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Bienvenidos a territorio de Van Morrison: un paseo musical por Belfast

  • El este de Belfast es un paisaje omnipresente en las letras del artista. Recorrerlo es pasear su repertorio
  • Una ruta turística recorre los puntos clave que definieron la personalidad y música del conocido como León de Belfast

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Más cerca - Belfast: la geografía lírica de Van Morrison

Llueve en Belfast. Bromean los locales diciendo que existen siete tipos de lluvia aquí: lunes, martes, miércoles… Es viernes y podemos dar fe de que el proverbio se cumple cual profecía. El tiempo no imposibilita nuestro encuentro con Ad Bolkin, un historiador, veterano del ejército, que tras haber servido en Irak o Afganistán, se dedica a investigar a su ídolo: Van Morrison.

Celebridades y leyendas en la entrada de Belfast Este

‘Welcome to Van’s land’ (Bienvenidos al territorio de Van Morrison) - nos dice a modo de presentación. Estamos en la entrada de Belfast Este frente a un mural dedicado a las glorias que ha dado esta zona de la ciudad. 'East Belfast, where Georgie Knows Best' canta Morrison en Ancient Hightway en un juego de palabras que homenajea al futbolista que da nombre incluso al aeropuerto de la ciudad. Ambos, George Best y Van Morrison, están ahí, en la obra titulada Celebridades y leyendas.

Una placa en el 125 Hyndford St. dice: aquí vivió el compositor Van Morrison. Está cantado. On Hyndford Street where you could feel the silence at half past eleven. En la calle Hyndford donde podías sentir el silencio a las once y media. La vivienda, hoy en restauración y medio oculta por unos andamios, es una casa humilde de ese ladrillo tan típico en esta ciudad.

En esta zona vivían los obreros de las distintas fábricas cuando la capital norirlandesa era un polo industrial. Ese pasado también se recuerda en forma de paredes pintadas. La Historia siempre en los muros de esta ciudad. En los astilleros Harland and Wolf trabajaba su padre como electricista hasta que vinieron mal dadas y se fue a trabajar a Detroit. De Estados Unidos traía música, blues y jazz… hasta componer una de las mayores colecciones de discos del país. Habitual de la tienda Atlantic Records en el centro de la ciudad, solía acudir allí con su hijo. Allí fue donde Morrison compró su primer disco: Ray Charles.

En ese hogar del número 125 de la calle Hyndford, la música se respiraba. También su madre, trabajadora en las fábricas, cantaba y tocaba varios instrumentos. En los 70, cuando siguiendo a su hijo se trasladaron a EE.UU. regentaron una tienda de discos. En alguna ocasión, tras su regreso a Belfast, Violet se subió al escenario con su nieta Shanon Morrison, también intérprete. De generación en generación pasó la música que sonaba –lo dice la canción- en esa casa donde Van nació. Allí escuchó a Leadbelly y Blind Lemmon. A Sonny Terry, Brownie Mcghee o Muddy Waters. Gustos eclécticos que conformaron a un músico con un sello personal inclasificable.

Mientras avanzamos por East Belfast hasta llegar a Elmgrove Primary School en cuyas aulas se sentó Morrison, Bodkin nos cuenta batallas de los 130 conciertos a los que ha asistido. Tiene compradas entradas para dos más próximamente. Nos habla de los encuentros de los vanfanatics, nos enseña memorabilia y fotos. Repasa las bandas de las que su ídolo formó parte siendo muy joven y los garitos de la ciudad donde tocaban: The Sputniks, Them, The Thunderbolts o The Monarchs con quien Morrison tocó por primera vez en el extranjero cuando se fueron de bolo a Alemania.

Códigos QR para escuchar la geografía de Morrison

Decidido a dedicarse a la música, necesitaba dinero lo cual le llevó a trabajar como limpiador de cristales. Cleaning Windows (Whast’s my line? I’m happy cleaning Windows). Avanzamos. Pasamos la panadería que desde el otro lado de la calle podía oler Morrison en una de sus canciones y el Kingdom Hall donde acompañaba a su madre a los servicios religiosos; los cines donde veía películas de vaqueros o la tienda de la esquina donde los jóvenes de los años de los 60’ del siglo XX compraban sus primeros cigarrillos que quizá fumaban en The Hollow. Hasta este parque llegamos. Nos detenemos. Bodwin nos enseña los códigos QR que hay repartidos a lo largo de la ruta y que permiten escuchar parte de las canciones en el lugar donde adquieren todo su significado. Las tenemos en mente. Y escuchar las historias apasionadas de quien posiblemente tuvo una juventud que recorrió las mismas calles es vibrante.

The Hollow es un parque donde se articulaba la vida. Aquí apareció la chica de los ojos marrones - Brown Eyed girl, una de las canciones míticas del autor, millones de veces reproducida en las radios de todo el mundo. (Where did we go/ days when the rains came/ down in the hollow playing a new game – Donde vamos los días de lluvia, al Hollow a practicar un nuevo juego).

Si seguimos el sendero llegamos a Orangefield park. A un lado estaba el colegio de chicas, al otro el de chicos. El lugar se antojaba ideal para nuevas experiencias de los adolescentes recogidas igualmente en el repertorio de Morrison. How I loved you then in Orangefield. Like I love you now in Orangefield. And the sun shone on your hair, when I saw you there in OrangeField / Como te quise entonces en Orangefield. Igual que te quiero ahora en Orangefield. El sol brilla en tu pelo cuando te veo allí, en Orangefield.

Tres kilómetros y medio de varias décadas de historia de la música

Entramos en Cyprus Avenue, una alameda arbolada con viviendas grandes y más lujosas que contrastan con las de ladrillo vistas dos calles atrás. Bodkin se emociona al recordar su posición en primera fila en los dos conciertos con los que Van Morrison celebró aquí su setenta cumpleaños. "No la tocó", nos comenta. Busca su móvil y le da a reproducir. Mientras escuchamos, seguimos caminando calle abajo hasta toparnos con la iglesia de St. Donalds donde se casaron los padres de Morrison y cuyas campanas –seis- repican en alguna de sus letras. No se escuchan ahora como tampoco oímos el tren. No hay ya vías pero las hubo. Y están en un cancionero que aquí toma forma como si fuera un mapa. Love to hear that evening train go by, specially when my baby is on my mind. Me encanta escuchar pasar al tren de la noche, especialmente cuando pienso en mi amor.

Llevamos buen rato caminando bajo la lluvia, pero Bodkin podría seguir hablando largo y tendido. Hemos caminado tres kilómetros y medio y varias décadas de historia de la música. Recientemente, Morrison ha dado forma a la banda sonora de la película Belfast de Kenneth Brannagh. El director creció a pocas calles de aquí. Eran años complicados. El tema central Down to joy, esencialmente la alegría. De alguna forma ambos han vuelto si es que alguna vez se fueron.

Van Morrison vive en Holywood, un barrio a las afueras de Belfast no muy lejos en distancia aunque a años luz de este barrio que es huella, memoria y música. Dicen que de vez en cuando, como ayer, Van Morrison toca de forma discreta en pequeños garitos de Belfast. Es una excusa como otra cualquiera para venir aquí. Quién sabe. Tal vez lo encontremos.