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Neruda y las mujeres: de mito romántico a violador

  • Neruda contó en "Confieso que he vivido" que violó a una empleada tamil cuando fue cónsul en Sri Lanka
  • El movimiento feminista y parte de la sociedad critican ahora las actitudes machistas del Nobel de Literatura
  • Durante años, el relato de la violación no causó polémicas, que se han encendido con el avance del feminismo

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Pablo Neruda junto a su esposa, Matilde Urrutia
Pablo Neruda junto a su esposa, Matilde Urrutia

Las figuras de los grandes genios de la cultura, de los dirigentes más poderosos de la historia, de los revolucionarios más significativos se revisitan cada vez con más frecuencia para descubrir, con pasmo y dolor de sus admiradores, que a menudo la grandeza de su obra no se correspondía con la de su vida. Se pone de manifiesto que aquel gran pintor o este insigne filósofo eran un tirano con sus colaboradores, un padre despótico o un marido maltratador... Las personas amantes de su obra insisten en que hay que separarla de las características personales pero, ¿hasta qué punto es esto posible, sobre todo cuando se trata de rendir homenaje a su recuerdo?

Esto ha sucedido desde hace unos años con una de las figuras más reconocidas de la literatura: Pablo Neruda. El poeta y político chileno, Premio Nobel de Literatura, representante diplomático de su país en múltiples destinos, emblema del Partido Comunista de Chile, salvador de refugiados republicanos españoles y posíblemente víctima de un asesinato político, es señalado ahora, también, como un violador.

La narración de una violación

El origen del desprestigio de Neruda se debe a él mismo. En su libro de memorias "Confieso que he vivido", publicado en 1974, Neruda relata cómo violó a una empleada tamil durante su estancia como cónsul en Colombo (Sri Lanka) en 1927. Concretamente se trataba de la mujer que vaciaba las letrinas de su residencia y Neruda describe su agresión de esta manera:

"Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en el que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con los ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia".

Confieso que he vivido pierde valor con ese relato, más si él quería que su figura se idealice

La escritora y politóloga boliviana Verónica Ormaechea es autora de "Neruda y su laberinto pasional" (Sial Pigmalión, 2023), una biografía ficcionada del poeta. Como casi todo el mundo, leyó las memorias de Neruda hace muchos años sin caer en la cuenta de la violación. Ahora su reacción es clara: "Una violación es un acto condenable, y doblemente, si se lo narra. Cuesta creer que un poeta tan emblemático como Neruda se hubiera animado a contar el abuso que hizo en Asia a una humilde empleada doméstica. "Confieso que he vivido" pierde valor con aquél relato, más aún si él quería que su figura se idealice a través de sus memorias".

Ya en 2015, Carla Moreno Saldías lo situó como protagonista de la portada de "Machista progre" con el título: "Confieso que he violado". Pero la polémica no se encendió a nivel general hasta que Mark Eisner publicó su biografía sobre Neruda, "Neruda, el llamado del poeta", en 2018 llamando a las cosas por su nombre y violación a aquel relato. Coincidiendo con los movimientos #MeToo y #NiUnaMenos, las feministas chilenas condenaron la agresión, cometida además sobre una mujer pobre y de una etnia discriminada, en lo que supone un patente abuso de poder.

La caída de un emblema de la izquierda chilena

El prestigio político de Neruda ha hecho más incómodas las críticas para determinados sectores o ha facilitado la falta de ellas. La chilena Hillary Hiner, profesora de Historia de la Universidad Diego Portales, considera que hay que tener en cuenta las tensiones entre la izquierda y el feminismo. El Partido Comunista de Chile buscó activamente el voto femenino a través del Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena y muchas mujeres de izquierdas consideraban a Neruda un referente.

Es un abandono real, una cobardía sin paliativos. La niña murió en la pobreza

Ese prestigió no impidió que las feministas estallaran en 2018 cuando se planteó la posibilidad de rebautizar el aeropuerto de Santiago con el nombre de Pablo Neruda. En sus manifestaciones, los grupos feministas acusaron a Neruda de maltratador y propusieron que fuera el nombre de la también Nobel chilena, Gabriela Mistral, el que bautizara el aeropuerto. Acusaban al escritor, además, de abandonar a su suerte a Malva Marina, la hija que tuvo con su primera esposa, la holandesa María Antonieta Hagenaar, que nació con hidrocefalia y que quedó con su madre en Europa. "Es un abandono real, una cobardía sin paliativos. La niña murió en la pobreza en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Ahí hay algo muy criticable", asegura Hillary Hiner. La historiadora matiza que ni el abandono ni el maltrato a la discapacidad eran comportamientos inusuales en su tiempo: "Es consecuencia con la época. Muchos hombres no mantenían relación con su paternidad, eran ausentes".

Desmontar la romantización de Neruda

A favor de Neruda, su fama de buen vividor y persona bonachona, además del contenido amoroso de sus poemas o la imagen romantizada que han dado de él por ejemplo, películas como "El cartero y Pablo Neruda" (1994). Pero en estos años, también se ha puesto en cuestión la relación de Neruda con las mujeres. Ormaechea describe: "Neruda era un mujeriego indomable. Entregaba el mismo verso a distintas mujeres. Las engañó a todas. Mientras estaba casado con la holandesa María Antonieta Hagenaar, se enredó con la millonaria argentina Delia del Carril veinte años mayor que él. Casado luego con Delia, tuvo una vida paralela con Matilde Urrutia durante unos cinco años".

Era un mujeriego indomable. Entregaba el mismo verso a distintas mujeres

"Hay que entender su relación con las mujeres desde los distintos círculos en los que se movía. En general también mantenía relaciones de cercanía intelectual con bastantes mujeres artistas de izquierdas. Pero hay que saber que había otras relaciones sexoafectivas que no implicaban ese respeto", añade Hillary Hiner, quien también es coordinadora de la Red de Historiadoras Feminista.

El caso es que esa falta de respeto se le ha devuelto en su país y en los últimos 20 años el legado de Neruda en Chile se ha puesto en cuestión. Una de las pancartas más vistas en las manifestaciones estudiantiles en su contra es la que respondía al famoso verso "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente..." con un contundente "Neruda, cállate tú".