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La importancia de la productividad y por qué mejorarla debe ser una prioridad esta legislatura

  • Se trata de una de las variables más relevantes para medir la salud de una economía y el principal impulsor de los niveles de vida
  • Ha vuelto al debate económico tras la intención del Gobierno de rebajar la jornada laboral a 37,5 horas semanales

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Productividad: un reto clave para España tras décadas perdidas
Unos empleados intercambian ideas durante su jornada de trabajo

En diciembre de 1935, coincidiendo con el periodo de entreguerras, la revista Time dedicó su portada a un trabajador soviético: Alexei Stajanov. Este minero de 29 años se convirtió en un héroe de su tiempo al realizar una hazaña sin precedentes: extrajo de la mina en la que trabajaba 102 toneladas de carbón en un total de 5 horas y 45 minutos. Era más de 14 veces el volumen de recolección habitual en el mismo periodo.

Stajanov fue mejorando su técnica y la productividad de la mina, esto es, la capacidad para generar la mayor cantidad de bienes con la misma cantidad de recursos, cada vez fue mayor. Tanto que se llegó a patentar incluso un método en su honor, el estajanovismo, que instaba a los trabajadores a mejorar la productividad por iniciativa propia.

Cierto o no (algunas voces aseguran que esta leyenda nace de la propaganda de la URSS), la necesidad de aumentar la productividad fue ganando peso y hoy se considera una de las variables más relevantes para medir la salud de una economía y el principal impulsor de los niveles de vida.

En el caso de España, nuestra economía arrastra un problema de productividad desde hace tres décadas. Este indicador mejoró con la transición democrática y la entrada a la Unión Europea; sin embargo, ha ido perdiendo terreno desde los años 80 y actualmente se encuentra por debajo de la media europea y de la OCDE.

Es por ello que los principales organismos económicos demandan a menudo a España una mejora de este indicador, cuya mejora sostenida es imprescindible para generar riqueza. Y, tras varios toques de atención, el gobierno de coalición se lo ha propuesto como uno de los principales retos esta legislatura, tal como se refleja en el acuerdo de investidura alcanzado entre el PSOE y Sumar para los próximos cuatro años.

Los españoles, menos productivos que nuestros vecinos europeos

En concreto, la productividad por hora trabajada en España aún está lejos de la que registran las principales economías europeas y, todo ello, pese a que los españoles trabajan más horas de media. Es decir, países como Alemania, Francia o Italia no solo producen más bienes por hora, además lo hacen en menos tiempo. Pero vayamos por partes.

Para medir la productividad por hora trabajada de cada país, Eurostat otorga el valor 100 a la Unión Europea: las economías por debajo de esta cifra son menos productivas y, las que están por encima, consiguen más valor por el mismo tiempo de trabajo. De acuerdo al último dato disponible, correspondiente a 2022, la productividad en España se situó en 94,9 puntos, una cifra muy superior a Portugal (76,7), Grecia (70,5) o Bulgaria (55,5), pero lejos de otras grandes economías como Italia (106,5), Francia (108,6) o Irlanda (224,8).

Por si fuera poco, en estos países tan productivos se trabaja menos horas que en España en promedio. Mientras que los españoles dedicamos una media de 36,6 horas a la semana a trabajar, en Francia la cifra se reduce hasta las 36,3 horas, hasta las 36 horas en Italia, mientras que en Irlanda trabajan 35,6 horas de media a la semana.

De esta forma, los españoles trabajamos más horas de media que nuestros vecinos europeos pero, en cambio, somos menos productivos. ¿Por qué?

El modelo productivo, la innovación o el número de pymes, entre los motivos

El director de Políticas Públicas de la Fundación Alternativas, Jesús Ruiz-Huerta, explica a RTVE.es que “se ha centrado mucho el debate sobre la relación entre horas trabajadas y productividad” y asegura que “es verdad que ambas variables están relacionadas directamente”, pero también es cierto que la productividad “depende de un conjunto de factores muy importante”.

Por ejemplo, del modelo productivo del país. “En España tenemos un peso enorme del sector Servicios y, particularmente, del turismo, además de la construcción. Son sectores que casi por naturaleza tienen indicadores de productividad más bajos que los que tiene un país con un sector industrial potente, como puede ser Alemania”, señala.

Otro factor que afecta a la productividad es la innovación. Y es que en sectores muy centrados en el factor trabajo y en la relación interpersonal, como el Servicios, no es tan fácil incorporar la tecnología para la mejora de resultados. “Se incorpora también, pero es más lenta que en otros ámbitos”, apunta.

A ello hay que sumar la formación de capital humano, donde España “tiene un cierto hándicap” en lo que respecta a la mayor adaptación del sistema educativo al mercado de trabajo. “Hoy está mejorando con la Formación Profesional pero aún queda camino por recorrer”, asegura el experto.

Y es que, aunque el número de alumnos ha ido creciendo en los últimos años, siguen siendo cifras bajas para un mercado laboral con una demanda creciente de perfiles técnicos cualificados. “Una mayor apuesta tendría un impacto espectacular en la productividad de la economía española", señalaba hace unos días el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas.

