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La acampada propalestina vuelve a la Complutense: "La gota que colmó el vaso fue la amenaza de anexión"

La acampada propalestina vuelve a la Complutense: "La gota que colmó el vaso fue la amenaza de anexión"
Acampada propalestina en la Universidad Complutense María Gómez Mejía / RTVE
MARTA REY

Los alrededores de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid se han llenado de nuevo de tiendas de campaña. Algunos de sus protagonistas ya estuvieron allí hace un año, cuando exigieron el fin de la guerra en Gaza, pero la ofensiva israelí continúa—con especial dureza en las últimas semanas— y el llamamiento es el mismo. "La gota que colmó el vaso fue la amenaza de Israel de anexionarse" la Franja, asegura Leyre, una estudiante de Sociología de 24 años que 12 meses después vuelve a acampar por Palestina.

La situación en Gaza, defiende, Leyre, "merece que hagamos todo lo posible por ayudarles". "No podíamos aguantar ni un segundo más sin hacer algo que demuestre la insatisfacción que tenemos", asegura. Entre sus reivindicaciones, exigen a las universidades que "corten convenios y relaciones con las universidades de Israel" y al Gobierno central "que suspendan "relaciones y, sobre todo, que paren el rearme".

"Se está aumentando el presupuesto militar y eso está beneficiando a Israel, que es la fábrica de armas de Occidente y está experimentando con la población palestina", explica a este medio Miguel, un estudiante de Derecho de 23 años. En cuanto a las universidades, subrayan, por encima del resto, la situación en la Universidad Politécnica que, denuncian, mantiene "convenios de desarrollo armamentístico" con empresas israelíes.

Acampada propalestina en la Complutense

Samir, un joven palestino que participa en la acampada María Gómez Mejía / RTVE

Entre los participantes está Samir, un palestino de 24 años que salió de la Franja en 2019 y que lleva cinco años en España. "Estoy aquí porque soy de Gaza. Lo que está pasando allí es inaceptable", afirma. "Ha muerto bastante gente de mi familia, de mi barrio. [...] Siento que no estaba apoyando la resistencia palestina y así siento que estoy haciendo algo" por ellos, relata a RTVE.es. Este tipo de acciones, asegura, dan "esperanza" a su pueblo.

Samir supo de la acampada que acogía estos días Ciudad Universitaria a través de un amigo y no dudó en participar. "En Gaza tengo a mi padre, mis hermanos y hermanas y algunos de mis tíos, los que me quedan. A los otros les ha pasado lo que a la mayoría en Gaza, les han matado [...] durante toda la guerra, antes y después del 7 de octubre", lamenta.

Acampada propalestina en la Complutense

Acampada propalestina en la Complutense María Gómez Mejía / RTVE

"Enfado y tristeza" por la participación de Israel en Eurovisión

Durante la semana que lleva activa esta acampada, Israel participó en Eurovisión mientras su Ejército no cesaba en sus ataques a la Franja. Solo desde la noche en que se celebró el festival hasta el día siguiente, los ataques israelíes mataron a más de un centenar de gazatíes y la sangría no se ha reducido desde entonces. El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Eyal Zamir, advirtió el martes de que "expandirá sus operaciones y ocupará más zonas" si Hamás no cede y libera a los rehenes.

"Desde el principio hicimos boicot a Eurovisión, obviamente, porque dejaron participar a Israel y todo lo que pasó se vivió con disgusto, con enfado y con tristeza", explica Leyre, que se pregunta "cómo puede ser esta la situación y cómo puede ser que la gente tampoco sea consciente".

En Basilea (Suiza), la ciudad que acogía Eurovisión, cientos de manifestantes propalestinos pidieron la exclusión de Israel del certamen por la ofensiva abierta en Gaza —la Unión Europea de Radiodifusión (UER) expulsó a Rusia con motivo de su guerra en Ucrania—. Sin embargo, al mismo tiempo, el televoto de decenas de países, incluido España, reflejó un apoyo masivo a la candidatura de Israel, que se llevó la máxima puntuación del público y se colocó en segunda posición pese a no haber sido de las favoritas del jurado.

