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Alberto Garzón, el diputado más joven que pasó del 15M al Consejo de Ministros

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Alberto Garzón y Pablo Iglesias, tras firmar el histórico acuerdo por el que IU y Podemos se presentaban juntos a las elecciones en 2019
Alberto Garzón y Pablo Iglesias, tras firmar el histórico acuerdo por el que IU y Podemos se presentaban juntos a las elecciones en 2019

Alberto Garzón dice adiós definitivamente a la primera línea de la política. Tras su anuncio en junio de que no estaría en las listas del 23J y su renuncia a repetir como ministro, este viernes ha compartido que también se retira de la coordinación de Izquierda Unida. Este "paso al lado", como lo ha denominado él mismo, supone además la culminación de un ciclo político del que Garzón es una de sus caras más visibles.

Un ciclo que va de las movilizaciones del 15M, donde este economista consolidó su figura, al Gobierno de coalición en el que Garzón entró como titular de Consumo, el primer ministro comunista en España desde tiempos de la II República, junto a Yolanda Díaz -también militante del PCE-. Garzón abandona precisamente cuando se ha confirmado la investidura de Pedro Sánchez y la reedición de un Ejecutivo progresista, que, eso sí, ya no será como el de la última legislatura, sin él ni previsiblemente ministras de Podemos. "He esperado a este momento para sincronizar mi decisión final con el cambio de fase política", ha explicado en su carta a la militancia en la que anuncia su salida de la dirección de IU.

Entre medias de aquel movimiento y la llegada a los ministerios, este logroñés nacido en 1985 ha protagonizado otros hitos como el famoso 'pacto de los botellines' que dio lugar a Unidas Podemos, y ha mantenido un perfil discreto dentro del Ministerio de Consumo, una cartera con competencias limitadas, aunque salpicado por sonoras polémicas sobre las macrogranjas y el consumo de carne.

Su carrera política se ha caracterizado por la precocidad. Aunque nació en La Rioja, hijo de una madre riojana y un padre malagueño, él y su familia se mudaron pronto, primero a Marchena, Sevilla, y cuando él tenía nueve años, a Rincón de la Victoria, en Málaga. Allí, en la Universidad de Málaga, estudió la carrera de Economía y a los 18 años se afilió a Izquierda Unida. Con solo 22 años, en 2007, ya concurría en las listas del partido a las municipales de su localidad, y en 2011 ya encabezó la lista de Málaga para las generales por parte de la formación entonces liderada por Cayo Lara.

Alberto Garzón se despide de la política: la carrera precoz de indignado del 15M al Consejo de Ministros

El 15M y el vídeo viral en '59 segundos' que impulsaron a Garzón

Pero entre medias tuvo lugar un movimiento que sacudiría la política española y que sería clave en la trayectoria de Garzón: el 15M, las movilizaciones que reclamaban el fin del bipartidismo y una manera diferente de hacer política. Este economista se implicó en las acampadas y en unas protestas que veían con suspicacia a IU -Lara fue abucheado cuando acudió a dar su apoyo a los indignados de la Puerta del Sol en Madrid-.

Garzón estudiaba en aquel momento en el departamento de Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, cantera de otros economistas de referencia de Podemos, como Nacho Álvarez o Bibiana Medialdea, y era miembro destacado de la organización altermundista ATTAC, muy movilizada en el 15M. "Soy consciente de que yo he sido una consecuencia de esos momentos tan agitados en la política nacional. Con toda seguridad sin las movilizaciones del 15M y sin la ruptura del tradicional sistema de partidos en 2014, las cosas hubieran sido muy distintas", ha escrito en su carta de despedida.

Pero lo que le dio un impulso y una gran popularidad, sobre todo entre las nuevas generaciones, fue una intervención en el programa '59 segundos' de TVE, donde destacó al criticar con contundencia y un lenguaje comprensible, que luego recogerían muchos líderes de Podemos, los recortes o el papel de 'troika'. "Los jóvenes nos hemos dado cuenta que nuestro sistema es realmente antidemocrático, quienes toman las decisiones que afectan a nuestro futuro no han sido votados", criticaba. Aquel vídeo se viralizó y de ahí siguieron otras intervenciones en dicho programa y en otros medios, dando a conocer su figura a nivel nacional.

Cuatro meses después, con solo 26 años, entraba en el Congreso como diputado por Málaga. Era el diputado más joven en aquella legislatura, en la que Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta. En sus primeros días como legislador, aún se quedaba a dormir en el piso de un amigo e iba al Hemiciclo en transporte público. Renunció al plan de pensiones privado que le ofrecían las Cortes, hizo público su sueldo -aún no era obligatorio hacerlo- y donaba la mitad a su partido.

El artífice de la unión Podemos-IU

Hacia el final de aquella legislatura, en una Izquierda Unida en horas bajas, Garzón fue elegido candidato a la presidencia del Gobierno por IU en las elecciones generales de 2015. Bajo el nombre de Unidad Popular consiguió apenas dos diputados, mientras veía como Podemos, en sus primeras elecciones, obtenía 42 escaños.

