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Comprar el pan, lavar el coche o dar propina: acciones que se complican si solo llevas tarjeta en el bolsillo

  • Aunque muchos ya usan el móvil para pagar a diario, todavía llevan algún billete o monedas para cosas más concretas
  • En 2019, el 83,2% de las compras en comercios físicos se hacían en metálico, una cifra que bajó al 65,6% en 2022

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Comprar el pan o dar propina: acciones que se complican si solo llevas tarjeta
Unas monedas junto a ticket en un restaurante.

El uso del dinero en efectivo lleva años cayendo, sobre todo a raíz de la pandemia. Esto ha influido en nuestra rutina de compra y, aunque muchos ya utilizan más la tarjeta, todavía hay quienes encuentran trabas para poder comprar determinadas cosas. Hace unas semanas, Raquel fue a una carnicería de un mercado de Madrid y, justo en el momento de pagar, el dependiente le dijo que no aceptaba tarjeta. "No llevaba nada en efectivo", cuenta a RTVE.es, "y era el único sitio que estaba abierto, así que busqué en Google cuál era cajero más cercano para sacar dinero". Al final, la compra le salió algo más cara de lo previsto: "Como no era de mi banco, me cobraron una comisión de unos dos euros".

Algo similar le ha ocurrido a Alejandra en una panadería cerca de su casa, donde solo admiten tarjeta si el importe supera los 5 euros. "Una barra de pan cuesta bastante menos", explica, "y si da la casualidad de que llevo dinero suelto, lo pago con eso, pero no suele ocurrir". De esta manera, añade unas magdalenas para llegar a ese mínimo: "Acabo comprando más cosas de las que necesito para poder pagar con tarjeta".

En el caso de Alba, que usa el móvil para comprar "casi todo", reconoce que necesita algo de efectivo para cosas concretas: "Me viene bien tener monedas para lavar el coche. Hace unos días, en una gasolinera, no pude hacerlo porque no tenía nada encima".

El coronavirus "digitalizó" muchos hábitos, desde el trabajo a las compras, y las transacciones online se han ido disparando mientras el uso de billetes y monedas ha ido bajando. Aun así, el efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado en negocios físicos y entre particulares, según el informe Uso del efectivo y de otros medios de pago: ¿cómo está cambiando la forma en que pagamos? del Banco de España.

En 2019, el 83,2% de los pagos en comercios físicos se hacía en metálico, una cifra que bajó al 65,6% en 2022. En general, el análisis señala que las compras en efectivo ascienden a un importe medio de 22,6 euros, frente a los 38 euros de la tarjeta.

Así, un menor flujo del dinero en efectivo ha contribuido, en parte, a que los profesionales del sector servicios, como la hostelería, el transporte y el sector hotelero, reciban menos propinas que antes. Pero, ¿es esta la principal causa o hay otros factores que influyan? ¿Afecta a todos los gremios por igual?

El problema de encontrar un cajero

Para Rafa, hacer la compra en el supermercado o tomar algo en un bar no implica tener que llevar billetes o monedas en la cartera. "A diario utilizo siempre la tarjeta, la física o la virtual. La verdad, es muy raro que use dinero en efectivo", cuenta a RTVE.es.

Él tiene 47 años y es de una generación en la que no era raro dejar propina en un restaurante como recompensa a una buena atención, algo que solía hacer. "Ahora no la doy porque no llevo nada encima", dice, aunque se muestra abierto a la propina digital, una alternativa para los pagos con tarjeta que en España no está tan asentada como en otros países. "Aún no me ha pasado, pero si me dan esa opción en un sitio, haría lo mismo que antes: daría propina si el servicio ha estado bien", indica.

"Me han quitado tres cajeros que tenía cerca de casa. Ahora tengo que coger el coche para sacar dinero"

Hasta que llegó la pandemia, Rafa usaba dinero en metálico habitualmente, ya fuera en una cafetería o para comprar ropa. "Instalé las tarjetas virtuales en mi móvil y empecé a usarlas para todo. Fue un cambio casi radical", cuenta. Pero, ¿por qué ya no usa dinero en efectivo? Sobre todo, por la comodidad de no llevar monedas en los bolsillos. Además, se queja de que cada vez es más difícil conseguirlo y solo lo usa para algo muy concreto, como pagar las clases de baile de su hija: "Me han quitado tres cajeros que tenía cerca de casa. Ahora tengo que coger el coche para sacar dinero".

No dar propina por la subida de precios

"Antes pagaba todo con efectivo y ahora lo hago todo con tarjeta", reconoce Ana, incluidas las "cosas pequeñas" y rutinarias que antes abonaba con monedas y billetes. "Es lo más cómodo, pero siempre suelo llevar 10 o 20 euros en metálico por si me pasa algo y lo necesito o por si me dejan de funcionar las tarjetas", cuenta a RTVE.es.

Aunque hace años lo hacía de forma puntual, no suele dejar propina, independientemente de pagar en efectivo o no. "Ahora tampoco doy nada porque, además, los precios han subido mucho y yo lo noto económicamente", explica. No obstante, sí lo haría si va a un restaurante con un grupo de amigos y deciden hacerlo de forma conjunta.