De hecho, RTVE —que antes de la gala difundió un mensaje en el que pedía "paz y justicia" para Palestina— ha planteado a la UER abrir un debate sobre el sistema de voto y sobre si los conflictos bélicos influyen en el resultado final. La organización amenazó con multar a Televisión Española si se repetían los mensajes que los comentaristas lanzaron durante la segunda semifinal, cuando recordaron que la representante israelí es una superviviente de los atentados del 7 de octubre de 2023, las cifras de palestinos asesinados en Gaza e hicieron un llamamiento a la paz.

Ese fue el motivo por el que los manifestantes que se reúnen estos días en la Complutense se concentraron en Torrespaña, una de las sedes de RTVE, "para mostrar su apoyo a las trabajadoras que habían hecho esas declaraciones mostrando la verdad", explica Uriol, un estudiante de doctorado de 27 años.

"También queríamos señalar el papel de Eurovisión como una herramienta de blanqueo del Estado genocida de Israel desde 1973, sustentada en parte por la empresa Moroccanoil (compañía de cosméticos de origen israelí principal patrocinadora de Eurovisión)", añade.

Vivir a las puertas del campus

Entre banderas palestinas y carteles con mensajes de denuncia, unos 60 jóvenes (cifra proporcionada por los participantes) conviven desde el martes pasado en el perímetro que ha marcado la policía a su alrededor. En una improvisada recepción con una carpa blanca y varias mesas y sillas se mezclan apuntes de distintas materias con calendarios y documentos que utilizan para organizarse y repartirse tareas.

Allí compaginan el activismo con estudio y organizan distintos eventos con los que buscan reivindicar y visibilizar, como una clase de Dabke, un baile palestino, que organizaron el martes. "Este fin de semana también se está planteando hacer una jornada cultural con conciertos para apoyar la causa", explica Mónica (20), estudiante de Antropología, que ya participó en la anterior acampada.

Vivir a las puertas del campus

 María Gómez Mejía / RTVE

Entre las tiendas hay un espacio de cocina improvisada donde almacenan alimentos, la mayoría donados por personas que se acercan a ayudarles. "No podemos usar camping gas porque no tenemos permiso de la universidad, pero tenemos una tabla y unos cuchillos. Hacemos ensaladas y están estupendas", explica Miguel.

Para ir al baño o fregar los platos utilizan los baños de un aparcamiento de la zona, aunque la mayoría ha vuelto a casa al menos una vez para cubrir sus necesidades de higiene. El año pasado, explican, les habilitaron duchas, pero esta vez "hay menos ganas". "Esto no es una cuestión sacrificial o un martirio. La idea es estar presentes, pero también cuidarnos", explica Alicia, una joven de 25 años que acabó la universidad y ahora está opositando.

Acampada en la Complutense

Una pizarra recoge las necesidades de los acampados María Gómez Mejía / RTVE

En el día a día se organizan en grupos de entre cinco y diez personas en los que discuten y valoran qué cosas necesitan para la convivencia. "Es una unidad mínima de democracia y debate [...] tanto para el reparto de tareas como para necesidades básicas", explica Miguel. Dice que no saben cuánto tiempo estarán allí. "Hasta que las cosas empiecen a cambiar", sostiene.

"Es una causa muy importante por la que todo el mundo debería estar movilizado [...] y quería poner todas mis fuerzas y energía", relata a este medio Mónica. "Israel está asesinando y desplazando a miles y miles de personas y nadie debería hacer eso sin que sea denunciado. Nadie debería estar de acuerdo con el genocidio en Gaza", sentencia.

En los últimos días, Israel ha desoído los llamamientos de la comunidad internacional a detener la actual escalada de violencia en Gaza, donde ha matado a más de 500 personas en solo en una semana y donde aumenta el riesgo de hambruna entre la población. Desde el 7 de octubre, Israel ha masacrado a más de 53.655 palestinos en el enclave palestino y ha herido a unas 121.000.