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Elecciones Brasil

Las mujeres brasileñas que plantan cara a Bolsonaro: "Su llegada al poder despertó la conciencia feminista"

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Brasil y la escasa presencia de mujeres en política

"Dios, bandera y vida" o "Dios, familia y libertad" han sido los dos eslóganes más repetidos por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Palabras que no tenían cabida en el guion de un thriller de ficción, basado en hechos reales sobre los derechos sexuales y reproductivos, que estuvo escribiendo durante cuatro años Juliana Reis. La palabra "vida", subraya, tiene una enorme carga política y "sirve para atraer a los religiosos, a los reaccionarios y a los fundamentalistas que no respetan la libertad de las mujeres". La suya, recuerda, es una sociedad mayoritariamente religiosa donde el machismo sigue muy enraizado.

Reis lleva desde 2005 investigando la realidad de las mujeres que deciden abortar. En Brasil se permiten solo 2.000 abortos legales y seguros cada año, aunque el mismo Ministerio de Sanidad oficialmente reconoce que más de un millón de brasileñas interrumpen el embarazo de forma clandestina o viajando a terceros países. El código penal de 1940 penaliza la interrupción del embarazo cuando es resultado de una violación, si supone un riesgo para la salud de la mujer o cuando existen malformaciones fetales que son incompatibles con la vida extrauterina. Entre 2008 y 2017, dos millones de mujeres fueron hospitalizadas por complicaciones y más de 4.400 murieron por causas relacionadas con las interrupciones espontáneas o provocadas de la gestación entre 2000 y 2016.

Los datos, dice Reis, son tan importantes como alarmantes. "Cuando escuché por primera vez a Bolsonaro en 2018 pensé que tenía que hacer algo", asegura en una videollamada desde Río de Janeiro con RTVE.es. La indignación ante este discurso antiabortista la llevó a crear, con otras cinco compañeras, la ONG 'Millas por la Vida de la Mujer' (Milhas pela Vida das Mulheres). "Nunca hemos hecho nada ilegal como nos dicen, ayudamos a las mujeres a viajar a países vecinos como México, Colombia y Argentina, donde pueden abortar de forma segura", justifica. Informan de los riesgos de los abortos clandestinos y garantizan un espacio seguro donde las mujeres pueden obtener toda la información sobre el procedimiento. "Somos seis, pero la red es muy amplia. Nos ayudan abogadas en los trámites, también doctoras y ginecólogas", añade.

El aborto es uno de los tantos derechos que claman las mujeres brasileñas. Ellas componen el 52,3% del electorado; y el discurso ultraconservador de Bolsonaro le aleja del voto femenino. Su rival, el izquierdista Lula da Silva, que lidera los sondeos de las elecciones de este domingo, tampoco se atreve a hablar del aborto para no ganarse la enemistad de las comunidades religiosas. En una encuesta reciente de Datafolha apunta que al menos la mitad de las mujeres no votará al candidato ultraconservador, anticipa que el voto femenino representan el 49% de intención de voto para al Partido de los Trabajadores (PT) ante el 29% del presidente actual.

El feminismo como reacción ante el bolsonarismo

"Bolsonaro ha venido para despertar la conciencia de las mujeres", asegura Juliana Notari, artista brasileña que lleva años creando esculturas de vulvas gigantes para denunciar las políticas machistas de presidente ultraconservador. "Nunca ha pensado en los derechos de las mujeres, nos menosprecia y lo que nosotras queremos no tiene nada que ver con sus propuestas", dice la artista. Según el Informe Global de Brecha de Género 2021 del Foro Económico Mundial (WEF) entre 156 países, Brasil ocupa el puesto 96 en paridad de género y el 25 entre los 26 países analizados en América Latina.

El machismo en Brasil es estructural y está muy enraizado en la sociedad, explica Esther Solano, doctora en sociología y profesora de la Universidad Federal de Sao Paulo. El gobierno ultraderechista, dice, ha tenido tres grandes consecuencias para las mujeres: "Ha desmontado todas las políticas públicas relacionadas con las mujeres, como la salud sexual de la mujer y educación sexual; ha colocado a la mujer en el papel de la mujer sumisa y en un lugar mucho más secundario; y su discurso machista y violento contra las mujeres ha legitimado insultar o agredir a una mujer".

Esto se ha producido en un contexto en el que cada diez minutos una mujer es violada y cada siete horas se produce un caso de feminicidio, según datos del Observatorio para la Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que además recoge que solo en 2020 hubo 4.576 feminicidios en la región. "La actitud de Bolsonaro de arrojar siempre contra los derechos de las mujeres en comparecencias públicas ha sido nocivo y ha hecho aumentar los índices de agresiones y maltrato", argumenta Solano.

