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Mosquitos tigre en enero: un invierno excepcionalmente cálido multiplica los riesgos asociados a estos insectos

  • Se han avistado en Barcelona, mientras que algunas poblaciones en el sur de España han dejado incluso de hibernar
  • Estas especies son vectores de enfermedades como el dengue, el zika o la fiebre amarilla

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Mosquito tigre
Algunas poblaciones de mosquito tigre en el sur de España han dejado de hibernar por las altas temperaturas

Que haya mosquitos en enero es extraño, o al menos así lo era hasta ahora. Los avistamientos de mosquito tigre en estas fechas se han multiplicado en los últimos años, y lo han hecho especialmente en la entrada de este 2023, tras el diciembre más cálido desde que hay registros, según la AEMET.

El mosquito tigre, una especie invasora asentada en España desde 2004, suele tener actividad entre abril y noviembre. El resto del año hiberna en huevos, pero eso ha empezado a cambiar. El proyecto de ciencia ciudadana Mosquito Alert ha llamado la atención sobre su presencia en Barcelona en los primeros días del año, mientras que en el sur del país varios estudios alertan de que algunas poblaciones de este insecto han logrado adaptarse y ya no necesitan hibernar.

A diferencia de Cataluña, donde la situación viene marcada por unas temperaturas más altas de lo habitual en las últimas semanas, en latitudes más meridionales "no es que necesiten un invierno especialmente suave, es que el invierno siempre es lo suficientemente suave para ellos", señala a RTVE.es Roger Eritja, investigador del CSIC y entomólogo de Mosquito Alert.

No es que necesiten un invierno especialmente suave, es que el invierno siempre es lo suficientemente suave para ellos

Para Frederic Bartumeus, ecólogo también del CSIC, "es sorprendente" el avistamiento de mosquitos tigre en estos días del año. "Son observaciones anecdóticas pero consistentes en los últimos años. Los otoños y entradas de invierno más cálidos provocan que las poblaciones de mosquitos, que normalmente tienen el pico en verano, continúan resistiendo y su temporada se alarga un poquito", explicaba en La hora de la 1.

Mayor riesgo de dengue o zika

Una mayor presencia de mosquitos no solo conlleva más picaduras molestas, sino que eleva el riesgo de transmisión de enfermedades como el dengue, el zika, el chikungunya, la fiebre del Nilo Occidental o la fiebre amarilla. "Puede haber brotes locales. De hecho, en Europa los ha habido ya", explica Eritja. Se refiere a los casos de dengue detectados el verano pasado y en años anteriores, cuando turistas que habían viajado al Caribe, donde había una epidemia en el momento, volvieron contagiados de esta enfermedad.

"Estos casos son preocupantes porque hasta ahora que llegó el mosquito tigre a España no eran más que una anécdota. Te habías ido al extranjero, te habías infectado, te trataban a la vuelta y ya estaba. Pero ahora la gente vuelve portadora de un virus del que sí que hay un mosquito que es capaz de transmitirlo", apunta.

Además del mosquito tigre (Aedes albopictus), originario del sudeste asiático, hay otras especies invasoras con capacidad de transmitir virus, como el Aedes aegypti (mosquito de la fiebre amarilla) o el Aedes japonicus (mosquito del Japón). Expertos como Eritja siguen de cerca al Aedes aegypti, "un vector más eficaz" para enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla. A diferencia del mosquito tigre, asentado en la Península Ibérica, la presencia del aegypti todavía no se ha generalizado, por lo que es especialmente importante erradicarlos a partir de sus primeras detecciones.

Para facilitar estas detecciones nació Mosquito Alert, un proyecto lanzado por varios centros de investigación, el CEAB-CSIC, el CREAF y la UPF, pero en el que los protagonistas son los ciudadanos. A través de una aplicación, cada persona que aviste un mosquito puede subir una foto de este, o bien de su picadura, una información que revisan expertos, y que sirve además para crear un mapa interactivo y de acceso libre con todos los avistamientos. Los datos se envían también al Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias (REVISAR) -un organismo que, con Fernando Simón al frente, se hizo especialmente conocido durante la crisis del coronavirus-, que elabora estrategias de prevención.