Y, por último, el tamaño de las empresas. España es un país de pymes: más del 99% de nuestro tejido empresarial son pequeñas y medianas empresas, las cuales “tienen más dificultades para incorporar nuevos cambios, tanto en el terreno de la innovación, en la gestión, la incorporación de personal más cualificado…”.

“Por tanto, no se puede limitar todo el problema a ver la relación que tienen entre las horas trabajadas con la productividad porque depende de los escenarios, depende del entorno, de la incorporación de tecnología e, incluso, del teletrabajo”, recalca el director de Políticas Públicas de la Fundación Alternativas.

¿Es posible rebajar la jornada laboral a 37,5 horas?

Precisamente la productividad ha vuelto al debate económico tras la intención del nuevo Gobierno de rebajar la jornada laboral a 37,5 horas semanales durante esta legislatura. Y, de inmediato, han surgido partidarios y detractores.

En el primer grupo, los sindicatos. Sostienen que es “imprescindible” que a corto plazo se reduzca el número de horas que los españoles dedican al trabajo a la semana, pues lleva fijada en 40 horas desde los años 80, aunque creen que el objetivo debe estar en las 35 horas semanales. No obstante, insisten, “es un paso necesario y positivo, que va en la buena dirección”.

Los empresarios, por contra, creen que esta medida tendrá “efectos negativos” sobre la competitividad de las empresas y reclaman que se lleve a cabo "no como consecuencia de una imposición legal, sino mediante la negociación colectiva".

El profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea José Manuel Corrales también apunta en esta dirección: “No es una cuestión que pueda generalizarse sin más, debe tener en cuenta las especificidades de cada sector”, afirma a RTVE.es.

Y aboga por analizar cada caso en la mesa de negociación junto a empresarios y sindicatos, tal como se hizo con la reforma laboral, que en su opinión ha conseguido mejorar la productividad en España en los dos últimos años. “No de una manera muy significativa, pero sí de una manera palpable”, añade, en gran medida por la mejora en la calidad del empleo.

Mejorar la productividad, un reto clave

Seguir esa senda de mejora es, por tanto, uno de los retos fundamentales del nuevo Ejecutivo durante esta legislatura, tal como demandan los principales organismos económicos en cada revisión de perspectivas.

“España debería apoyarse en su sólido crecimiento económico para elevar la productividad y ayudar a los jóvenes a materializar su potencial”, aseguró el economista jefe de la OCDE, Clare Lombardelli, durante la presentación del último informe de perspectivas. En su opinión, se trata de un “reto clave” teniendo en cuenta “el bajo nivel de inversión en investigación y desarrollo, y el gasto público inadecuado en educación y formación”.

Una advertencia que también ha lanzado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, quien encomendó hace unas semanas al Ejecutivo de Pedro Sánchez aprobar un “paquete de reformas ambiciosas” para "corregir" la baja productividad y los niveles de paro en nuestro país, dos factores que en su opinión han impedido la convergencia en renta per cápita de la economía española con la de la zona euro en las últimas décadas.

Y es que, según denuncian desde la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la renta per cápita en España "tiene un techo" y "nunca ha conseguido llegar a la media" de los países de la OCDE. De hecho, a día de hoy se encuentra prácticamente en el mismo nivel que hace 15 años, de acuerdo a los datos de Eurostat: si en 2022 -último disponible- el PIB per cápita en términos reales se situó en 24.910 euros, en 2007 -antesala de la crisis financiera- era de 24.380 euros.

Al mismo tiempo, la brecha con el resto de países ha aumentado. Si en el año 2007 la renta per cápita en España era un 4% inferior al promedio de las economías de la Unión Europea, actualmente la diferencia se ha elevado hasta el 14%.

Más calidad y menos cantidad

Es prioritario mover ficha, coinciden los expertos consultados. Creen que es necesario destinar más recursos, por ejemplo, a la formación para que un mayor número de trabajadores puedan optar a puestos con mejores salarios. Además, sostiene el profesor de la Universidad Europea, habría que “reorientar” la economía y eso a su juicio pasa, entre otros, por “mejorar la calidad de las horas que se trabajan y no tanto aumentar la cantidad de las mismas”.

De momento, el Ejecutivo se ha comprometido en el acuerdo de investidura a poner en marcha una “Estrategia Integral para la Productividad” con el objetivo de “mejorar la eficiencia de nuestro tejido productivo” a través de reformas en educación, innovación, mercado laboral y tecnología.

Entre otras medidas, se crearía el Consejo Nacional por la Productividad, un organismo independiente similar a la AIReF en materia de responsabilidad fiscal que el Consejo Europeo instó a los países miembros a poner en marcha en 2016. “Debemos poner el énfasis en la adecuada medición de la productividad y, para eso, un Consejo de estas características es indispensable”, sostiene Ruiz-Huerta.

Todo para alejarnos de mitos como el de Stajanov y conseguir un cambio real en el conjunto de la economía que consiga poner freno a tres décadas perdidas en materia de productividad, logre un crecimiento sostenido y permita mejorar el bienestar de los trabajadores. Porque a mayor productividad, mayor PIB y, por tanto, más riqueza.