EE.UU. e Irán inician negociaciones en Omán para recuperar el acuerdo nuclear que Trump rompió hace siete años
- El conocido como Plan de Acción Integral Conjunto establecía límites a las actividades nucleares de Teherán
- El Estado persa dispone de 274 kilos de uranio enriquecido al 60% de pureza, cercano al uso militar del 90%
Estados Unidos e Irán inician este sábado en Omán una ronda de conversaciones con el objetivo de alcanzar un nuevo acuerdo nuclear que sustituya al pacto de 2015, que el presidente estadounidense Donald Trump rompió en 2018 durante su primer mandato al considerarlo "horrible" y "el peor de la historia".
El extinto acuerdo, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) y firmado entre Irán y seis potencias, establecía límites estrictos a las actividades nucleares de Teherán a cambio de un alivio de las sanciones que recaían sobre el país persa. Sin embargo, Trump decidió retirar a EE.UU. del pacto al considerar que Irán mintió sobre su programa nuclear, después de que Israel denunciara que Teherán lo desarrollaba en secreto. De este modo, el mandatario republicano restableció las sanciones impuestas por Washington y las endureció.
La reacción iraní desde entonces ha estado centrada en el aumento progresivo del enriquecimiento de uranio por encima del nivel pactado, hasta alcanzar 274 kilos al 60% de pureza, cercano al uso militar del 90%, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Pese al cruce de amenazas constante desde que Trump volvió a la Casa Blanca en enero, los dos bandos necesitan un nuevo tratado: EE.UU. busca evitar que Teherán alcance la capacidad de fabricar armas nucleares e Irán clama por el levantamiento de las sanciones para salvar su maltrecha economía, con una inflación del 40% y una divisa en continua devaluación.
Un acuerdo "más duro" o "acción militar"
El regreso de Donald Trump al Despacho Oval ha provocado varios cruces de palabras con Teherán de carácter ambivalente: desde advertencias por el apoyo a grupos paramilitares rebeldes, como Hamás, Hizbulá o los hutíes en su conflicto con Israel, a cartas directas al líder supremo de Irán para pedir negociaciones.
De hecho, fue este lunes durante la visita oficial a Washington del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cuando Trump anunció el inicio de conversaciones entre ambos países.
Ante la prensa, el republicano insistió en que Irán estará "en grave peligro" si no se alcanza un acuerdo que, según él, tendrá que ser "mucho más duro" que el de 2015. "Con Irán, si se requiere acción militar, tendremos acción militar", afirmó el miércoles Trump, quien añadió que Israel "obviamente estaría muy implicado" en una operación de ese tipo.
El mandatario estadounidense ha recuperado la llamada política de máxima presión contra Teherán con al menos seis rondas de sanciones para detener la venta de petróleo iraní.
Además, Trump ha reafirmado su apoyo a Israel pese al reinicio de los bombardeos sobre Gaza, y una de sus razones es el esfuerzo del Estado hebreo en cortar la influencia de Irán en la región.
¿Conversaciones directas o indirectas?
El sultanato de Omán, uno de los aliados más confiables tanto de Irán como de Occidente, acoge este sábado una ronda de conversaciones en las que Washington y Teherán difieren hasta en cómo calificarlas.
Donald Trump ha afirmado que las negociaciones serán "directas", mientras que Irán defiende se producirán de manera "indirecta" a través de mediadores. Un desencuentro constante que llevó a ambos países a romper las relaciones diplomáticas hace décadas. Los escasos vínculos están mediados y representados por terceros países: los intereses de Irán en Estados Unidos son defendidos por la embajada de Pakistán, mientras que los intereses estadounidenses en Teherán se encuentran representados por la embajada de Suiza.
“Una verdadera oportunidad a la diplomacia“
La delegación estadounidense en Omán está liderada por el enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio, Steve Witkoff, y la iraní por el ministro de Exteriores, Abás Araqchí, con el jefe de la diplomacia de Omán, Badr bin Hamad al Busaidi, como intermediario.
