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España, ante el gasto del 2,1% del PIB en defensa: los desafíos de su industria armamentística

  • Pese a que la cifra no cumple con el objetivo del 5% de la OTAN, representa la mayor inversión militar en años
  • El incremento del gasto tiene previsto impulsar un sector sometido a años de desinversión crónica
España ante el gasto del 2,1% del PIB en defensa: luces y sombras de su industria armamentística
La Infantería de Marina realiza un desembarco anfibio ante la mirada de centenares de bañistas en la playa de La Malagueta, en Málaga (8 de julio de 2025) CARLOS DÍAZ

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, defendió el miércoles su postura de no incrementar el gasto en defensa español por encima del 2,1% del PIB. Pese a que la cifra no cumple con el objetivo del 5% acordado en la última cumbre de la OTAN, representa el mayor dispendio militar para el país en años y se alinea, en palabras de Sánchez, con las necesidades de las Fuerzas Armadas.

"Fue una posición bastante sincera y honesta de cara a la OTAN y de los ciudadanos españoles", considera el director de la Fundación Alternativas, Diego López Garrido. "Expresó que no iba a pasar del 2,1% porque era lo que necesitaba para las capacidades de defensa en España, pero respetó que los demás líderes no pensasen así, algo que fue apoyado incluso en la resolución final de la Alianza", incide.

Con respecto al gasto en defensa, la fundación Alternativas ha publicado este jueves una ponencia sobre un informe realizado a petición del Ministerio de Defensa, titulado El aumento del gasto en defensa español. En él se desgranaban los escenarios, disposiciones y recomendaciones para la industria militar española, marcada por años de déficit.

Tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, los líderes y ciudadanos de Europa y España han mostrado una mayor concienciación para aumentar la seguridad en el continente. Según el barómetro del Real Instituto Elcano publicado este julio, un 57% de los españoles defiende que Europa incremente su gasto en defensa, y un 49% lo apoya, incluso si implica recortes sociales.

"Europa ha tenido durante muchísimos años lo que llamamos el 'dividendo de la paz', donde todos aquellos nacidos a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial no han sentido la guerra cerca. Ahora hay una amenaza que la sienten y por ende entienden que tienen que estar con sus aliados", comenta López Garrido. "En función de eso, la respuesta que dio el jefe del Estado Mayor de la Defensa al Gobierno es que con el 2,1% del PIB se pueden abordar las demandas de España en seguridad", concreta.

Con el gasto fijado, conviene preguntarse de qué forma afectará al actual entorno militar y de seguridad de nuestro país.

Gasto del 2%, más de una década después

La cifra del 2,1% cumple finalmente con el objetivo fijado en la cumbre de Cardiff en 2014. Aunque, como declara el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense y coautor del informe de la fundación Alternativas, Antonio Fonfría, "tanto el 2% como el 5% de gasto en defensa son una 'cifra mágica' que no tiene una lógica económica".

Cabe recordar que el gasto militar de España durante la década de 2010 había fluctuado del 1,14% al 1,42%, con una caída particular al 0,6% en 2016. Pese a que el porcentaje previsto es muy superior a las anteriores, Fonfría vaticina que España acabará superándolo en los próximos años.

"En principio, no es necesario aumentar impuestos para asumir el gasto, aunque sí endeudarse", admite. "La realidad es que España, por poner una cifra redonda, se endeuda todos los meses por valor de entre 3.000 y 5.000 millones de euros. La cuestión es cómo, con quién y en qué condiciones financieras nos endeudamos", determina.

El 2,1% del PIB en defensa para España implica un presupuesto récord de más de 30.000 millones de euros. El aumento de hasta 10.000 millones de euros con respecto a la inversión anterior tiene previsto mejorar las condiciones laborales, la preparación y equipamiento de tropas (35%); modernizar las tecnologías de telecomunicación, ciberseguridad y desarrollo industrial (31%); y adquirir nuevo armamento (19%), entre otros.

Pese al esfuerzo, este incremento llega tras una desinversión crónica desde los 90. En los últimos años, las diferencias entre presupuesto inicial y final han superado el 30%. Algo que, según Fonfría, revela una "falta de eficiencia y que algo no está funcionando".

"Una de las cuestiones que planteaba el estudio era precisamente esas diferencias entre tiempo y presupuesto, que producían una falta de previsibilidad en las inversiones y afectaba a la eficacia y eficiencia en la gestión de muchos recursos, en especial al apoyo logístico", concreta. "Los nuevos escenarios de combate han demostrado que la cuestión logística se ha convertido en una vulnerabilidad estratégica, y muchas veces es donde se han centrado buena parte de los recortes", afirma.

Falta de personal y de mantenimiento de los programas

España también ha llegado a 2025 con una plantilla militar reducida, donde la ratio de militares por cada 1.000 habitantes (2,4) está muy por debajo de la media europea (3,6).

