesiones territoriales de su país a Rusia.
Pese a las palabras de calma, para Bruselas y Kiev hablar de un "intercambio" se entiende como una claudicación. Cabe señalar que Rusia ocupa actualmente cerca del 20% del territorio ucraniano, mientras que Ucrania no controla ninguna región rusa tras su retirada de Kursk.
"Es un error llamarlo intercambio de tierras, porque eso no va a ocurrir", considera Harris. "De lo que hablan es que Ucrania tendrá que ceder territorio porque no hay forma de recuperarlo militarmente. Solo obtendrá la paz, la ausencia de guerra", admite.
Por otro lado, pese a que Trump ha asegurado sentirse "decepcionado" por la actitud poco conciliadora de Putin, su historial de amagos, plazos incumplidos y acercamientos ambiguos deja dudas sobre hasta qué punto estará dispuesto a tensar la cuerda.
Con todo, Harris comprende que no hay que subestimar al mandatario estadounidense: "Las sanciones secundarias a India, o renovar el suministro de armas a Ucrania, demuestran que sí está dispuesto a presionar a Moscú. Debemos recordar que hay gente dentro de la Casa Blanca que argumenta con firmeza que debería cesar el suministro de armas a Ucrania y desviar la atención hacia China; y Trump los ha ignorado", insiste.
"Pero Trump también tiene intereses personales, y uno de ellos, aunque es un poco infantil, es su ambición por el Nobel de la Paz", distingue Pérez. "Ya vimos cómo en la Casa Blanca se firmaba hace poco un acuerdo de paz y de cooperación entre Armenia y Azerbaiyán; cómo ha mediado en otros conflictos. Desea que esta negociación con Rusia salga bien, porque si es capaz de ponerle fin a la guerra en Ucrania, se postula como el principal candidato para el premio", insiste.
Con la reunión en el horizonte, Occidente observa paciente si Trump mantendrá la línea dura o acabará cediendo terreno ante un líder ruso que lo sigue ganando en Ucrania. "Por el momento, lo mejor es que Estados Unidos se mantenga en el juego proporcionando inteligencia militar a Ucrania y permitiendo que Europa compre sus armas para enviarlas a Kiev", incide Hall. "Si se retira por completo, será un momento muy oscuro para Ucrania, pero también para Europa", advierte.