Witkoff ha afirmado que "hay posibilidades reales" de establecer un programa de verificación para garantizar que Irán no desarrolla armas nucleares, en un tono más conciliador que otras figuras de la Administración Trump, mientras el país persa se mostró este viernes dispuesto a dar una "oportunidad" a las conversaciones. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, aseguró que, "con seriedad y una vigilancia franca", Irán está dando "una verdadera oportunidad a la diplomacia".
¿Qué era el JCPOA firmado en 2015?
El JCPOA, con más de 100 páginas, limitaba de forma significativa el programa nuclear iraní durante un periodo de hasta 25 años.
Firmado por Irán, Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania, obligaba a Teherán a no enriquecer uranio por encima del 3,67% durante al menos 15 años, reducir en dos tercios sus centrifugadoras de enriquecimiento, la prohibición de importación y exportación de armas, permitir al OIEA un acceso regular a todas las instalaciones nucleares de Irán y aplicar de forma voluntaria el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación, entre otros apartados.
El acuerdo llegó después de años de tensiones entre Irán y la comunidad internacional, especialmente entre el régimen de los Ayatolás y Estados Unidos.
No obstante, en 2018, Trump decidió romperlo al argumentar que Irán se había aprovechado de los firmantes del acuerdo: "Lo que ha hecho es seguir enriqueciendo uranio", señaló al anunciar su salida del pacto.
"Este era un acuerdo horrible, que solo beneficiaba a una parte y que nunca, jamás, debió firmarse. No trajo calma, no trajo paz y nunca lo hará", sentenció entonces.
Irán y su programa nuclear
Después de que Estados Unidos se retirara del JCPO, Irán comenzó a aumentar su producción de uranio enriquecido. Así lo certifica un informe del OIEA de 2023, en el que señala que, desde el 8 de mayo de 2019, Irán dejó paulatinamente de cumplir sus compromisos relacionados con la energía nuclear y, a partir del 23 de febrero de 2021, dejó de cumplirlos por completo, fecha desde la que el organismo perdió el acceso a las instalaciones iraníes.
Ese año, Irán comenzó a enriquecer uranio al 20% hasta llegar al 60% tras un sabotaje israelí en la planta de Natanz, triplicando sus reservas hasta 55,6 kilos, que han ido aumentando progresivamente, con un total en la actualidad de 274 kilos.
Por este motivo, Estados Unidos ha seguido sancionando a Teherán. La última vez el pasado miércoles, con sanciones a cinco entidades y un individuo con sede en Irán que apoyan a entidades clave que gestionan y supervisan el programa nuclear iraní, incluida la Organización de Energía Atómica de Irán (AEOI) y la Compañía de Tecnología Centrífuga de Irán (TESA), subordinada a la AEOI.
Levantar las sanciones para reflotar la economía
Para que Irán acepte un nuevo acuerdo nuclear, Estados Unidos deberá paralizar la mayoría de sanciones que mantiene ahora mismo contra Teherán, que incluye la prohibición de adquisición de dólares americanos por parte del Gobierno iraní, sanciones ligadas a la red de comercio de petróleo con varios países y a instituciones como el Banco Central de Irán o el Fondo Nacional de Desarrollo, así como a empresas estatales e individuos del Estado persa.
Estas penalizaciones han repercutido de forma contundente en la economía iraní a lo largo de los últimos años, hasta alcanzar una inflación del 40% y una divisa, el rial, que ha caído un 45% respecto al dólar solo en los últimos meses.
Alimentos básicos, como patatas o arroz, y productos como el café se ha encarecido un 30%, y, si el Gobierno no consigue un acuerdo con EE.UU., podrían producirse manifestaciones masivas en las calles.
Sin embargo, la posibilidad de que Teherán acepte un pacto está supeditada a que el tratado se limite a frenar el programa nuclear, pero si Trump pretende que Irán detenga la fabricación de misiles enviados a Rusia y a los grupos paramilitares que se enfrentan a Israel, las opciones del acuerdo se reducirán.