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Del veto de Ayuso a Bolaños a la rivalidad entre Gallardón y Aguirre: los broncos Dos de Mayo

  • Las fiestas llegan en plena ruptura de las relaciones entre el Gobierno de Madrid y el central
  • La presidenta madrileña no ha invitado a ningún miembro del Ejecutivo central
Polémicas en las celebraciones del Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid
RTVE.es

La celebración del Dos de Mayo se convierte cada año en una exhibición de las rivalidades y pugnas políticas del momento. Ya sean a nivel interno o entre partidos, las disputas acaban emborronando los actos oficiales. Esta nueva edición llega además en plena ruptura de las relaciones entre el Gobierno madrileño y el de Pedro Sánchez, que quedará escenificada con la ausencia de representantes gubernamentales.

El motivo de este distanciamiento entre instituciones está en la decisión del Ministerio de Defensa de limitar el tradicional desfile militar del Dos de Mayo por tratarse de un acto civil. Un gesto que no gustó al Gobierno madrileño, que acusó a Sánchez de intentar crear una "pelea ideológica". "Las fuerzas armadas van a estar en los actos militares, como tiene que ser", zanjó la ministra del ramo, Margarita Robles.

La respuesta de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, no se hizo esperar. Unos días después, anunció que ningún miembro del Ejecutivo central iba a estar invitado al acto oficial en la Real Casa de Correos. "El Gobierno ha roto toda relación institucional con la Comunidad de Madrid", señalaron fuentes de la Puerta del Sol, provocando las críticas de Más Madrid y PSOE.

"Nos parece de un sectarismo imperdonable", manifestó el ministro de Transición Digital y líder del PSOE-M, Óscar López, cuyo partido ha optado por organizar en el Parque del Oeste una fiesta alternativa ante el veto de la presidenta madrileña al Gobierno.

Desde entonces, los comentarios sarcásticos, los reproches y los dardos han volado ante los medios y en las redes sociales. Sin embargo, las disputas vienen de lejos, reflejo del pulso que ambos Ejecutivos vienen manteniendo a costa de temas como la memoria histórica, las investigaciones judiciales o los niveles de emergencia por el apagón que dejó sin suministro a toda la península ibérica y cuyas causas aún se desconocen

El veto a Bolaños

Aunque Ayuso comenzó a presidir los actos por el día de Madrid en 2020, para encontrar el primer choque institucional entre la dirigente 'popular' y el Gobierno de Sánchez hay que remontarse a 2023, cuando los partidos calentaban motores para la campaña electoral de las municipales.

El Ejecutivo madrileño había decidido invitar en representación del Gobierno a Margarita Robles y a la entonces ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, por su labor de intermediación con las autonomías. Esta última, sin embargo, alegó que no podía asistir y delegó en el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, algo que fue visto por los anfitriones como una provocación.

Pero llegó el día, y el ministro apareció en el acto oficial. La tensión se hizo patente desde el primer momento, cuando Ayuso y Bolaños intercambiaron un frío saludo a su llegada. La disputa terminó por estallar cuando el equipo de la presidenta madrileña le cortó el paso al ministro y le impidió subir a la tribuna principal para el desfile militar.

El Gobierno de Ayuso impide a Bolaños subir a la tribuna del desfile del Dos de Mayo y eleva la tensión con Moncloa

El momento, captado por las cámaras, dio de que hablar durante días mientras continuaba la contienda pública. La Comunidad de Madrid alegaba que Bolaños solo había acudido en calidad de acompañante, ya que no tenía invitación formal. La Moncloa, por su parte, acusó a Ayuso de no cumplir con el deber de lealtad institucional y de intentar generar confrontación.

Con ese antecedente, el Gobierno madrileño optó al año siguiente por dejar a Bolaños fuera de la lista de invitados, en la que, tras algunas reticencias iniciales, sí que incluyó al actual ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y al delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín.

La campaña electoral del 4M

Otro año marcado por las ausencias fue el 2021, aunque en este caso fue la del entonces candidato a la Presidencia madrileña por Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en los comicios del 4M. A la par que la presidenta autonómica llamaba a "renovar la concordia" y a poner un "paréntesis en la disputa" para hacer frente a los enemigos comunes -"el virus y la ruina"-, Iglesias le reprochaba que no había sido invitado junto al resto de partidos.

