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Humillaciones, encarcelamientos, torturas, el precio del voto de las mujeres

Noticia Documentos TV

  • Las finlandesas fueron las primeras en conseguir el derecho al sufragio en 1906; las últimas han sido las moldavas, en 1993
  • Desde la Revolución francesa hasta finales del siglo XX, las europeas lucharon para poder elegir y ser elegidas en las urnas
Documentos TV - Déjala votar
MILAGROS DE DIEGO CEREZO

La historia del sufragio femenino ha sido escrita con letras de lucha, resistencia y contumacia. Durante los dos últimos siglos, algunos grupos de mujeres, con el apoyo de unos pocos hombres, lucharon —en ocasiones utilizando la fuerza— por el derecho a elegir y a ser elegidas.

En el marco de las celebraciones feministas del 8M, Día Internacional de la Mujer, Documentos TV repasa en Déjala votar la historia de las activistas que lideraron los diferentes movimientos sufragistas para conseguir el derecho al voto, así como la resistencia de los países europeos en adoptarlo.

Cuadro mujer con reivindicación voto

Las mujeres, organizadas desde mediados del siglo XIX, hicieron oír su voz. © Illegetime Défense/LCP

La Revolución francesa, sin las mujeres

Martial Poirson, historiador de la Universidad de París VIII - Vincennes Saint Denis, sostiene que la historia de estas mujeres luchadoras se remonta a la Edad Media con heroínas que tomaron las armas como Juana de Arco. Es la más conocida, pero hubo cientos de ellas. “En particular, a partir de finales de siglo XVII y principios del XVIII, siempre han existido activistas”, explica Poirson.

Grabado mujeres francesas siglo XVIII

Grabado de una mujer patriota del siglo XVIII cedido por una colección particular. © Colección privada

A los diferentes y tibios movimientos femeninos, que no feministas, surgidos antes de la Revolución Francesa, a partir de 1789, le siguieron las primeras militantes en el amplio sentido de la palabra. Mujeres procedentes de la baja burguesía y del pueblo llano que comenzaron a luchar, en principio, por conseguir la bajada del pan, el derecho a la educación y a poder hablar en público.

Las mujeres no ganaron mucho con la Revolución francesa de 1789

Una de esas figuras fue Olympe de Gouges, que se movilizó durante la Revolución contra la pobreza y otras causas sociales y luchó por el derecho al voto femenino y la igualdad entre hombres y mujeres. Por esto, la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana fue guillotinada. “Las mujeres no ganaron mucho con la Revolución francesa de 1789”, confiesa Anne-Sarah Moalic, doctora en Historia de la Universidad de Caen, en Normandía.

El siglo XIX, nacen las sufragistas

Las revoluciones de 1830 supusieron el final del absolutismo y abrieron conciencias. Las mujeres comenzaron a organizarse para defender sus derechos. En la década de 1840, surge en Estados Unidos el movimiento sufragista que se extendió como la pólvora en el Reino Unido y, a partir de 1865, a gran parte de los países europeos.

Sufragistas inglesas

Manifestación de sufragistas inglesas de principios del siglo XX. © Colección privada de June Purvis

Las sufragistas, con tácticas militantes muy diferentes, hicieron campaña por dos derechos que consideraban fundamentales. “En primer lugar, el derecho a participar en las elecciones, el derecho al voto, pero también el derecho a ser elegidas democráticamente, es decir, a presentarse para funciones electivas”, enumera Poirson.

Hubertine Auclert

Hubertine Auclert fue la primera activista que se declaró “feminista”. © Illegetime Défense/LCP

En Francia, este momento histórico tiene un nombre de mujer, Hubertine Auclert, una joven huérfana que, en 1873, se une a estas sufragistas para reivindicar los derechos de las mujeres. “Una República que mantiene a la mujer en condiciones de inferioridad no podrá hacer a los hombres iguales”, denunciaba.

Trabajó por el derecho al voto, la independencia económica de la mujer, la separación de bienes en los contratos matrimoniales e incluso por la feminización de determinadas palabras.