"España tiene un problema demográfico muy importante, con ausencia de jóvenes en las Fuerzas Armadas", establece el coronel de Infantería en la reserva y coautor del informe, Carlos Calvo. "Pero también hay una cuestión de competitividad en la carrera militar. Está el tema de las retribuciones, pero también los niveles de esfuerzo que exige la propia carrera", considera.

"Pensamos sinceramente que el modelo de reservismo español habría que revisarlo, ya que puede paliar parte de ese capital humano", expone. "Y también la incorporación de la mujer en el Ejército, no solo por políticas de igualdad, sino porque es urgente contar con el 50% de la población española para el cumplimiento de las necesidades de defensa", expone.

Algunos países europeos se plantean reintroducir el servicio militar obligatorio

El mantenimiento de los sistemas en servicio también ha sido víctima de los recortes. Desde la crisis financiera de 2008 se han reducido la operatividad y disponibilidad de equipos clave, con retiradas de plataformas tan notables como el portaaviones Príncipe de Asturias en 2013.

Esto también conllevó el colapso de grandes programas de innovación o retrasos significativos (como los submarinos S-80) por las exigencias que los pagos tenían sobre otras necesidades, como la misma conservación de los equipos ya adquiridos.

"En los años 80 salieron adelante en varias ocasiones unas normas que intentaban dar estabilidad a la inversión en defensa", rememora López Garrido. "Realmente no llegaron a nada, pero ahí estaban las intenciones. Dar ese paso nos daría estabilidad, una imagen de país adecuada a la que queremos conseguir en el medio-largo plazo, y cierta coherencia en nuestros movimientos de defensa y seguridad en las relaciones internaciones", insiste.

Una industria y comercio resilientes, pero que exigen cambios

En los últimos treinta años, el panorama industrial de defensa español ha cambiado significativamente. Actualmente, el sector está conformado por casi 600 empresas, de las que 400 tienen actividad directa en defensa. El 98% posee capital privado, siendo el 86% de origen nacional y tres cuartas partes PYME.

En el comercio de defensa, España es el noveno exportador mundial y el cuarto en la Unión Europea. Sin embargo, desde 2017 las ventas han disminuido, y en 2023 el saldo comercial fue por primera vez negativo.

"Puede ser que, como nos estamos volviendo a dirigir al mercado interno, con toda la lógica porque ha resurgido, estamos dejando un poco de lado el aspecto exterior", reflexiona Calvo. "Pero de eso ya ha alertado el Banco de España hace muy poco, diciendo que 'la excesiva dependencia del mercado interno tampoco es buena', pues este también debe ayudar a potenciar la presencia en el extranjero", destaca.

Ante este nuevo incremento del gasto, la industria nacional de España puede no estar en condiciones de absorber por sí sola el volumen de gasto. Sin ir más lejos, la inversión en investigación y desarrollo militar ha sufrido años de abandono, y aunque se han recuperado algunas partidas en los últimos años, aún sigue lejos de los niveles previos a la crisis económica.

"La industria necesita estabilidad para responder a la demanda interna", subraya Calvo. "Hay que huir del modelo de ciclos de inversión; tenemos que pasar a una inversión continuada para que mantenga un nivel de esfuerzo que pueda ayudarla a crecer a lo largo del tiempo", establece.

Como añadido, la industria de defensa europea está excesivamente fragmentada, lo que ha favorecido la presencia extranjera, como la estadounidense, para responder a las necesidades más urgentes. Un escenario que también afecta a España, cuyos principales compradores son Alemania y Francia.

"Lo que Europa necesita es una estrategia conjunta de gasto en defensa, porque con ello va a haber una mejor posición financiera a la hora de las adquisiciones de armamento", resuelve Calvo. "En esta línea, hay otra posición que es la que defiende [el presidente francés] Enmanuel Macron: edificar un pilar europeo en industria de defensa, el cual no existe ahora mismo. En todo caso, desde el punto de vista de la Unión Europea, hay que desarrollar una verdadera base mediante la estandarización de materiales y la interoperabilidad", resume.

En última instancia, la industria española de defensa no solo necesita de un incremento presupuestario sostenido, también de un elemento fundamental: tiempo. "Cuando necesitas una capacidad de defensa, debes sopesar cuánto tiempo requieres para tenerla", recuerda López Garrido. "Es un coste de oportunidad que, si no se incluye, incurre en problemas [principalmente retrasos o cancelaciones]", advierte.

"En todo este tipo de cuestiones, son fundamentales ofrecer formas eficientes de gasto y tiempo, y que también se acompañe de una mejora en la capacidad gestora del Ministerio de Defensa, un fortalecimiento de la industria nacional, una reforma profunda del modelo de personal y un impulso decidido a la I+D+i", concluye.