Aun así, ha tenido otras formas de compensar la profesionalidad y el buen trato: "El otro día, invité a desayunar a la chica que me hace las uñas. Llevo con ella muchos años y es prácticamente mi amiga". Dice que es un detalle "más afectivo que económico", algo similar a lo que le hacían a ella cuando era dependienta en una conocida cadena de distribución, donde tenía prohibido aceptar propinas, pero algunos clientes le regalaban dulces o alguna pulsera.

Comienza a implantarse en España la propina 'a la americana'

Un extra para pagar el café, el tabaco y el pan

Precisamente el factor precio es algo que ha influido en las propinas que recibe Irma, que trabaja como peluquera y ha visto cómo este dinero extra ha ido mermando, sobre todo, desde la pandemia. "Es un cúmulo de cosas: la gente no suele llevar efectivo y, como han subido los precios en todo, deciden pagar lo justo", cuenta a RTVE.es.

Todo ello ha hecho que sus propinas se reduzcan a la mitad en cuatro años. "Me las dan siempre en efectivo. Antes era dinero suelto con el que me pagaba un café, el pan, el tabaco…", indica, "y ahora todo eso tengo que pagarlo directamente de mi sueldo". Aunque tiene todo tipo de clientes, reconoce que los jóvenes son los que menos dejan.

La hostelería, con el foco en la propina digital

Esto también lo han notado en la hostelería. Mara es la gerente de un restaurante en Madrid y cuenta que el comportamiento de los clientes cambió con la llegada del coronavirus. "Antes de la pandemia, el 40% de los pagos venían en tarjeta y ahora ha subido hasta un 70%", señala.

Como consecuencia, explica que "las propinas han bajado bastante" porque "antes siempre se tenían algunas monedas del cambio que se recibía, y luego se las podían dejar al camarero". Según ella, otra causa es que muchos consumidores no lo ven necesario y creen que dentro del precio final ya están pagando por el servicio prestado, sin necesidad de aportar más. Aunque no puede especificar cantidades porque es un asunto del personal, y no del restaurante, sí lo ilustra con un ejemplo: "Hace 20 o 30 años, la propina de un camarero podía ser prácticamente otro sueldo más. Ahora es algo casi anecdótico".

Juan José Blardony, director general de la Asociación de Hostelería de Madrid, indica que todavía hay locales, como los restaurantes tradicionales, que siguen recibiéndolas habitualmente. En general, "antes representaban entre el 2% y el 6% de la cuenta, dependiendo del negocio y el perfil del cliente, pero ahora han bajado aproximadamente a la mitad" y se suelen repartir entre todo el personal.

También cree que afecta la brecha generacional y que "la fuerte inflación y la subida de tipos que soportan las familias hacen que tengan menos renta disponible, lo que seguramente también repercute en las propinas".

Lo que sí reciben de forma habitual en el restaurante de Mara son propinas digitales, aunque ella dice que todavía es un tema "poco regulado". "Yo cobro el extra con tarjeta y luego le doy ese dinero al camarero", explica, "y sobre todo lo hacen los extranjeros, que están muy acostumbrados a dejarla así en sus países".

Menos flujo de dinero en efectivo, ¿la única causa?

Ricardo es un guía turístico privado que dispone de un vehículo propio a modo de transporte VTC. Ofrece recorridos en Madrid y alrededores a familias y parejas que vienen del extranjero. "Yo no he notado que haya bajado y, es más, a veces me las dan en dólares", explica a RTVE.es. El 90% de sus propinas las recibe en efectivo, aunque él ofrece también la opción telemática. En todo caso, este extra abarca alrededor del 10% de su facturación mensual.

"Los que suelen darla son los clientes de más de 40 o 50 años porque tiene esa cultura de dejar propina"

"En mi sector, el turístico, casi nadie da la propina con tarjeta", cuenta, y cree que no solo depende del medio de pago, sino de otros aspectos como la edad. "Suelen dejarla los clientes de más de 40 o 50 años porque tiene esa costumbre de la propina", señala, "pero es algo que se va perdiendo en las nuevas generaciones y es más complicado verlo en alguien joven".

Para él, otro problema es la falta de información, y lo nota cuando acompaña a sus clientes a los restaurantes. "En los manuales turísticos leen que en España no se da propina, y eso no es cierto. Aunque aquí no hay una 'cultura' de dejarla como en Estados Unidos, sí se puede dar de forma voluntaria", matiza. Por tanto, él tiene que explicarles ese detalle y luego algunos le preguntan cómo hacerlo, si en efectivo o con tarjeta: "Les recomiendo hacerlo mejor en metálico porque si lo dan con tarjeta pueden correr el riesgo de que luego los jefes no se lo den a los empleados, aunque depende del negocio".

Como cuentan estos profesionales, el hecho de que se use menos dinero en efectivo ha contribuido a la caída de la propina tradicional, pero no es la única causa, sino que la edad y la inflación también afectan. En este contexto, los hosteleros madrileños creen que es posible ir normalizando el hecho de dejarla con tarjeta y otros trabajadores, como Ricardo, defienden que si se hacen algunos cambios en su sector esta tendencia podría revertirse, sobre todo con el público extranjero: "Si los textos turísticos matizaran que en España no es que no se dé propina, sino que es voluntaria, habría una repercusión directa".