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¿Cuánto tiempo dedicamos al trabajo? Las jornadas laborales se reducen en el mundo pero la media de 40 horas resiste

  • El peso de las jornadas parciales, el pluriempleo y la composición sectorial de cada país marca las diferencias
  • Claves de la reducción de la jornada laboral, una de las principales medidas del acuerdo entre PSOE y Sumar

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Un mecánico trabaja en un taller este julio en Toledo
Un mecánico trabaja en un taller este julio en Toledo

En 1928, el economista John Maynard Keynes pronosticó: "En cien años, el nivel de vida en los países desarrollados será entré cuatro y ocho veces superior al actual". Semejante avance económico, según vislumbró el británico, permitiría repartir el empleo de forma que cada persona no tuviera que trabajar más de unas tres horas al día, 15 horas semanales. Entonces, el reto estaría en saber dedicarnos al "arte de la vida".

Un siglo después, sobra decir que la predicción de Keynes no se ha cumplido, aunque la media anual de horas trabajadas en total por cada trabajador sí se ha reducido ligeramente, con particularidades por países, gracias impulsos como el Convenio de las 40 horas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1935.

Así, los españoles trabajaron el año pasado unas 36,6 horas semanales de media en su empleo principal frente a las 40 horas de la década de los ochenta. El país queda ahora en la segunda mitad de la tabla; una hora por debajo de la media de la OCDE, seis por encima de la cabeza, Países Bajos, y once por debajo de la cola, Colombia. Pero estos datos hay que tomarlos con precaución.

"Si tu empleo principal es a tiempo parcial, lógicamente la media disminuye. Por eso, la jornada media de Holanda es tan corta, porque es uno de los que tiene más empleo a tiempo parcial", advierte el doctor en economía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Iñaki Iriondo.

En Países Bajos, uno de cada tres trabajadores tiene un empleo a tiempo parcial, según la OCDE. "Es una jornada parcial, sí, pero no una demasiado corta. Y, sobre todo, tiene un salario suficiente, que permite vivir", amplía la economista Laura Pérez Ortiz, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, que lo vincula al llamado "Acuerdo de Wassenaar", alcanzado en 1982 entre patronales y sindicatos neerlandeses para frenar la espiral de precios y salarios. A cambio, se redujeron las jornadas laborales.

En referencia al caso neerlandés, pero extrapolable también a España, Pérez recuerda el sesgo de género que atraviesa las estadísticas de empleos parciales, es decir, las mujeres tienen más a menudo reducciones de jornada. Además, en todo esto influye la composición sectorial de la economía y el capital humano con el que cuenta cada país.

"La agricultura tiene jornadas más largas. La sanidad y la educación, más cortas. Entonces, si tienes un país donde el sector primario tiene un paso mayor, eso te va a condicionar la media", apunta Iriondo, que señala también las ocupaciones: dependerá del número de directivos, reponedores de supermercado, oficinistas, camareros… "Hay ocupaciones que se prestan más a ser empleos a tiempo parcial", recuerda el economista de la Complutense.

Grecia, el país de la UE donde más horas se trabaja

Por ello, para saber realmente cuánto tiempo pasan trabajando los ciudadanos de cada país, es más preciso acudir a la media anual por trabajador, donde se observan grandes diferencias porque se suman ya los distintos empleos que pueda tener una misma persona. La estadística de 2022 abarca de las más de 2.000 horas de México y Costa Rica a las menos de 1.400 de Dinamarca y Alemania, una diferencia de más de 800 horas, esto es, 33 días trabajando sin parar o 100 jornadas de ocho horas.

También desvela algunos rasgos que inicialmente quedaban ocultos. Grecia es el país de la Unión Europea con más horas anuales por trabajador, por delante de Malta, Chipre, Polonia, Croacia o Rumanía. Los griegos trabajan 242 horas más al año que los españoles, sin embargo, su jornada semanal media no es mucho más de dos horas superior a la española. ¿Por qué?

"En Grecia el peso del empleo a tiempo parcial es muy pequeño, el 8%, cuando en España está en el 13%", analiza Iriondo con datos de Eurostat. La otra clave que abulta las estadísticas anuales estaría en el pluriempleo.

En septiembre, una reforma laboral en Grecia provocó protestas en todo el país porque, entre otras cuestiones, flexibilizaba la jornada, pudiendo trabajarse un sexto día por un sueldo mayor. Esta norma, además, introducía un límite: 13 horas de trabajo máximo al día, aunque se trabaje para empresas distintas. El ministro de trabajo griego, Adonis Georgiadis, lo justificó como un impulso para la creación de puestos de trabajo y que estos estén correctamente pagados.

Dicho tope no existe en España, sin embargo, los economistas consultados no creen que sea una tarea pendiente aquí, dado que menos de 588.000 de los ocupados tienen un empleo secundario, según los datos del segundo trimestre de 2023 del Instituto Nacional de Estadística, esto es, un 3% del total.