Plaga de mosquitos: "Las poblaciones de mosquitos que hacen el pico en verano continúan resistiendo" - Ver ahora

A pesar de los riesgos que comportan estas especies, Eritja aclara que, gracias a sistemas sanitarios como el nuestro y al actual control de plagas, "la posibilidad de que haya epidemias de estas enfermedades es mucho más baja". Respecto a la malaria, transmitida por otro género de mosquitos, los anopheles, sería "muy difícil" que volviera por los hábitats que elige esta especie y por las actuales condiciones sociosanitarias, muy distintas a las de antes de 1964, cuando se declaró erradicada esta enfermedad en España.

¿Será lo normal tener mosquitos en invierno?

Ya en 2014, investigadores de la Universidad de Murcia y la Universidad de Zaragoza confirmaban por primera vez la presencia del mosquito tigre en invierno en Europa, concretamente en Murcia. Por lo general, esta especie desaparece a finales de noviembre, cuando se mantiene en los llamados "huevos de resistencia" o hibernantes, programados para no eclosionar hasta la primavera siguiente, aunque esto ya puede haber cambiado en el sur de nuestro país.

La pregunta que se hacen los entomólogos ahora es si esta presencia de mosquitos en los meses más fríos del año es cosa de un invierno más cálido de lo normal, dentro de la variación térmica habitual, o si esta será la nueva normalidad a medida que avance el cambio climático.

Para Eritja, esto último no se podrá saber hasta que hayan pasado años y se pueda analizar la tendencia a largo plazo. Además, advierte, puede ser que las temperaturas sean más altas, y por lo tanto el ambiente sea más propicio para los mosquitos, pero otra consecuencia de la crisis climática en la Península Ibérica es que haya sequías más largas e intensas, lo que puede perjudicar a estas poblaciones. "Igual la temperatura es adecuada para los mosquitos, pero no hay mosquitos porque no han encontrado agua para reproducirse", ejemplifica.

En la misma línea, Bartumeus explica que la temperatura óptima para los mosquitos ronda los 25 grados, por lo que "veranos muy tórridos como los que puedan venir con el cambio climático igual les van peor a los mosquitos".

Participación ciudadana contra la expansión de los mosquitos

Para evitar una expansión de estas especies invasoras y el riesgo de enfermedades que esto conlleva, es clave la participación ciudadana. "Muchas veces se originan en el interior de los domicilios. Algunos de los focos principales del mosquito tigre son cubos, platos bajo las macetas o fregaderos en jardines o en los patios", explica el científico del CSIC. Son lugares donde las administraciones no pueden llegar, por lo que es "imprescindible que la gente colabore".

Lo que sí pueden hacer las autoridades son campañas informativas para pedir, por ejemplo, que se cambie el agua de estos recipientes una vez a la semana, y también controlar las poblaciones en lugares públicos como los embornales del alcantarillado -las rejas a nivel de calle por donde entra el agua-.

Campaña de control del mosquito tigre en Valencia

Campaña de control del mosquito tigre en Valencia EFE

En todo caso, Eritja recuerda que "erradicarlos es imposible" una vez que una especie como el mosquito tigre se ha asentado en toda la costa mediterránea. "La única opción que tenemos con los mosquitos invasores es pillarlos cuando acaban de llegar en una localidad concreta, tener la suerte de detectar las primeras hembras", apunta. Es lo que se ha hecho en Canarias, donde se ha logrado erradicar las primeras poblaciones de Aedes aegypti gracias a que "se actuó eficazmente".

No solo mosquitos: flores y procesionarias se adelantan por el calor

Más allá de los mosquitos, este invierno excepcionalmente cálido ha provocado que especies de plantas, como los rosales de montaña de Cataluña, adelanten su floración cuatro o cinco meses antes de lo habitual. Así lo han notificado otro proyecto de colaboración ciudadana, el observatorio Ritmenatura, que también ha advertido de la floración precoz de retamas tres meses antes de lo que acostumbrarían o la del gamoncillo, una pequeña planta que ha empezado a florecer con tres meses de antelación.

Estos cambios en las floraciones tienen consecuencias: se alarga el período en que las plantas están activas, por lo que aumenta su consumo de agua y las flores están más expuestas a las heladas, reduciendo su fertilidad. Además, puede ocurrir que las flores se abran ahora pero que los insectos no aparezcan todavía y, por tanto, haya problemas en la producción de frutos por falta de polinización, según recoge el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), adscrito a la Universitat Autònoma de Barcelona.

También gracias a voluntarios, en este caso del proyecto AlertaForestal, se ha detectado que la procesionaria del pino, una plaga típica de este árbol, ha adelantado su bajada al suelo casi dos meses en Cataluña.