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Análisis

La muerte de Ebrahim Raisí, un contratiempo para la continuidad de los ultraconservadores en Irán

  • Raisí, elegido presidente en junio de 2021, murió en un accidente de helicóptero este domingo
  • El clérigo ultraconservador sonaba como posible sucesor del actual líder supremo, Alí Jameneí

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El presidente iraní, Ebrahim Raisi, durante una conmemoración del fallecimiento del general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani, en la gran mezquita del Imam Jomeini, el 3 de enero de 2024, en Teherán, Irán.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, durante una conmemoración del fallecimiento del general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani, en la gran mezquita del Imam Jomeini, el 3 de enero de 2024, en Teherán, Irán. AP / VAHID SALEMI

El futuro es imprevisible. En Irán nadie podría imaginarse la muerte de un presidente que podría haber sido el sucesor de un líder supremo enfermo que ya ha cumplido los 85 años. “El ayatolá Ebrahim Raisí, presidente de la República Islámica de Irán, ha muerto mientras servía al pueblo”, ha confirmado en un comunicado el Gobierno iraní. Falleció este domingo en un accidente de helicóptero tras un aterrizaje de emergencia en una zona montañosa en el noroeste del país. En el mismo aparato viajaban, entre otros altos cargos, el ministro de Exteriores, Hossein Amirabdollahian, y el gobernador de Azerbaiyán Oriental, Malik Rahmati

El vicepresidente de la República Islámica, Mohamed Mojber, ha asumido la presidencia interina con la supervisión del líder supremo, según dicta la Constitución en estos casos. En un plazo de 50 días deben celebrarse elecciones presidenciales auspiciadas por un Consejo que cuenta con la autoridad del jefe del poder judicial y el presidente del Parlamento. Esta nueva cita con las urnas tendrá lugar pocos meses después de las elecciones parlamentarias del pasado 1 marzo en las que destacó la participación más baja de la historia.

Hasta este momento, se desconocen las causas del siniestro del aparato, pero “lo más seguro es que ha sido un fallo técnico debido a la situación meteorológica”, asegura Anahita Nassir, politóloga hispano-iraní. No obstante, no descarta que se trate de un atentado interno. “Raisí tenía una situación interna complicada y muchas facciones contrarias”, añade.

Dentro de las filas de Raisí no hay un sucesor obvio

No se le conocía por su carisma, ni por su popularidad, más bien por su marcado perfil ultraconservador. Los iraníes lo apodaron como "un juez de la horca"” o el "carnicero de Teherán". La figura del presidente tras la victoria de la Revolución Islámica se ha visto relegada a un segundo plano. Pero en este caso el fallecido estaba cerca de suceder al actual líder supremo, Alí Jameneí. Su nombre era uno de los más importantes en las quinielas para alcanzar el culmen del poder en el país persa. Se debatía esa sucesión con Mojtaba Jamenei, el hijo del actual líder espiritual. “Lo de los cargos hereditarios no gusta mucho en el Irán chiíta y Raisí cumplía con muchos de los requisitos. Tenía una larga carrera como juez y contaba con el reconocimiento de la comunidad islámica, que es algo imprescindible”, explica Nassir. Ahora su ausencia abre la posibilidad a que el hijo del actual Jameneí le suceda, analiza la politóloga, ya que otros nombres que sonaron hace tiempo los han ido apartando. Dentro de las filas de Raisí, no parece que haya un sucesor obvio.

“Es un contratiempo importante para el régimen”, coincide el catedrático de Estudios árabes e islámicos de la Universidad Complutense de Madrid Ignacio Álvarez-Ossorio. “Era alguien que contaba con la luz verde de la Guardia Revolucionaria”, añade. Por lo que ahora los ayatolás tienen que convocar elecciones presidenciales, pero también abrir un proceso rápido de búsqueda de otro sucesor validado por el Cuerpo de la Guardia de la Revolución Islámica (CGRI). Todo en un momento delicado para una elite política cuestionada a nivel doméstico con una sociedad civil que se abstiene para marcar distancia de los clérigos que la gobiernan. “Pero también debido a las crecientes tensiones con Israel y Estados Unidos, acentuadas por el actual contexto en la región”, apunta Álvarez-Ossorio. 

El accidente también se cobró la vida del ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, quien desempeñó un papel activo al tratar de presentar nuevas alianzas para Teherán en un intento de aliviar el impacto de las sanciones. En lo que va de guerra en Gaza ha sido la voz y el rostro de la posición de los ayatolás, aunque muy comedido, ya que la política exterior, especialmente en la región, es dominio exclusivo del CGRI.

“No va a generar ninguna perturbación”

Antes de que se confirmara oficialmente la muerte de Raisi, Alí Jameneí se apresuró a hacer un llamamiento a la calma y aseguró que “no va a generar ninguna perturbación en los asuntos del país”. “Se trata de un Estado con estructuras políticas muy definidas y está todo atado y bien atado desde la victoria de la Revolución Islámica”, sentencia Nassir. Por lo que no cree que a nivel interno haya una transición disruptiva.

