La historia del anime japonés a través de los carteles de sus mejores películas
- Álvaro López Martín publica Carteles de anime. De Akira a El viaje de Chihiro
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El experto en animación japonesa Álvaro López Martín, autor de bestsellers como El viaje de Chihiro. Nada de lo que sucede se olvida jamás... , Mi vecino Miyazaki, El castillo ambulante o La princesa Mononoke. Los árboles gritan de dolor al morir publica el libro Carteles de anime. De Akira a El viaje de Chihiro (Diábolo ediciones), un emocionante viaje por la historia del cine de animación japonés e incluso del propio país, a través de los inolvidables carteles de títulos que ya son parte de la historia del cine.
"El libro es esencialmente visual -nos comenta Álvaro-, pero he querido contextualizarlo en cada época histórica de Japón porque era inevitable: el anime nació como propaganda de guerra y evolucionó a partir de ahí con los vaivenes que vivió la sociedad japonesa hasta ahora. El anime es una de las manifestaciones culturales más enraizadas y populares del país nipón, por lo que ha sido un fiel reflejo de sus propios sentimientos y de cada etapa, desde las penurias de la posguerra hasta el auge económico de los 80, la crisis posterior o la internacionalización de su industria".
Cartel de 'Mi vecino Totoro'
Por eso preguntamos a Álvaro: ¿Hasta qué punto Japón y su historia no se entienden sin Tezuka, Takahata, Otomo, Oshii...? Todos los creadores de manga y anime destacados han sido cronistas, a su manera y a través del arte, de cada paso del camino que ha dado Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Han evolucionado con la sociedad".
"Osamu Tezuka -añade Álvaro-, recogió el impacto cultural de la ocupación estadounidense y se fijó en Disney para terminar sentando las bases del manga y buena parte del anime. Isao Takahata, un rebelde próximo al marxismo, acercó unas ideas progresistas y el conocimiento de la animación de la Unión Soviética y Europa para llevar el anime japonés a un nuevo nivel con series como Heidi, la niña de los Alpes (1974) o Marco, de los Apeninos a los Andes (1976)".
"Katsuhiro Otomo logró traspasar fronteras con su apocalíptica Akira (1988) y Mamoru Oshii proyectó el miedo hacia los avances tecnológicos con Ghost in the Shell (1995). Todos expresaban preocupaciones y vivencias de los japoneses a lo largo de su historia en el último siglo".
Cartel de 'Ghost in the shell' (1995)
Los orígenes del cine de animación japonés
Aunque los primeros cortos animados japoneses se remontan a 1907, Álvaro considera que la primera gran película de animación japonesa sería: "Panda y la serpiente mágica (1958) es la primera película de lo que hoy conocemos como anime, y además fue algo muy meditado: con esta película nació Toei con el objetivo claro de ser la precursora de la animación realizada en Japón, como así terminó siendo. Antes de ella solo había habido cortometrajes rudimentarios y las primeras películas como tal, eran propaganda de guerra del gobierno japonés a finales de la Segunda Guerra Mundial. No fue hasta que la sociedad nipona empezaba a levantar cabeza tras el impacto de la derrota en la guerra, varios años después, que se propusieron crear una industria alrededor del anime".
"Como no tenían muchas referencias propias -añade-, se fijaron mucho en el gran referente de la época que era Disney, lo que pasa que pronto se dieron cuenta que las técnicas que usaban los estadounidenses no eran apropiadas para los escasos medios que tenían los japoneses, a partir de ahí empezaron a separarse sus ideas técnicas y creativas".
"En cuanto a Panda y la serpiente mágica en concreto, hay que decir que fue una película llamativa porque nació de la concordia, pues el presidente de Toei quiso contar una historia popular China para reconciliarse con el país vecino tras las muchas desavenencias geopolíticas que habían tenido. Siempre me ha llamado mucho la atención que la primera película de anime japonés fuera una historia china. Es de un gran simbolismo", concluye Álvaro.
Cartel de 'Panda y la serpiente mágica' (1958)
El "karoshi", la muerte por exceso de trabajo
En Japón el Anime y el manga son considerados arte. Preguntamos a Álvaro si esa arte, que requiere tanto esfuerzo para hacer miles de dibujos, tiene algo que ver con la paciencia y el carácter japonés. "Creo que, si la animación ha prosperado en Japón como una gran industria tan popular dentro del país, es en gran parte por el carácter de los japoneses. La animación requiere de muchos recursos, tiempo, dinero y paciencia, y eso es algo muy integrado en la cultura del trabajo de los nipones. Animar una película no depende solo del talento, sino del sacrificio de dibujar y dibujar durante meses e incluso años a base de repeticiones y coordinación".