"Las mujeres nunca se han movilizado tanto para votar porque este es un país muy machista, donde la política sigue siendo predominada por los hombres y las ha llevado a ellas a ser un electorado silencioso", añade. El movimiento feminista en los últimos años se ha reforzado como reacción a la "misoginia Bolsonaro", explica la especialista. En los últimos meses, ha destacado un movimiento de mujeres en política muy importante. En los debates electorales "los temas de feminismo han aparecido como agenda prioritaria, algo que nunca se había visto antes", concluye.

La censura artística

Notari lleva años exponiendo las heridas y los traumas de las mujeres brasileñas en forma de esculturas de resina de vulvas gigantes que emergen desde la tierra rodeada de rojo sangre. Una de ellas mide seis metros de profundidad, 33 metros de largo y 16 de ancho en una montaña del estado Pernambuco al nordeste de Brasil.

"El noreste cañero es extremadamente patriarcal. En monocultivo se ve una gran herida en el suelo, en el cuerpo de la tierra, de ahí la necesidad de sus dimensiones superlativas", describe su obra. Su arte pretende provocar, hacer reflexionar y remover conciencias sobre la situación "de represión y violencia atribuida al cuerpo de las mujeres a lo largo de nuestra historia patriarcal". Sin embargo, no ha sido una tarea fácil desarrollar estas vulvas gigantes en el brasil de Bolsonaro.

La censura ha acallado a artistas, periodistas y escritores críticos. "No soy la única que se ha enfrentado a problemas por expresar mis inquietudes, también otros compañeros que abordan cuestiones de género en sus creaciones artísticas han sido atacados, pero seguimos trabajando", asegura. Su política ha sido un duro golpe contra la cultura, recuerda, que su país ha sufrido durante estos años un apagón cultural con la extinción del Ministerio de Cultura. "Es consciente de que el arte tiene la capacidad de disputar narrativas, generar preguntas y reflexiones", dice Notari.

Ella lleva muchos años trabajando sobre todo lo que rodea los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. "El feminismo en mis obras tiene mucha poética de trauma", confiesa. Se refiere al trauma de las mujeres que viven en un país donde la violencia está a la orden del día. Datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública señalan que en Brasil las niñas y niños menores de 14 años suponen el 61,3 % de las más de 66.000 personas que han sufrido violencia sexual en 2021. Además, señala que la violencia ha aumentado entre las menores: al menos 35.735 menores de 14 años fueron víctimas de violencia sexual el año pasado en Brasil, la mayoría de ellos por parientes o conocidos cercanos. De este grupo, las niñas son las principales víctimas, con el 88,2 % de los casos. De ahí que Notari, con las "vaginas gigantes", pretenda llamar la atención sobre este momento histórico en Brasil: "Las mujeres hemos visto aumentar la misoginia, el machismo y la violencia contra nuestro cuerpo".

Las mujeres indígenas

Una violencia que sufren doblemente las mujeres indígenas. De hecho, Cristina Julia, de la comunidad Pankararu en Caatinga en el noreste de Brasil, recrimina a Bolsonaro haber incentivado la posesión de armas. Para ella, "decir que un buen ciudadano es el que posee armas es terrorífico, sobre todo por las mujeres". Es una ley, asegura, que han sufrido los colectivos más vulnerables. "Hay más armas e impunidad. Hemos visto aumentar los índices de homicidios en las comunidades indígenas", señala.

14 horas - Miles de mujeres indígenas piden a Bolsonaro políticas de igualdad

Juliao lleva más de 20 años dedicada al activismo social, representando a las mujeres y a hacer que su voz se escuche más allá de la Amazonía. Recuerda que ellas sufren una doble discriminación histórica por ser mujeres y por indígenas. La falta de políticas públicas en los últimos años las ha situado en una posición mucho más desaventajada con respecto a las demás mujeres. Por esto han protestado por la defensa del medioambiente y de la agricultura familiar ante lo que tacha de "políticas genocidas" del Gobierno de Bolsonaro.

"El ultraderechista le otorga privilegios a los grandes industriales del campo", denuncia. Ellas se oponen a nuevas demarcaciones de tierras que pretende abrir reservas a actividades mineras. Las "amenazas" a la región amazónica del mandatario brasileño han sido motivo de manifestaciones y protestas durante estos cuatro años. No se sienten representados por las políticas de Bolsonaro y tampoco tienen mucha confianza en Lula.

Hay que recordar que el ultraconservador llegó a la presidencia gracias, en buena parte, al voto del 50% de las mujeres, según la encuesta de Datafolha tras las elecciones de 2018. Pero estas mujeres han visto durante su mandato cómo sus derechos se han ido deteriorando. Ahora, coinciden todas, el voto femenino aspira a decantar el duelo entre los dos aspirantes al mando de Brasil.