Reducir las jornadas para crear empleo: los casos de Corea y Francia

Otros países en el pasado también han limitado sus jornadas laborales "históricamente largas" y han logrado la creación de empleo. Un ejemplo paradigmático es el de Corea del Sur:

"Introdujo en 2004 una política de cinco días de trabajo a través de su Ley de Normas Laborales revisada, que convertía de hecho el sábado en día no laborable oficial, establecía una jornada laboral normal de 8 horas y reducía la semana laboral legal estándar de 44 a 40 horas", describe la OIT en "Tiempo de trabajo y conciliación en todo el mundo", publicado a principios de este año.

Según recoge el informe, con la implementación progresiva de las medidas, Corea consiguió bajar su media de horas trabajadas por debajo de la barrera de las 2.000, lo que mejoró la salud de su población y creó empleo: "Por cada 10% de disminución de las horas de trabajo por semana se produjo el correspondiente aumento del 9,7% en el empleo, que es superior al aumento del 5-6% que suele asociarse a las reducciones del tiempo de trabajo", precisa la OIT con datos del Instituto de Trabajo y Sociedad de Corea en 2012.

Por otro lado, la doctora en economía Laura López explica que, según la teoría económica, hacer el mismo trabajo en menos horas significa que aumenta la productividad, pero recuerda que para llevarlo a cabo es necesario tener en cuenta las particularidades sector por sector. A ese respecto, pone el ejemplo de Francia, que redujo su jornada ordinaria a 35 horas semanales de manera general.

"¿Cuál fue allí la clave? Que los detalles se fijaban luego a través de la negociación colectiva y había margen para poder flexibilizar (…) Para que haya buena negociación colectiva tiene que haber cierto equilibrio en el poder. Si no tienes unos sindicatos con poder de negociación, ya sabemos lo que supone la flexibilización: lo que digan las empresas", reflexiona sobre el proceso que llevó a cabo el país vecino.

A final, apunta López, "la verdadera regulación viene a través de los convenios colectivos, porque en cada uno tiene unas características y unas condiciones que le hacen diferentes", si bien recuerda que existen unos mínimos establecidos por las leyes de cada país y la Unión Europea.

Los convenios, así como la composición sectorial y otras características como el nivel de salarios, la productividad, etc., explican por qué con regulaciones similares, los resultados de horas trabajadas pueden ser tan dispares. O por qué dos países con legislaciones muy distintas (Polonia y Estados Unidos, por ejemplo) pueden tener saldos similares.

Para la economista, el reto ahora está en la transformación de las relaciones laborales, que para muchos profesionales se están convirtiendo en individuales, "comerciales", y en el aumento de la llamada "tele-migración", es decir, que trabajadores de un país puedan trabajar en remoto en otro. ¿Cómo se regulará ese nuevo mercado laboral?

¿Hacia la semana de 32 horas?

Mientras tanto, algunas empresas y países están explorando reducir sus jornadas laborales a cuatro días o 32 horas. El experimento más reciente, en la ciudad de Valencia, ha demostrado mejorar la salud de la población y el turismo, aunque ha perjudicado al comercio. El 37,7% de las personas encuestadas afirma haber realizado más deporte, y un 46,1% ha dedicado más tiempo a la lectura, un aumento del bienestar que también se probó en otro ensayo en Reino Unido publicado a comienzo de este año. En España, para impulsar cambios como este, el Gobierno ha creado subvenciones para las empresas de hasta 250 trabajadores que reduzcan los horarios sin tocar salarios.

Estos aires de cambio llegan después de una estabilización de las jornadas desde finales del siglo XX en los países desarrollados. Según los datos de la OIT, hay excepciones como Alemania, que ha continuado la tendencia descendente, mientras en Suecia o Estados Unidos incluso ha llegado aumentar ligeramente en las últimas décadas.

La Organización Internacional del Trabajo cuenta con una visión global de la evolución del tiempo de trabajo y concluye que actualmente existe una gran polarización: "gran parte de la población activa mundial trabaja muchas horas o pocas horas", y el subempleo tampoco es un objetivo deseable para quienes no ganan el suficiente dinero para subsistir.

"Curiosamente, los trabajadores autónomos (por cuenta propia) declaran una mayor incidencia del subempleo que los asalariados en nómina. En cuanto al género, en general las mujeres presentan mayores tasas tanto de sobreempleo como de subempleo. Además, existe una clara correlación entre el aumento del nivel de cualificación profesional y el aumento del sobreempleo y la disminución del subempleo", analiza la institución.

Todas estas desigualdades, afirman los expertos, tienen repercusión en la salud física y mental de la población, así como en el reparto de las tareas de cuidado, lo que afecta al bienestar del conjunto de la sociedad.