Lo ocurrido podría poner a prueba la continuidad del ala dura del régimen, los más conservadores e islamistas en los últimos años se han ido afianzando en las instituciones. En los recientes comicios parlamentarios los reformistas se quedaron prácticamente sin asientos. Además, recuerda Nassir, las elecciones también son “todo un tinglado de filtros del Consejo de los Guardianes para decidir quiénes son los candidatos que pueden presentarse a la primera vuelta”, explica. “Evidentemente, nunca dejarán que pase una persona que es absolutamente contraria al régimen”, aclara. La rama más conservadora domina el poder y durante los funerales de Estado enviarán mensajes de continuidad.

Ossorio recuerda que, aunque el presidente tenga unos poderes muy limitados, en la historia de la Revolución Islámica ha habido algún que otro perfil con una agenda reformista. “Lograron encabezar ese sector de la población y del régimen que son partidarios de introducir reformas significativas”, dice. Hassan Rouhani o Mahmud Ahmadineyad fueros los expresidentes que mostraron una cara más amable y abierta. Ambos lograron impulsar una agenda menos conservadora y más desarraigada de los valores de la revolución y más acorde a las demandas de la población. De hecho, la participación en las elecciones se dispara cuando entre los candidatos hay algún perfil reformista. Algo que en estos momentos, afirman los analistas, es bastante improbable. “Es bastante poco factible debido a la cerrazón del régimen”, concluye el catedrático de Estudios árabes. 

Por lo que creen que a nivel político, miliar, económico y de política exterior no va a cambiar mucho “sea quién sea el candidato, porque todo se gestiona y todo se decide desde la cúpula, que es el líder espiritual”, dice la politóloga iraní.  “Solo cambiaría algo si efectivamente se corrobora la hipótesis de que haya sido un atentado desde dentro. Esto quiere decir que las rencillas dentro del poder son grandes”, concluye. Raisí se impuso en las elecciones del 18 de junio de 2021 gracias al veto del Consejo de Guardianes a la participación de los principales candidatos reformistas y centristas. Por eso, su ausencia repentina podría debilitar al régimen. “Afianzarse en el poder para crear las condiciones en las que pudiera reemplazar a Jameneí como guía supremo, pues hoy por hoy esa estrategia tiene que ser revisada obligatoriamente y tiene que buscarse un recambio válido para ocupar su posición”, advierte el profesor de la UCM.

Memes, bailes y fuegos artificiales

Durante su mandato, Ebrahim Raisí reprimió duramente los derechos humanos, en especial los derechos de las mujeres. La muerte de Mahsa Amini, la joven que murió en septiembre del 2022 mientras estaba bajo custodia policial por no llevar "correctamente" el hiyab y que desató protestas y manifestaciones al grito de Mujer, Vida y Libertad en todo el país. La dura represión ha provocado la muerte de 525 personas y más 19.500 detenidas, según registros de la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos de Irán (HRANA). La agencia de noticias Tasnim News Agency elevó los detenidos a 100.000, citando a un alto cargo del poder judicial iraní. Semanas antes de los disturbios, Raisi ordenó endurecer la “ley de castidad y hiyab que obligaba a las mujeres a comportarse y vestirse modestamente.

Además, cargaba sobre su espalda el haber formado parte del “Comité de la Muerte”, el exfiscal ha sido acusado de llevar a cabo una purga y ejecuciones masivas de presos políticos en dos cárceles de Irán; algo que él negó. “Los números de ejecutados oscila entre 4.000 y 30.000 personas, de ahí el apodo del 'carnicero de Teherán'”, señala Nassir.  Por otro lado, la inflación se disparó a más del 40% y en los últimos tiempos de su mandato el valor del rial se desplomó. Los iraníes afrontan una profunda crisis económica vinculada con las sanciones internacionales paralizantes, le reprochan la mala gestión y la corrupción.

Este domingo, a medida que se confirmaba la noticia, las redes sociales se inundaron de memes y videos de celebración con fuegos artificiales en Teherán. Mientras, la televisión estatal emitía imágenes de fieles orando en Mashad, la ciudad natal de Raisí, y miles de personas llenaban las calles para rezar por el presidente. Lo cierto es que no era una figura apreciada por la parte de la población. “El presidente es una figura decorativa”, denuncia Nilufar Saberi, activista por los derechos de las mujeres iraníes. “Su muerte no provoca absolutamente nada, no hay ninguna diferencia, era una persona que ha reprimido a las mujeres”, lamenta. “Es un asesino en masa. La gente en Irán ha festejado. Fuera de Irán se están movilizando para ir la las embajadas a repartir dulces para celebrarlo”, concluye.