La acción directa de las inglesas

La lucha de las sufragistas caló profundamente en Finlandia. En 1906, “fuimos el primer país en conceder a las mujeres el derecho al voto y a poder presentarse a las elecciones”, cuenta Annika Ojala, especialista en Derechos Humanos. Pero, en el resto de Europa, las feministas eran consideradas un peligro extremo para los hombres. Frente a esta tendencia antifeminista, las sufragistas inglesas fueron las más radicales y dieron un paso más hacia la acción directa en las calles.

Emmeline Pankhurst, líder del movimiento sufragista en el Reino Unido

Emmeline Pankhurst, la líder de las sufragistas británicas, fue detenidda hasta en siete ocasiones e hizo del encarcelamiento su medio de protesta. © Illegetime

En 1903, Emmeline Pankhurst y su hija Christabel, junto a algunas médicas socialistas, fundaron la Unión Social y Política de las Mujeres. Cansadas de reivindicar pacíficamente el voto en el Parlamento desde 1865 y de no obtener nada más que palabras, las sufragistas comenzaron la guerra bajo su lema, hechos y no palabras.

Armadas con latas de gasolina y cartuchos de dinamita, provocaron incendios, quemaron buzones, volaron puentes y edificios públicos, iglesias famosas y prendieron fuego a votos femeninos en campos de golf para hombres donde no se les permitía entrar. “Se impulsó la forma más extrema de militancia”, explica la profesora emérita de Historia de la Mujer y el Género en la Universidad de Portsmouth, June Purvis.

Imagen sufragista británica detenida

Detención de una sufragista por la policía británica a principios del siglo XX. © Illegetime Défense/LCP

Con bastante frecuencia, fueron detenidas y agredidas por la policía. “Se realizaron muchas acciones y, al mismo tiempo, la violencia estatal en las cárceles conmocionó a la opinión pública”. El hecho definitivo fue la alimentación forzada a la que se vieron sometidas las mujeres que se declararon en huelga de hambre.

Las perversiones que se ejercieron sobre ellas hicieron reaccionar a una mayoría silenciosa, que, hasta entonces, miraba con indiferencia a los movimientos de mujeres. Finalmente, el Reino Unido adoptó el sufragio femenino en 1928. En España, tres años después, en 1931.

Fotografía

Sufragistas francesas de principios de siglo XX exhiben las razones por las que deben votar. © Colección particular

Francia, se resistía a conceder a sus mujeres el derecho a votar. En 1934, surgió uno de los personajes esenciales en la historia del voto femenino, Louise Weiss. La fundadora de la asociación La Femme Nouvelle (La Nueva Mujer) se presentó simbólicamente a las elecciones de 1935. “Yo no quiero ser nombrada, yo quiero ser elegida”, manifestaba en un vídeo de la época.

“Llevó a cabo acciones supermodernas que luego hemos podido ver en grupos como Greenpeace”, afirma la periodista y escritora Caroline Stevan. Sin embargo, en Francia la supuesta cuna de los derechos humanos, las mujeres tuvieron que esperar hasta 1944 para poder ejercer su derecho al voto.

Mujer votando

Una mujer francesa vota en en la década de los 40 del siglo pasado. © Illegetime Défense/LCP

Las rezagadas de Europa

El caso de Suiza es sorprendente. Aunque muchas mujeres se movilizaron ya en el siglo XIX, el derecho al sufragio femenino no llegó hasta 1971, salvo en el cantón de Appenzell Innerrhoden, donde las mujeres no pudieron votar hasta el año 1990 y por orden del Tribunal Federal.

cartel suizo contra el voto femenino

Cartel contra el voto de las mujeres en Suiza donde se puede leer: "No dividas a la familia; sufragio femenino: No" © DR

A las que más les ha costado ganar el derecho al sufragio han sido las mujeres de Liechtenstein, en 1984, y las moldavas, que no han podido acceder a las urnas hasta 1993. Justo un siglo después que las pioneras, las neozelandesas, cuya nación y sociedad nuevas no arrastraban los prejuicios contra las mujeres de la vieja Europa.