"Dentro de ese sacrificio -continúa Álvaro-, está la parte negativa: la capacidad de resistencia de un trabajador japonés puede llegar a ser infinita, lo que ha provocado históricamente condiciones laborales deplorables en la industria del anime, desde que empezó hasta el día de hoy. Interminables jornadas de trabajo por un sueldo miserable que muchos dibujantes aceptaban por ese carácter estoico que les inculcan desde pequeños. Hay un fenómeno en Japón impensable en otros países desarrollados, que es el "karoshi", la muerte por exceso de trabajo. Es algo tristemente habitual allí, y se da con cierta frecuencia en los estudios de animación".
Cartel de 'Hi no tori 2772' - El niño del espacio (El pájaro de fuego) (1980)
Los grandes maestros de la animación japonesa
El libro también es un homenaje a los grandes maestros de la animación japonesa, desde Tezuka a la actualidad, como nos explica Álvaro: "En los años 60 se podría decir que Osamu Tezuka fue fundamental en el nacimiento del anime moderno, tanto por sus películas experimentales como por la popularidad de series de televisión como Astroboy (1963), aunque sin embargo no fuera el máximo exponente de las temáticas que triunfaban en el primer cine animado, que era básicamente infantil·.
"En los 70 habría que destacar a Isao Takahata, que hizo llegar series como Heidi, Marco o Ana de las Tejas Verdes a todo el mundo. En el cine aún había poco proyecto personal y sí mucho de estudio, lo que hizo que no destacaran tantos directores, aunque se podría nombrar a Eiichi Yamamoto, que dirigió la revolucionaria trilogía Animerama concebida por Tezuka".
"Los años 80 fueron ya la eclosión del anime y, por la importancia de Akira, habría que destacar a Katsuhiro Otomo·.
Cartel de 'Akira' (1988)
"Los 90 fueron de Mamoru Oshii con Ghost in the Shell (1995), pero no se puede obviar el icónico debut del malogrado Satoshi Kon y su Perfect Blue (1997)".
"La década de los 2000 habría que nombrar a Hayao Miyazaki, que en realidad es el nombre histórico más destacado del anime y bien podría decirse que, desde los 80 hasta la actualidad siempre ha estado presente en varios hitos de la industria de la animación japonesa. Pero es cierto que la culminación fue El viaje de Chihiro en 2001, que cambió para siempre la percepción del anime en Occidente".
Cartel de 'El viaje de Chihiro' (2001)
"En los 2010 hay un nombre por encima del resto, que fue Makoto Shinkai y su éxito Your Name (2016); aunque debería acompañarle Mamoru Hosoda con varias de las películas originales más aclamadas de la década: Wolf Children, El niño y la bestia y Mirai, mi hermana pequeña".
"En la década actual de 2020 aún quedan 5 años para que destaque alguien nuevo, pero por ahora los éxitos y filmes más aclamados han venido de nombres ya mencionados como Miyazaki, Shinkai y Hosoda. Con opciones de que nos sorprenda veo a Naoko Yamada, que es la primera mujer que realmente se ha elevado como directora de renombre (lo cual ya es triste que apenas haya mujeres directoras en 60 años de animación japonesa) y un veterano que ha destacado en los últimos años como Masaaki Yuasa".
"Hay que decir que, con los años, ha aumentado exponencialmente la producción de anime, por eso hay más directores a destacar en las últimas décadas que en las primeras", concluye Álvaro.
Cartel de 'Human lost' (2019)
La época dorada de los carteles de anime
Pero no olvidemos que el libro va sobre los carteles de esas películas, por lo que preguntamos a Álvaro cual sería la época dorada de los carteles de anime: "Para mi gusto personal, los años 80 y 90 están llenos de creatividad y esa ambición por el futuro, junto a la madurez que iba alcanzando la industria. En épocas anteriores aún faltaba mayor atrevimiento, y en las posteriores el anime se convirtió en una máquina tan grande de generar dinero que se pervirtió en cierto sentido, y eso evidentemente se reflejó en carteles más conformistas o estandarizados".
En cuanto a la influencia del anime y sus carteles en Occidente, Álvaro López Martín asegura: "La influencia del anime en Occidente siempre se ha dado, la gran diferencia es que hasta hace pocos años, como era una subcultura que venía de un Japón que quedaba lejos, había muchos creadores occidentales que se apropiaban de ideas, estilos y tendencias del anime sin dar ningún tipo de crédito, mostrándolos como originales. Ahora el anime llega a todo el mundo y su influencia es reconocible por el gran público. Los carteles no escapan a ello y se ven más películas presentadas con "estilo anime", algo que cada vez tiene más aceptación".
Cartel de 'Midori' (1992)
"Creo que en Occidente se imita al anime porque es una fuente enorme de nuevas ideas, de nuevos conceptos, de nuevos estilos. La cultura japonesa es muy distinta a las occidentales y eso aporta un soplo de aire fresco en todos los aspectos, pero sobre todo en el temático. El anime siempre ha sido mucho más arriesgado y profundo, en parte como herencia de su propia cultura. Y es ahí donde se hace difícil igualarlo, porque donde nosotros imitamos a ellos les nace de dentro", concluye Álvaro.