"No podíamos estar con Ayuso porque no somos los convidados de piedra en un mitin para el que han privatizado la señal de televisión, instrumentalizando una vez más las instituciones para homenajear el Madrid de las élites, de los grandes apellidos, de los traidores al pueblo", lanzó durante un evento de UP.

La dimisión de Cifuentes por el escándalo del máster

Pero no todo son choques entre Administraciones. El PP también ha dejado entrever sus desavenencias internas a través de los actos del Dos de Mayo.

En abril de 2018, apenas una semana antes de las fiestas, Cristina Cifuentes anunció su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid. El escándalo por el máster de la Universidad Rey Juan Carlos y por el presunto hurto de dos botes de crema en un hipermercado forzó su salida, llevando a que asumiera su cargo temporalmente su 'número dos', Ángel Garrido.

En el día de la Comunidad, Garrido trató de limitar su papel a lo puramente institucional, sin casi mencionar a su predecesora la polémica que la rodeaba. Solo se aventuró a afirmar que Madrid "no se deja vencer por los problemas" y a defender la estabilidad del Gobierno madrileño "más allá de las circunstancias".

En paralelo, las quinielas sobre quién sería el candidato del PP para presidir el Gobierno regional no cesaban, con posibles nombres como el del Alfonso Serrano, Enrique Osorio, Pedro Rollán o incluso el de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Garrido y las acusaciones de transfuguismo

Justo un año más tarde, Garrido se convirtió de nuevo en protagonista indiscutible. Como en otras ocasiones, el contexto electoral revoloteaba en la celebración autonómica. El expresidente en funciones estaba en el centro de las miradas porque días antes había anunciado que dejaba las filas del PP para unirse a Ciudadanos en las elecciones autonómicas, una noticia que tomó por sorpresa al partido que lideraba Pablo Casado en aquel momento.

A su llegada a la Real Casa de Correos, Casado no dudó en manifestar sus desavenencias tanto con la formación naranja como con Garrido, a quien se negó a darle la mano. "Alentar el transfuguismo de miembros de otros partidos al tuyo en plena campaña electoral da buena medida de la regeneración falsa que ha intentado enarbolar", declaró en alusión al líder de Cs, Albert Rivera.

Por su parte, Garrido se defendió de las acusaciones de tránsfuga y aseguró a los periodistas que él había estado "siempre en el mismo sitio, en el centro político". "El giro al centro del PP es una operación cosmética que nadie se va a creer", agregó.

La rivalidad entre Gallardón y Aguirre en el bicentenario

Más lejos pero no menos sonada queda la guerra abierta entre la presidenta madrileña Esperanza Aguirre y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que copó los titulares de hace 15 años. Las pugnas por el liderazgo del partido, las diferencias ideológicas y una presunta trama de espionaje marcaron esta tensa relación en el seno del PP, que estaba a punto de someterse a unas primarias.

Uno de los puntos álgidos de esta enemistad llegó en 2010, cuando un micrófono abierto captó a la presidenta madrileña manteniendo una conversación sobre Caja Madrid. "Hemos tenido suerte de darle un puesto a IU y quitárselo al hijoputa", se oía decir a Aguirre, que más tarde pidió disculpas y negó que se refiriera a Gallardón. Pero la polémica estaba servida.

En 2008, ambos dirigentes se enzarzaron también por la celebración del bicentenario del alzamiento popular contra las tropas napoleónicas. El peso de la fecha motivó la creación de una Comisión Nacional para coordinar los festejos, en la que estaría el regidor madrileño. Sin embargo, el Gobierno de la Comunidad no quiso quedarse atrás y creó una fundación paralela -Nación y Libertad- con el mismo objetivo, abriendo un debate sobre la necesidad de que estuvieran ambos comités.

Aunque Aguirre defendió que eran perfectamente compatibles, también manifestó que nunca fue invitada a formar parte de la Comisión Nacional y dejó en manos de Gallardón la decisión sobre la coordinación del evento.

Tras idas y venidas y muchas críticas de la oposición en la Asamblea, la efeméride llegó y con ella la firma de la paz entre ambos sectores del partido, que dieron por zanjada la polémica tanto del bicentenario como del futuro del partido, que finalmente lideró Mariano Rajoy.

"Lo que tiene que haber es un aire festivo, y que todos nos llevemos bien. Los políticos con los periodistas, los políticos de un partido con los políticos de otro, e incluso, ¿por qué no? Los políticos de un partido con los políticos del mismo partido. Felices fiestas a todos", lanzó Gallardón ante los periodistas.