Al año siguiente, Garzón era elegido coordinador general de Izquierda Unida y al poco tiempo negociaba ya un acuerdo con Pablo Iglesias para concurrir juntos a las elecciones generales de aquel año. De ahí surgió el llamado 'pacto de los botellines', cuando Iglesias y Garzón anunciaron en la simbólica Puerta del Sol el 9 de mayo que concurrirían juntos a las elecciones, lo que celebrarían brindando con unas cervezas en el barrio de Lavapiés -de ahí el nombre del acuerdo-.

Su objetivo era superar al PSOE con una amplia coalición de izquierdas, que sumaría también a los comunes en Cataluña, y a las mareas en Galicia, y que recibió de nombre Unidos Podemos. Eran los años de gloria del partido, que en las elecciones de 2016, convocadas tras el fracaso de las negociaciones el año anterior, obtuvo 71 diputados y lograba más de cinco millones de votos, a apenas 400.000 papeletas de los socialistas (aunque estos tenían 85 diputados).

La estrategia, aunque supuso un gran avance electoral, no estuvo exenta de críticas. Algunos históricos dirigentes de IU, como Gaspar Llamazares, criticaron la confluencia al considerar que se diluían las siglas del partido, una coalición que acogía al histórico PCE.

Un comunista al frente de Consumo

Tras las turbulencias políticas de aquellos años, con una repetición electoral en 2019 mediante, Sánchez e Iglesias acordaron finalmente formar un Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, el primero en la democracia, lo que supuso la entrada de dos militantes del PCE en el Consejo de Ministros: Garzón a cargo de Consumo y Díaz, al frente de Trabajo.

El ministerio que dirigía Garzón, de nueva creación y desgajado de Sanidad, tenía pocas competencias y presupuesto, lo que ensombrecía su figura frente a los principales representantes de la coalición de izquierdas en el Consejo de Ministros: Iglesias, Díaz o Irene Montero.

Sin embargo, su mandato ha estado marcado por dos agrias polémicas. La primera, en julio de 2021, sobre la necesidad de reducir el consumo de carne para luchar contra el cambio climático y mejorar la salud, lo que provocó duras críticas del PP pero también dentro del Gobierno, con el ministro de Agricultura, Luis Planas, en contra. El presidente del Gobierno intervino además con la velada desautorización de Garzón: "Donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible".

La segunda polémica tuvo que ver son las macrogranjas, en enero de 2022, después de conceder una entrevista al diario británico The Guardian, en la que criticaba que las "llamadas macrogranjas" españolas exportaban "carne de mala calidad de animales maltratados". Las críticas fueron aún más feroces que en la anterior ocasión, de nuevo desde el PP y partidos de la derecha, como por parte de Sánchez, que lamentó "muchísimo" la polémica y de Planas, que consideró sus palabras "desafortunadas".

El principal apoyo de Yolanda Díaz

Estas controversias han erosionado la popularidad que impulsó a Garzón en sus primeros años en política. Es el tercer ministro más conocido, por detrás de Díaz e Irene Montero, pero tiene una de las notas más bajas (3,96). Supera, eso sí, a las principales representantes de Podemos en el Gobierno, Montero (3,49) y Belarra (3,36).

En los últimos meses, ha sido uno de los principales apoyos de la vicepresidenta segunda y su plataforma Sumar. Acudió, a diferencia de los dirigentes de Podemos, al acto de lanzamiento del partido, el pasado 2 de abril en Madrid, escenificando sus diferencias con la formación morada.

En las elecciones municipales y autonómicas del 28M, IU amplió sus alianzas con Podemos a diez de las 12 comunidades en juego y a las principales ciudades, pero aun así la coalición sufrió un importante desplome respecto a los resultados de 2019. Tras estos comicios, y ante el anuncio del adelanto electoral, Garzón fue uno de los primeros en respaldar la candidatura de Díaz para las generales del 23 de julio.

Ahora, a pesar de retirarse de la primera línea de la política, ha anunciado que seguirá como coordinador general de IU, "trabajando en Sumar para hacer a Yolanda Díaz presidenta del país", y la propia ministra ha señalado que ya forma parte del equipo de economistas de este proyecto. En su mensaje de despedida, publicado en redes, lanza lo que se puede interpretar como dardos a Belarra y Montero: "Como republicano, siempre he creído en la renovación de los representantes [...] Ahora que entramos en una fase nueva, creo que es un momento estupendo para dejar que otros compañeros y compañeras puedan aportar sus energías y conocimientos".

Con su trabajo en Sumar, el economista seguirá tratando de unir a la izquierda, lo que consiguió en parte con aquel pacto con Iglesias en 2016. Ahora, los tiempos han cambiado y el viento ya no sopla a favor de su espacio político, pero su papel puede ser aún relevante para coser heridas y evitar una división que podría ser letal en las próximas elecciones.