Al abrir el libro, aparte de las espectaculares imágenes, muchas de ellas ya icónicas, nos llama la atención la rotulación y la caligrafía de esos carteles. "Por supuesto, es algo muy característico y, de hecho, la caligrafía japonesa es todo un arte en sí misma que no es fácil dominar, hay auténticos maestros de ello -afirma Álvaro-. En los carteles de anime suele haber bastante saturación de rótulos porque es una parte importante, ya no solo informativa sino visual. Además, en muchos casos, los rótulos recurren a ideas un tanto abstractas para presentar las películas, algo que podemos asemejar al "haiku" (breves poemas tradicionales que perfilan ideas sencillas y emocionales sobre la vida o la naturaleza) y que es un marketing muy distinto al que conocemos en Occidente".
Cartel de 'Los niños del mar' (2019)
Los mejores carteles de anime de la historia
En cuanto a sus carteles preferidos de los incluidos en el libro, Álvaro destaca: "Me gustan muchos, y viéndolos una vez editado el libro, pasando las páginas, los valoro aún más que en una pantalla. Te podría decir que, como icono de una generación, el de Akira (1988) es una pasada y ya es mítica esa imagen de Kaneda caminando hacia su moto".
"Me gustan mucho también los de ciencia ficción de los 80 y 90, como el de Hi no Tori 2772 (1980) o Ghost in the Shell (1995)".
"Otros de mis favoritos son los de Belladonna of Sadness (1973), muy artísticos y modernistas en una época, los años 70, donde eso era toda una novedad. También el de la perturbadora Midori (1992), muy expresivo·.
Cartel de 'Belladonna of Sadness' (1973)
"Entre los más recientes, me gusta el de Colorful (2010) por su profundo significado desde la aparente sencillez; el de Human Lost (2019) o el de Los niños del mar (2019)".
"Como veis, no siempre un buen cartel corresponde a una gran película. Ha habido magníficas películas con carteles mediocres. En el libro trato de mantener un equilibrio que refleje la evolución y no solo los carteles visualmente más atractivos (que también), sino la variedad que conforma el anime que se ha realizado en cada época".
Cartel de 'Colorful' (2010)
El futuro del anime y sus carteles
En cuanto al futuro del anime y sus carteles, Álvaro López Martín nos comenta: "El gran estreno de este año diría que es Scarlet, la nueva película de Mamoru Hosoda que, además, pasará una prueba de fuego al hacerla íntegramente en animación CGI y es la que me genera mayor curiosidad. También me llama la atención ChaO, del siempre innovador Studio 4ºC; o una nueva adaptación de Alicia en el País de las Maravillas por el estudio P. A. Works".
"Luego hay varios éxitos en ciernes como las nuevas películas de Kimetsu no Yaiba o Chainsaw Man, franquicias televisivas que a buen seguro rentabilizarán su popularidad con grandes cifras de taquilla".
"También hemos tenido ya algún estreno un poco decepcionante como el de la nueva adaptación de La Rosa de Versalles que se puede ver en Netflix".
"Creo que buena parte del futuro del anime pasa por lograr integrar el CGI como un estándar que sustituya poco a poco a la animación tradicional. El problema es que el anime está muy identificado con la animación hecha a mano, y precisamente el CGI no ha sido hasta ahora un buen sustituto pese a los muchos intentos".
"En cuanto al arte de los carteles, creo que cada vez hay menos oportunidades para los buenos creativos y más negocio, por lo que seguiremos viendo cómo aumentan las películas de series de TV populares y disminuyen las historias originales, algo que ya lleva tiempo pasando en Hollywood, por ejemplo", añade Álvaro.
Cartel de 'La rosa de Versalles' (2025)
Una visión de conjunto
Por último preguntamos a Álvaro qué siente al tener en las manos este libro donde podemos ver la evolución del anime durante los últimos cien años: "Primero, he de decir que siempre produce una emoción muy especial ver editado un libro en el que has estado trabajando durante meses, porque aunque este es ya mi noveno libro publicado, nunca te haces completamente a la idea de cómo quedará todo ese trabajo realizado en soledad una vez que llegue a tus manos. Además, este Carteles de anime es especial en el sentido de que Diábolo Ediciones me ha dejado editarlo en un formato impresionante, más grande que los anteriores y que casa muy bien con la idea de ser un libro tan visual, que en un formato tan grande se puedan apreciar todos los detalles, estoy muy contento con esto".
"Luego -añade Álvaro-, cuando paso las páginas del libro y ya como aficionado al anime y no como autor, me invade una sensación de nostalgia, porque cada cartel guarda una historia que también es la mía, como supongo que lo es de muchos espectadores de estas películas que tienen recuerdos de ellas y del momento en el que las vieron".
"El efecto de tenerlos todos recopilados en un solo álbum genera una visión de conjunto, una perspectiva sobre toda la historia del anime que me impacta de verdad. Espero que se transmita eso también al lector", concluye Álvaro.
Cartel de 'Belle' (2021)